Wednesday, September 17, 2008

La radio




No voy a entrar en la estupidez de decir que, como no se ve, a uno le incita la imaginación lo que sale del aparato. Hoy la radio me sigue acompañando, pero es como un comentario molesto, del tipo consejo de un experimentado, que a uno a veces escucha el final, y eso nos da el pie a prestarle atención por un rato. Así vivimos. Pues aquí van mis escuchas, por si le interesa a alguien:
FM. No sé porque pero hace años que no escucho la roch and pop. Como a los Ramones, que me gustan, pero ya no puedo poner un CD de ellos. De vez en cuando me sorprenden en… alguna radio, o en la cortina de algún programa de TV que la va de vertiginoso. Vuelvo a la R&P. Alguna vez, hará una década, fui fana de Boby Flores (ahora anda haciéndose el cool en Kabul-a mi entender la que mejor programación musical tiene desde la óptica rock/pop-, la última del dial). Compartía este gusto con un amigo, que llegó a traer a las vacaciones (él llegó una semana más tarde) un programa grabado en casete. Lo de la R&P today, entonces, apenas lo puedo considerar. Así que tómese en esa situación: temprano a la mañana está la Vernaci, que la verdad nunca escuché, pero el programador no se da cuenta que la negra es para, por lo menos "tirando la noche". Se quiso hacer el original, el programador, y le salió bien, porque debe cumplir con las pautas. La negra a la tarde entrada, es otra cosa. Realmente se va al pasto, pero a veces abusa del costumbrismo, lo que le quita encanto. Demasiado “chorga”. Pero viene bien un bálsamo de relajo a esa hora.

