Les voy a contar un sentimiento.
Estaba de excursión por el interior de Bali, cuando en la Ipod se presentó uno de los discos que había digitalizado de aquellos antiguos de casa de mis padres y entonces un profundo y gran sentimiento se rememoró en perfectas imágenes de mi niñez.
Eran finales de los setenta. En aquellas calurosas noches de verano cuando toda mi familia se reunía y debatía en la parte mas fresca del jardín, allí estabán mis padres, mis abuelos y hermanos. No sentabamos alrededor de una mesa y disfrutabamos de la pequeña brisa de las horas nocturnas.
Entre nosotros, mi abuela Palmira fue una gran cantante. Años después escuché al viejo Párroco de Navalcarnero, un pueblo cabeza judicial al sur de Madrid y lugar de nacimiento de mis abuelos, como se escuchaba de bonito el coro en los días de Señor con la principal voz de ella como solista.
Pues eran aquellas noches de verano, cuando en ocasiones, es decir cuando ella quería, nos ibamos los dos al salón y en el modernos tocadiscos que mi padre había comprado recientemente, escuchábamos siempre el mismo disco. Aquel increíble “Sentimientos” de Camilo Sesto.
Un recuerdo único de el disco de fondo negro con Camilo Sesto en plano americano encuadrado, tenía las letras impresas en la cubierta de dentro de la tapa que todavía conservo en mi casa.
Y cantábamos las canciones, ella al mismo nivel que él, y yo bajito, muy bajito. Por aquel entonces, yo todavía tenía buen oído, no sé luego que diablos me pasó que cuando me cambió la voz perdí mi capacidad de canto. Mi abuela no podía leer las letras, ni falta que la hacía; se las sabía de memoria. Ella no podía leer porque, por desgracia, una miopía galopante acompañada de cataratas la permitía solo ver sombras. Para mi era muy triste porque cuando siendo mas niño, ella al menos podía jugar a las cartas conmigo. Y poco a poco notaba que su vista desaparecía. Siempre nos dijeron que es porque de niña la toco coser mucho bajo la luz de la vela. No tenía vista pero tenía el amor eterno de mi abuelo que nunca rechistó por llevarla y guiarla a todos los sitios.
Pero para escuchar a Camilo Sesto, daba igual, ella cantaba aquellas preciosas canciones porque se las sabía de memoria y porque cantaba como los ángeles.
Yo, además de susurrar, intentaba entender las letras, y me costaba; como podía sufrir el pobre Camilo tan famoso, tan guapo, con el pelo largo y chupa de cuero por alguna mujer. Admiraba como era capaz de cantar en inglés, con voz de pito o lo mas varonil posible en la misa canción; que tío mas grande pensaba para mi.
Me disgustaba mucho cuando el disco estaba por terminar, porque mi yaya me diría que ya había acabado y deberíamos volver al jardín con los demás. Estaba torpe, porque nunca me pude imaginar, vaya, que este genio tuviera mas discos; en ese caso hubiera convencido a mi padres que compraran mas discos para que Palmira y Nacho pudieran cantar mas canciones con Camilo Sesto.
Siempre he conservado la tradición de escuchar las canciones con la letra ante mi para cantarlas como hacía con ella. Lástima no haberlo hecho mucho más.
Por mi inolvidable yaya , por Camilo Sesto, un genio musical, una gran persona y por mis amigos Pescadores que por conexión cósmica le interpretaron en su última reunión; pido, incluir a Camilo en el Salón de la Fama de Pescadores.
Eran finales de los setenta. En aquellas calurosas noches de verano cuando toda mi familia se reunía y debatía en la parte mas fresca del jardín, allí estabán mis padres, mis abuelos y hermanos. No sentabamos alrededor de una mesa y disfrutabamos de la pequeña brisa de las horas nocturnas.
Entre nosotros, mi abuela Palmira fue una gran cantante. Años después escuché al viejo Párroco de Navalcarnero, un pueblo cabeza judicial al sur de Madrid y lugar de nacimiento de mis abuelos, como se escuchaba de bonito el coro en los días de Señor con la principal voz de ella como solista.
Pues eran aquellas noches de verano, cuando en ocasiones, es decir cuando ella quería, nos ibamos los dos al salón y en el modernos tocadiscos que mi padre había comprado recientemente, escuchábamos siempre el mismo disco. Aquel increíble “Sentimientos” de Camilo Sesto.
Un recuerdo único de el disco de fondo negro con Camilo Sesto en plano americano encuadrado, tenía las letras impresas en la cubierta de dentro de la tapa que todavía conservo en mi casa.
Y cantábamos las canciones, ella al mismo nivel que él, y yo bajito, muy bajito. Por aquel entonces, yo todavía tenía buen oído, no sé luego que diablos me pasó que cuando me cambió la voz perdí mi capacidad de canto. Mi abuela no podía leer las letras, ni falta que la hacía; se las sabía de memoria. Ella no podía leer porque, por desgracia, una miopía galopante acompañada de cataratas la permitía solo ver sombras. Para mi era muy triste porque cuando siendo mas niño, ella al menos podía jugar a las cartas conmigo. Y poco a poco notaba que su vista desaparecía. Siempre nos dijeron que es porque de niña la toco coser mucho bajo la luz de la vela. No tenía vista pero tenía el amor eterno de mi abuelo que nunca rechistó por llevarla y guiarla a todos los sitios.
Pero para escuchar a Camilo Sesto, daba igual, ella cantaba aquellas preciosas canciones porque se las sabía de memoria y porque cantaba como los ángeles.
Yo, además de susurrar, intentaba entender las letras, y me costaba; como podía sufrir el pobre Camilo tan famoso, tan guapo, con el pelo largo y chupa de cuero por alguna mujer. Admiraba como era capaz de cantar en inglés, con voz de pito o lo mas varonil posible en la misa canción; que tío mas grande pensaba para mi.
Me disgustaba mucho cuando el disco estaba por terminar, porque mi yaya me diría que ya había acabado y deberíamos volver al jardín con los demás. Estaba torpe, porque nunca me pude imaginar, vaya, que este genio tuviera mas discos; en ese caso hubiera convencido a mi padres que compraran mas discos para que Palmira y Nacho pudieran cantar mas canciones con Camilo Sesto.
Siempre he conservado la tradición de escuchar las canciones con la letra ante mi para cantarlas como hacía con ella. Lástima no haberlo hecho mucho más.
Por mi inolvidable yaya , por Camilo Sesto, un genio musical, una gran persona y por mis amigos Pescadores que por conexión cósmica le interpretaron en su última reunión; pido, incluir a Camilo en el Salón de la Fama de Pescadores.
3 comments:
Camilo sesto es un grande Nachete, apoyo tu moción. Además, este gran cantautor, les pasó el trapo a Camilo quinto, cuarto y tercero, que eran apenas una insinuación de su genialidad.
Dale, subamos a Camilo. Que Nachete encuentre la foto y la mande.
Gracias por incluir a Camilo¡
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