Sunday, March 30, 2008

Creí que iba a comprar un auto


pero yo no sé
comprar autos.
Sé comprar guitarras
single malts
y esas cosas.
A la media hora de andarlo
entró a echar humo
me quedé clavado entre el peaje
y la villa. Sin banquina siquiera.
Dejé el Volvo; volví atrás, esquivando a pulso
camiones y puteadas, bajo el sol de Ausa a buscar agua
porque el humo en realidad
era vapor.
Crucé la autopista por arriba:
La sensación
es la de atravesar una fábrica de peligro,
por unos puentecitos metálicos para operarios
donde apenas cabe una persona
subí y bajé esas miniescaleras industriales
las más empinadas que vi en mi vida.
No tenía botella. Del otro lado me ofrecieron
un viejo bidón con restos de detergente perfumado.
La amabilidad de esas chicas
fue el beso del destino en la jornada.
Volví al Volvo
con agua para ese pobre motor caliente que lo hirvió.
Arrancó igual,
atrás quedó el asentamiento 31
y otra vez; el vapor, riéndose
entró a soltar señales apaches por el capó
atrayendo a las almas circundantes.
¿seré parte de una película?
Hace veinte años que
intento comprar un auto.
Ilusión imposible
en la cual reincido
como viento necio del desierto
que se entusiasma y cree desatar diluvio.
Dos décadas ignorando
que si los autos no quieren, no quieren.
Cuatro lustros de negligencia
en vez de mantenerme
en las guitarras
y el escocés.

9 comments:

La Fiera said...

Tenés que agradecerle a la noble máquina sueca que no te dejó embaucar por un usurero.

Sigamos adelante, con nuestra música y nuestros tragos, que en definitiva son lo que nos alegra la vida.

Nuestras vidas de pescadores nunca tendrán que ver con un rodado, ni aunque sea último modelo.

El guardian de la maldita ota said...

no me quedo claro, finalmente el "Honesto Joe" te virlo la viyuya o estabs probando la maquina?

Gilgalad said...

El Honesto Joe te hizo la de los gitanos de Snatch.

Menos mal que se humeó en la prueba y no una vez erogado el monto.

Ahora hacé el siguiente ejercicio: cerrá los ojos e imaginate hoy lunes, con 10 cuotas mensuales de 2100 pesos por delante y con el auto varado en Finochietto con el sistema de refrigeración roto y un arreglo estimado en 5500 pesos.

Ahora abrí los ojos y respirá tranquilo y dejate de jugar al astronauta.

Es la venganza del ficus!

el gloria said...

alguna gente tenemos una suerte de cualidad: si realmente estamos seguros de que algo es un buen negocio, es el momento de invitar a una buena comida a nuestros amigos abogados y contadores porque seguramente necesitaremos su ayuda pronto.
pero esta cualidad se complementa con otra: en lineas generales no solemos tener amigos abogados o contadores y seguramente ningun amigo ficus

Gilgalad said...

Lo que no entiendo es... al final dijiste que el Honesto Joe te daba la posibilidad de pagar en cuotas y resulta que te quería encajar pescado podrido!

Y ese es pariente? No te digo... una vez más se aplica la máxima serrana "la familia es la muerte del artista"... y yo agregaría: la muerte del artista, de la confianza en el género humano y de la industria del automóvil.

El guardian de la maldita ota said...

los abogados nio tienen amigos, solo clientes y en el mejor de los casos, cómplices.
y la familia parece ser también, la muerte del ficus.

Homero Beltrán said...

Mmm. Tuviste suerte, gente solidaria pero de pocas pulgas: una vez mi viejo le vendió un 504 (el cholo) a un cabo de la cria. 51 de lanús, y se le quedó frente a la villa zabaleta. Vestía, para su desgracia, pantalón azul y camisa celeste. Y lucía, pelo cortito al ras. Resultado: se lo incendiaron.

Tal vez tengas que ver con un tallerista qué tiene, y reofertar en consecuencia. El Volvo 94, seguro, cuadrado (indicado para gente no cuadrada) y automático es una tentación.

Sancho said...

Bueno: lo lindo es que desperté comentarios. Todos merecen réplica. A los que preguntan por Joe; se portó bien. Es más, se comió el garrón de un estacionamiento céntrico que salía 160 pesos del sábado al lunes. Y en el mismo sentido: usen la cabeza muchachos; si el tipo me lo da para porbar cuanto tiempo quiera, evidentemente no me mete el perro.
El Gloria: en efecto, no tengo amigos abogados ni contadores. Ni hago buenos negocios. A lo sumo, el azar o la suerte, o ganar una rifa de muñecos hechos con globos en un cumpleaños.
Astor: Tu anécdota del 504 es fantásticva. Un perla que deberías desarrollar para su publicación en pescadores.

Gilgalad said...

Ese es el final de El Cholo. Pero fue uno de los únicos autos del grupete desde antes de salir del secundario hasta ya entrada la juventud.

Un 504 color champagne. Una masa total.