Vuelvo a la mañana, la segunda en este caso: Pergola. Ufa, qué fácil pegarle, que es un comerciante y no es rebelde. Qué novedad. Pero tiene un dejo de la buena porteñidad. A veces, cada seis meses, es bueno darse una vuelta por su programa para saber lo que piensa el pretencioso cadete o la piba que atiende el drugstore. De La Puente, juega al viejo rocker pero siempre queda a medio camino. Gatman, pasó del dato prolijo y sobrio a, con los años, tirar alguna gragea de pensamiento; pero con eso no alcanza.
De la tarde, todavía me causa pena Di Natale tratando de bajar línea vanguardia hasta ahí, medido pensando en el escucha medio de R&P. Y rescato a De la Sala, pibe honesto y de cosas decir.
Tirando a la noche no sé que hay (Creo que Gillespie). Pero se extraña La pelota no dobla; se debatía y había espíritu crítico, más allá de algunos de sus integrantes. ¿Por qué en el cine hay espacios de divergencia y en el fútbol no? Comparo aquí a Basile con algunas de las películas de Suar (con parangón en situación de power corporativo). De estas últimas se puede debatir, del Coco (“que queré que le explique si sabe jugar”), sólo desde los blogs o desde la pelea de bandos (V. Hugo).
La Metro. Qué casito. Peña sigue reinventándose (qué barato soy, sí, dije reinventándose), se muestra siempre contestatario y abierto. Le tira de vez en cuando al establisment y hasta ahí. Pero descubrí que suele colar alguna idea o encuadre del tipo facho o políticamente correcto (no acorde a lo que él quiere transmitir), que suele quedar perdido por su honestidad brutal a prueba de todo (casi, digo yo). De su equipo, el bicho: un pibe 21 o 22 años piola, que se la banca estoico, y parece saber del valor del arte más allá de lo cool. Scot: un gran cínico. Pero este personaje, el cínico, parece la medida de equilibrio racional en la programación de esta radio, Metro. En otros pogramas este papel lo juegan, con desigual resultado: De Caro, Shultz y Fábregas. Ya llegaremos a ellos.
Perros de la calle. Andy. Gran entretenedor. Es mandado hacer para unir parejas distanciadas, llamar a algún freak o ese tipo de cosas que solo se resiste cuando se supera la barrera de la vergüenza y el morbo ajeno. Pero con eso no basta. O, mejor dicho, sólo con eso bastaría. Pero el tipo insiste con bajar línea: la va de “estoy en el sistema pero tengo sentido social” o “me solidarizo con la causa de los desaparecidos”, y queda forzado. Qué decir cuando intenta hacer periodismo… De su staff, debo destacar a De Caro, un gran tipo, que a veces sobreactúa sus bajezas para que nos encariñemos más con él. Seduce además por su sabiduría, pero claro, pronto lo interrumpen. Un verdadero espíritu noble, poniendo el freno de mano para no taponar al jefe. Y está bien que así sea, pero debería él encargarse de difundir de otras maneras (y lugares) más consagratorias su pensamiento. Cayetano, tal vez con el tiempo, como Gatman, logre tirar algunos atisbos de profundidad o de pensamiento crítico en algo que tan poco tiene de ello como el fútbol (habla de deportes, pero en realidad habla y es el especialista de fútbol). Un hallazgo, Harry, pero seguramente lo mantengan a raya. O tal vez no dé para más (ha de ser un muy buen psicólogo en el futuro, seguro).
Basta de todo: Martin, seguramente uno de los mejores exponentes a la hora de reflexionar sobre fútbol (otro, más rico pero algunas veces insoportable, su ex compañero Vartskty). Es un muy buen interlocutor de otros, pero a veces coarta a estos haciendo una apreciación genérica de sus pareceres. Lo acompañan Shultz, detrás de bambalinas en la vieja versión del programa, que hoy con micrófono en labio, suele creerse el personaje de aséptico, y que genera bronca en mí cuando se relaciona con oyentes o entrevistados (suele llamarlos por el apellido y sin tutear, con lo que el mensaje oral queda como despectivo), mientras que la juega de racional-frío en sus apreciaciones, que de tan tendenciosas, obvio, carecen de naturalidad. También está cabito. Muchos chispazos de lucidez, empañados por la idea “fifa”.
Vamos a la noche. Aquí hay un pase entre programas un tanto forzado. Resulta mucho más feliz el pase entre los dos programas anteriores (Perros y Basta). “Forzado” dije, tal vez esta palabra describa la actitud de un tipo inteligente como Wainraich. Su naturalidad, estima él y eso estimo yo, no debe ser tan fecunda como sus intenciones. Entonces allá vamos: que es judío, que tiene gustos vergonzables, que es fana de Sainfield (en esto comulgamos). Pero qué pasa. Se le descubre el chiste rápido. Resulta insípido con el tiempo, no antes. De hecho una vez me llegaron entradas gratis para ver Cómicos Stand Up, donde actúa, y fue lejos el más gracioso. Claro, duraba 20 minutos. Para más tiempo, tal vez me quedaba con otro de los parados, en el sentido de acá no de España (o Ehspaña). Con ese otro tal vez se podría hablar en serio, hasta algo más de la postura lograda. “Che, te diste cuenta que eso no tuvo respuesta” le diría yo a ese otro, y ese otro se mortificaría en serio, no se reiría ni ironizaría sobre el hecho. Pink, honestidad brutal de la chica media (aunque es alta, jajajajaja) de clase media. Y con eso, que no es poco, hoy basta. Fabregas, un tipo que parece noble (sí, ya utilicé esta palabra) y que por eso como que le quiere atender el chiste a W.
Pero también existe un mundo en AM. Pero por cuestiones de sintonía (sonora) muchas cosas se me suelen pasar. Una cosa, radio mejor dicho, que por esa razón no se me pasa es la 10. Considerables chanchullos para lograrlo se pergeñaron en las madrugadas para birlarle el alcance a la antigua municipal. Eso, sumado a la calidad técnica y al fino tino de los programadores (en el peor sentido del asunto) la convirtieron en la radio líder.
