Monday, June 01, 2009

No hay mejor asado a la olla


que el que prepara la Norteña.
Su puesto de cocina se inspiró en Le Corbusier
quien nunca en su vida caminó por el Mercado 4
entre yuyos, mandioca, porongos, zapatos y celulares.
Pero detrás sus lentes
se vislumbran años de elaborar la machine à mangier.

El racionalismo de la Norteña es a prueba de balas,
que, modestia aparte, también abundan por el Mercado 4.
Es el racionalismo de crear el almuerzo de cada mediodía
para las hordas de changarines, puesteros, mecheros, punguistas,
vendedores ambulantes, periodistas, alcahuetes, matarifes,
madrecitas yuyeras, turistas y botones
que desfilan por su puesto lilliputiense
de ocho sillas estrictas, pegadas a la mesa,
evitando los problemas limítrofes.

Dar de comer a cincuenta personas desde una pileta pequeña,
cuatro hornallas, tres bandejas, dos ollas y una sartén.
Dar de comer a cincuenta. Dar de comer.
No vale quedarse en la cocina si no hay cocina. O mandar al mozo cuando no hay mozo
pero la cola de hambrientos baja la escalera,
esquiva el consultorio odontológico
y alguien tiene que ponerse la camiseta, hacerse cargo, dar de comer.

Como si fuera poco, además, la Norteña tiene nombre de cerveza.
Ya cae amable, y todo por el mismo precio.
Es suficiente con sus callos y su delantal de Alderete Presidente 2008,
la única prebenda que obtuvo de los Colorados,
además de una gestión por la pensión del marido,
que todavía no le salió.
Siempre agradecida, la Norteña, siempre dispuesta
siempre con la luz esa que tienen los cocineros
que saben que dan de comer
y que eso es tan importante como curar o conversar.

Y no hay mejor asado a la olla.

7 comments:

La Fiera said...

Espero estar comiendo en esa barra en las próximas semanas, a prueba de balas y a probar el estomago.

Homero Beltrán said...

Che, en qué lugar yorugua queda la norteña?

Gilgalad said...

Es en Paraguay, en el edificio del Mercado 4, primer piso.

Pero me parece que a vos te va a dar asquito... jamás nos llevaste a ningún comedero de Alsina.

Homero Beltrán said...

A decir verdad, lo único de alsina que me parecía único eran los lenmeyú que hacía la madre de un pizzero armenio, cuyo reducto no se destacaba por lo impoluto. Pero esta mujer ya nos dejó, lo mismo que la esposa del pizzero (tenía hiv, la pobre). Por lo pronto queda el restaurante de pescados Claudio (el otro día pasé en bici por la puerta, nada imponente), que salió en la guía de vidal bussi, pero que no tengo el placer de conocer. Á.

Gilgalad said...

Vamos a Claudio, que está pendiente desde hace rato.

La Fiera said...

Pescado en Alsina? Hay que probarlo, pero asegurame la procedencia.
Por allá no cocina ravioles la madre del Ogrisimo Fabbiani.

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