Wednesday, April 07, 2010

El Marino que perdió la gracia del mar


El marino cae en la tentación
del saco y la corbata.
Después de conocer la furia de los Cabos
burlar pechos y señuelos en las Indias Orientales
y acunar huracanes en el Caribe
el marino entrega su destino
a los pliegues serenos de una carne tibia de Yokohama.
Sueña con seguir desde el puerto
la silueta que tajea el agua
y olvidarse para siempre las mareas
durmiendo siestas frente a chimeneas con sillones.
El marino olvida su pasaporte en el camarote,
deja fermentar su gloria en sueños pasajeros
y se condena al dulce encantamiento
de la casa que lo espera
apacible
cuando termine el turno del mostrador.
El marino es tentado, como todos los soldados
al retornar de una extensa guerra:
un regazo, una vagina,
un lugar donde empollar
y mandar con mano tenaz y corazón magnánimo.
Un hueco dentro del cosmos
que responda a deseos y órdenes.
La secreta odisea de pretender un terreno amigable
donde crezcan las flores y los retazos
y olvidarse para siempre la gloria
con la cara llena de conquistas hogareñas
con fecha de vencimiento.
El marino supo calibrar
antes de llegar por última vez al puerto
el tamaño exacto
de toda la mentira.

4 comments:

Sancho said...

Excelente. Huele a la novela, con algo mezclado de la ferocidad infantil, donde habitan concha y crimen con igual omnipresencia marina.

El guardian de la maldita ota said...

Mishima, que decir sobre el.
Los japoneses, exelentes poetas, descripciones inigualables de paisajes, conductas, emociones.
Este cuento en especial me remite a una gran cita que se marco a fuego en mi cerebro:
"La familia, es la muerte del artista"

Gilgalad said...

Bastante salvajes también, desde nuestra brutalidad occidental.

Nachete said...

me parece una excelente versión de los románticos y sus aventuras marineras como la increible Canción del pirata, para mi la poesía mítica del adolescente que quiere aventura:

Con diez cañones por banda,
viento en popa a toda vela,
no corta el mar, sino vuela,
un velero bergantín;
bajel pirata que llaman
por su bravura el Temido
en todo el mar conocido
del uno al otro confín.

La luna en el mar riela,
en la lona gime el viento
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul;
y ve el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa,
Y allá a su frente Estambul:

-Navega, velero mío,
sin temor
que ni enemigo navío,
ni tormenta, ni bonanza
tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor.

Veinte presas
hemos hecho
a despecho
del inglés
y han rendido
sus pendones
cien naciones
a mis pies.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi Dios la libertad;
mi ley, la fuerza y el viento;
mi única patria, la mar.

Allá muevan feroz guerra
ciegos reyes
por un palmo más de tierra,
que yo tengo aquí por mío
cuanto abarca el mar bravío
a quien nadie impuso leyes.

Y no hay playa
sea cualquiera,
ni bandera
de esplendor,
que no sienta
mi derecho
y dé pecho
a mi valor

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi Dios la libertad;
mi ley, la fuerza y el viento;
mi única patria, la mar.

A la voz de ¡barco viene!,
es de ver
cómo vira y se previene
a todo trapo a escapar:
que yo soy el rey del mar
y mi furia es de temer.

En las presas
yo divido
lo cogido
por igual:
sólo quiero
por riqueza
la belleza
sin rival.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi Dios la libertad;
mi ley, la fuerza y el viento;
mi única patria, la mar.
¡Sentenciado estoy a muerte!
Yo me río:
no me abandone la suerte,
y al mismo que me condena
colgaré de alguna antena
quizá en su propio navío.

Y si caigo,
¿qué es la vida?
Por perdida
ya la di
cuando el yugo
del esclavo
como un bravo sacudí.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi Dios la libertad;
mi ley, la fuerza y el viento;
mi única patria, la mar.

Son mi música mejor
aquilones,
el estrépito y temblor
de los cables sacudidos
del negro mar los bramidos
y el rugir de mis cañones.

Y del trueno
al son violento,
y del viento,
al rebramar,
yo me duermo
sosegado,
arrullado
por el mar.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi Dios la libertad;
mi ley, la fuerza y el viento;
mi única patria, la mar.