Temprano Longo, nos brinda una buena reseña de cómo se piensa la cosa en los coutries. Lo sigue el negro oro, inimputable. Los que lo siguen es porque le siguen el ritmo (increíble Pintos, comentarista deportivo-lobista-barra brava). Opos, el baby -alguna vez un personaje detentado por los buscadores de freaks-, se va al pasto y gusta de ello. No es el más elegante a la hora de tratar a sus interlocutores, algo en lo que coincide sustancialmente con Shultz. Nunca lo escuché, a Babi, más de 10 minutos, tengo la salvaguarda cool, entonces, de mi lado.
Luego, también en la Diez, viene Lani, que me gustaba más en Continental. Lani es un verdadero gentleman. No hago un descubrimiento si digo que el tipo le puede preguntar la cosa más zafada a alguien, que le contestará sesudamente, mientras que este alguien ante la misma requisitoria hecha de otra manera se ofendería. Enorme logro desde lo formal, pero también será un enorme logro desde los resultados de contenido, pero claro, hay que afinar el oído, eso nos requiere Lani. Eso sí, a veces se lo nota un poco, como decirlo, morbo, y eso es algo que se desprende de sus psidrama-radio, que de la manera más lúdica (me hace acordar a cuando bien de chico componía personajes un tanto estrafalarios en mis juegos infantiles, así como en mis sueños acutales) me suelen entretener durante las tardes. Un párrafo aparte merece.
Y aquí estoy, un párrafo aparte (como en un chiste de stand up) la espiritual oda al sol de Lani a las 15. Y entonces me corro (no en España, aquí) a la 590, la vieja y querida Continental. Tipo hasta la una o dos (nada que ver con el programa de Laje) está el compinche de Lani, Mactas. Otro respetuoso y elegante del habla (tal vez más elegante que Lani), lástima que por su insustancia haya sido cooptado por los intereses que le ayudan a llevar la guita al hogar. ¿Es necesario ser tan tendencioso con las pautas que le manejan de alguna manera el que del discurso? Seguramente para él sí. Una lástima.
A la mañana en Continental tenemos a Magdalena, quien como una justiciera incrédula hará creer a todos que su indignación es propia de ellos, todos. Sus muecas radiales se sienten con sonido pero se siente. No sigo, ya que es tan fácil darle, que me va a generar errores de apreciación.
Le sigue Víctor Hugo. Un verdadero hombre de radio, y eso tal vez hable mal de la radio. Demasiado impostado el tipo, che. Tiene algo que me encanta, sus repreguntas ante un entrevistado suelen cuestionar los fundamentos del discurso racional recibido hace un instante, y eso no es poco. Incomoda un poco su concepción de cultura, como lago vetusto y bueno, impostado y lúgubre. Para eso, prefiero yo, arte a cultura. Y si meto arte, me hago cargo de todo. Si tuviera que parangonarlo, diría que es como un tipo que va al cabarulo e intenta justificar la genital necesidad primaria con algo artificioso del tipo qué linda música, tal o cual (de nombre extranjero, alemán o ruso mejor), mientras te….
Voy a la noche y me detengo en la Diego again. Formento. Qué grasa. Sí, seguro, pero un señor. Sabe de qué se trata. El otro día lo escuchaba. En su programa tiene una parte en la que hay un concurso de preguntas y respuestas. En general las preguntas son muy fáciles (con tino y no creo que con el desprecio del que suele leer blogs, su produ debe limitarse a pensar que suelen llamar camioneros, amas de casa, señoras mayores, hombres del conurbano, empleados municipales), y versan sobre el espectáculo, y preferencialmente sobre lo relacionado a lo popular, canal nueve (ver rel con radio 10), los ochenta, los noventa y, eventualmente, los setenta. pero cuando digo descalificar quiero decir que le tuvo que indicar, al final de las preguntas, que no había ganado. El tema es que esta persona, la que llamaba, se había equivocado en preguntas prácticamente obvias, muy fáciles. Y el tipo, Formento, lo trató como al que ganó, muy bien. Con la mayor calidez y respeto. Me bañaba al terminar el día, y eso es lo menos que esperaba, cordialidad ante la derrota, aunque sea o por lo menos en la radio. Deberían aprender Baby y Shultz…
Voy a los perdidos (por mí). Rotando el dial he encontrado circunstancialmente, en AM, a Diego Bonadeo y a Antonio Carrrizo. Dos tipos que piensan y que gustan que se sepa que piensa, pero no se los aguanta y por eso, estimo yo, se pierden (o los pierdo yo) en el dial. Una deuda propia: de debo escuchar, en FM, a Varsky, a quien nunca puedo enganchar.
Dolina (antes en Continental y ahora en la Diez; bravo cuando dijo, o en realidad quiso decir, ya que no recuerdo exactamente sus palabras: “vos te pensás que los dueños de los de las otras radios son mejores que los de esta”). Estando yo en secundaria, hace casi quince años, casi voy a uno de sus programas, pero me quedé con las ganas y ya no creo que lo haga. Escucharlo me sirve como un golpe de sueño y temo que esto no sea bueno. Como sea, atrapa la erudición de sus palabras (en algún momento debería especificar hasta que punto se desprenden de su sapiensa y hasta que punto son apuntes), pero más, a mi entender, lo que reflexiona sobre lo que dice.
Dejo para lo último un descubrimiento de hace algunos años en AM. Primero en Rivadavia y ahora en La Red. Me refiero a Eduardo Aliverti, y específicamente a su programa Marca de Radio (los sábados a la mañana). Casi caprichosamente el tipo tiene una mirada de la realidad, de la política actual nacional e internacional, que podría decirse anacrónica. Su mirada es “materialmente” marxista, zigzagueando entre posturas que suponen una comprensión extrema y una acción, si vas a hacer algo al respecto, centro-virada. Se puede o no estar de acuerdo (a veces uno piensa si capusoto no toma algo de aquí a la hora de componer las letras de bombita), pero mirar lo mismo desde otro lado (el lado que nos muestran los medios masivos y generales que incluyen y superan al ámbito de la radio por su propia naturaleza) resulta por lo menos edificante si uno se siente en muchos sentidos indefenso.
Me comí un montón de cosas, pero hoy no las conozco. Por eso sigo escuchando mientras de reojo miro el dial del aparato. ¿Me estaré perdiendo de algo?

