La cera cae como una lágrima por el costado liso de la vela.
El olor que se desprende de ellas (de la cera, del fuego, del aire)
es filoso, agudo, tanto como para penetrarme
por dos orificios expuestos en mi cara que no pueden dejar de sentirlos.
La noche es tan oscura, la luz es tan breve,
tiembla la llama, como huele tiembla.
Se imitan, una a otra las velas. Su altura es similar,
la lágrima que ha quedado quieta en uno de sus costados
es escultura donde antes había liso y ya no es una lágrima.
Ahora no temen las llamas. Se mantienen erguidas.
Triangulares con su base redondeada
y apenas puedo adivinar que se pierden en un alto reflejo casi anaranjado.
La llama se hace cada vez más finita pero nunca llega a su vértice.
Una ha crecido un poco más. Es más alta. Aquella, donde, en el vaso,
un montón de lágrimas arracimadas en cera
trepan hasta el pie de la vela y tocan con sus manos suplicantes
el lugar de donde han sido expulsadas y a donde ya no podrán volver.
El tiempo se sucede de este modo: escucho el tren que pasa tocando bocina,
el bramar de sus ruedas contra la vía, ahora otra vez la bocina,
otra vez, ya un poco más lejos, como si no quisiera irse;
la reunión familiar de mis vecinos: las voces más agudas de las mujeres,
los niños ya menos, por la hora, los choques de los cubiertos en los platos,
las manos pisándose unas a otras en desordenados clústers en el piano;
arriba unos pasos, más cerca, el impasible andar del reloj
que no necesita de nada para seguir.
Son dos velas las que me tomado el trabajo de posar
sobre dos vasos de plástico amarillos.
El calor de la llama parece poco, más si se siente como frío
el viento que se escucha afuera siseando entre los árboles…
lejos, pero por poco que sea parece suficiente.
Lo sé breve, lo sé un momento, pero espero, miro, confío y creo.
Ya no queda tiempo. Ya no hay más ceniza.
La cera derretida se escapa de la cumbre y cae
lentamente, por la ladera de la vela. Tan lentamente que cuando la miro
ya está quieta, ya es otra vez parte de ella (de la misma vela)
y va formando los cimientos de esa torre increíblemente erguida,
desde antes, desde siempre.
Tuesday, November 13, 2007
Sonata
Publicado por daniel en 12:06 PM
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5 comments:
Alucinante Tano. Se sienten los segundos.
Bienvenido a casa.
Grande Tano, al fin te metiste.
Esto es muy bueno. Pero queremos más.
Bien Tano! un placer tenerte por acá.
Y ya que estamos, tocate algo, no seas ortiba, dale, una que sepamos todos, dale Tano, daleeee......
Good for people to know.
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