Era como tomarme a mi abuelo.
una costumbre olvidada, desconocida, perezosa entre una rodaja de limón y el vidrio.
Era como tomarse un rubí licuado
o un trago de kriptonita, si hubiera sido roja.
Un recuerdo de los cincuenta que nunca tuve
olía a mostrador de estaño
a bar de Rioja y Belgrano
a rejilla sucia y húmeda, curtida de mesas
a bandeja de acero, lustrosa, pesada
a trípode de aceitunas, palitos y manises.
Era el sobreviviente de una especie extinta
la de los aperitivos, digestivos, bajativos
que vinieron de Europa en barcos que exudaban inmigración.
Era de aquellos años en los cuales
el saque de costado era el ougol y el arquero era el kiper.
El chofer, el motorman.
Y los burros pagaban sport y no dividendos.
Era como tomarme a mi abuelo, y a todo un Buenos Aires
que quedó y no quedó
que se encuentra y se pierde ya cercano al riachuelo
en Barracas, Pompeya o Patricios.
Era de cuando la tónica era Indian,
y el Campari, era el Bitter.
Friday, January 25, 2008
Era el Bitter
Publicado por Gilgalad en 7:57 AM
Etiquetas: Por alcohol al arte
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3 comments:
Muy bien!
Qué estás tomando Gilga?
Hesperidina?
O alita de mosca?
Esta vertiente poe´tica narrativa sin maquillaje, nostálgica porteña, me encanta.
"Era como tomarme a mi abuelo" (!)
Muy bueno.
Alita 'e mosssssssssssca!!!!!!!!
con Bush, Benedicto y no me acuerdo del tercero!
que lindos recuerdos trae el coloradito de cuando todo era mas noble...
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