9 comments:

Gilgalad said...

Me gustó, me gustó. Estos ensayos tuyos son buenísimos. Esto de la radio ya lo venías maquinando, me acuerdo de conversaciones en el Robertito sobre el tema.

Primera observación: por qué hay sólo dos párrafos? por el wrap text (te traicionó la tecnología)? Estaría bueno separarlo en bloques porque me parece que el formato de blog hace que sea cansador leer ladrillos muy largos. Es una observación pelotuda pero bueno, es lo que a mi me pasa. Justo venimos del cuento del Maro en el cual se trató el tema.

En un momento me confundió algo... al principio parece como un estudio sobre los programas de radio pero después surge algo que me parece que no termina de expresarse sino que queda tácito (aunque me parece que debería ser explícito): que es el tema del "radiozapping". Eso queda oculto en la cueva. Fijate que hablás de programas que se superponen y otros que no, entonces el lector tiene que suponer (en la línea deductiva) que es un día típico tuyo, donde a veces escuchás un programa y otras veces otro programa y vas alternando de radio.

Esto es lo único realmente observable por mi (toda crítica es subjetiva y avergonzante para el que la produce como para el que la lee): la tonalidad está expresada por "personas" que no terminan de definirse, a saber:

. es una revisión de los programas de radio y sus personalidades
. es una pintura sobre el radiozapping, tema original, viejo como la radio pero del cual nunca se habló demasiado?
. es tu verguenza ajena antes los protagonistas?

Puede ser todo a la vez, pero si es todo a la vez me parece que a cada uno de estos cortes le falta exposición, explotación... si aparecen los cuatro cortes me parece que están apareciendo tímidos.

Homero Beltrán said...

