Monday, July 30, 2007

Talle de Pantera

El señor de los milagros es también domador de vaquitas
suma y resta peces con tal soltura como si se los sacara del bolsillo
duerme soles y pinta ranas, y la gente que lo ve se siente irremediablemente atraida
por tanto desenvolvimiento
tanta pedantería elegante.

El señor de los milagros no piensa que él es peor que ese montón.
Jamás cruzó por la cebra y de hecho pisa muy poco la calle.
Anda en su Pantera Negra, tan sobria y desproporcionada,
haciéndola sufrir y rugir.
Rompe con el silencio y los sonidos del sueño
en su Pantera Negra, tan ajustada, tan al talle de pantera.

El señor de los milagros siempre usará una sonrisa lustrada
y jamás se mostrará con un diente mal planchado o un ojal sin dormir.
Su calzado es pura compostura.
Sus medias no se rebajan.
Duerme en una cama cuadriculada, un cuadro sí, un cuadro no, un cuadro sí y un cuadro no.
Si es que duerme.

El señor de los milagros no interpreta los ambientes ni las multitudes. Está seguro que su fórmula remanida tiene que ser útil y se aparece en Zaire con dos perros pastores.
No comprende cuando nadie lo saluda, tan predispuesto a repartir estrecheces.
Demasiado tallerismo no es de su agrado, pero tampoco se siente a gusto en los burdeles.
Quiere comprar pero no ser visto y pierde jirones de almita en el intento.
Deja una moneda todos los días en el frasco de propinas de la Muerte
en la esperanza de que no le recuerde su existencia.

El señor de los milagros no gusta de respuestas de ningún tipo.
No le interesan por más que las pida. Y si alguien le da muchas será inmediatamente despedido:
"Lo importante es el envase, no el contenido."
Sale de noche en su Pantera Negra y llega a la Disco justo a tiempo, en el preciso momento en el cual el reloj interno de su VIP determina el ingreso. Enciende preciso un cigarrillo, si es que ese día fuma o destapa un agua mineral con un auténtico plop Cartier, quedándole tiempo para besar un hombro descubierto o acariciar un nudillo.

El señor de los milagros también es domador de vaquitas.
Jamás me quedarían bien sus botas.

2 comments:

Sancho said...

Usté me parece que es un surrealista postmoderno tanguero fumarrón (anque no bufarrón)que empieza a desplegar dignos rayos de color forma y contenido de semejante discurso. Permitame felicitarlo por este defile de extrañas figuras que nos contemplan con burlón mirar en una caravana interminable que se hunde en el olvido con su mueca espectral.

La Fiera said...

Filoso
el anecdotario
del milagrero
y la pluma
gambeteadora
de quien
no quiere
usar sus botas.

muy bueno gilga!