Gracias por la pretención que me atribuís, pero dista de un ensayo. A lo sumo son racontos y reflexiones de la memoria cercana de un radioescucha, que no corresponden a un solo día determinado. Con muchas ganas, queriéndo parecerse a eso que llaman nuevo periodismo y esas cosas (chuck palianchuk, wallace forster). Pero lejos, bien lejos. Y si alguno me dice que, con esta mínima pretención digo boludeces, tiene razón.
Me olvidaba de algo, o alguien mejor dicho: Orlando Barone, un tipo que desde un pequeño espacio lanza quijotadas sin atisbos de rebeldía barata. Una pena que el grupo Prisa (actual dueño de Continental) levantara su programa Palabras cruzadas, que hacía junto a Valenzuela (este último tiene un programa de cable en tn bastante piola, Noticias de la historia). Ahora Barone ha quedado confinado a hacer comentarios del tipo el escéptico de la Metro, pero con mucha altura y calidad, en el programa de Víctor Hugo. Aunque tiene un micro, la carta abierta, al mediodía, reservado para que baje más de una línea.
En cuanto al tema bodoque, me dirás galad si se puede implementar, como en otros blogs, un avance de texto, dejando un parrafito únicamente, para que luego quien quiera clickeé y lea más, permitiendo de esta manera mantener cierta consistencia estética y estructural al blog en estos casos.
Con respecto a lo último que dice Galad, sí, es un poco de todo a la vez.

Sancho said...

A mi tembién me gusta y creo que además suma el espacio no necesariamente ficcional que merece el blog.
Comparto con vos,Astor el elogio a Barone; un capo. Y veo que estás en la línea de comentar medios, lo cual es bueno en esta nave de mayoría netamente lírica. Comparto también con Gilga que lo hubiese dividido por etapas, ya que merece estar todo, y la cantidad no es mala, pero quizás la dosificación tenga la ventaja de crear un "pendiente" atractivo.

Gilgalad said...

Ojo que yo no quise decir en etapas sino separar los párrafos con un espacio. Con eso para mi estaría mejor.

Sancho said...

Yo soy partidario de emitir el texto "por entregas". Me parece que te da la oportunidad de masticar un poco lo que leíste y genera más feedback con el lecto, como para que la intervención sea más "respirada".

Maro said...

A mí lo que me gusta es esta nueva instancia en la que el comentario constructivo se ha hecho lugar. Contar con la opinión de los pescadores en la intimidad de este laboratorio letrado garpa mucho.

Homero, el texto me gustó mucho. Por un lado porque la temática radial me atrapa y por otro porque pusiste en escrito lo que podría haber sido una buena conversa entre pescadores.
Lo leo como uno de esos textos a los que iba directo cuando compraba Radar o Página Dolce (La contratapa).
Y como al resto de los pescadores que opinaron al respecto, quiero hacer centro en el tema de la distribución del texto. Aunque digo, previo aviso, no sé bien cómo quedaría mejor.
Al igual que Galad, creo que una organización más espaciada le daría otra respiración a "La radio".
Y también creo, como apuntó Sancho, que una publicación por "entregas" funcionaría bien.
Y lo que opina El Maro es que también está buena la opción de mandar el texto en un sinfín continuado; como si uno estuviese girando la perilla del dial. En este caso, la respiración del texto emularía la dinámica de la aguja peinando los numeritos de la banda radial. Sus idas y vueltas, sus quiebres, sus ditirambos.
Habría que encontrar la manera de hacer que la escritura connotara ese efecto, y claro, vaya a saber uno si funcionaría.
Prueba y ensayo, caballeros.

La Fiera said...

Yo lo banco a Victor Hugo, despues de haberlo puteado toda la vida, me terminó ganando la apuesta el yorugua. Recuerdo en cuarto año del colegio cuando ibamos con Reimon a verlo, creo que a radio Continental. Una tarde vino a hablar con nosotros el Tano Fazzini, y nos preguntó como nos iba en el colegio. Nos cagamos de risa y le dijimos que teniamos varias materias abajo. El tano, se puso serio y nos dijo "vayanse inmediatamente a estudiar". Nos tuvimos que ir para no volver nunca más.

A otro que fuimos a ver algunas veces es a Dolina al Tortoni. Lo que recuerdo era una secretaria rubia que se comía el negro antes de hacerse los bucles. La mina era un avión. El la usaba de productora. El negro abusa de la solemnidad en el mano a mano, pero le rescato que no hace diferencias entre los aprendices y los profesionales. A todos les recita el mismo verso bien estudiado.

Gilgalad said...

Laura se llamaba la rubia.

Gilgalad said...

María Laura Franco.