Ahí está el tipo ese del saxo
cuyo vozarrón bate records de brutalidad
o el poeta
cuyas noches que se miden en kilómetros
los whiskies en millas
y su calidez en años luz.
Está el ministro con una habilidad única para enfrentar el peligro
y sacarte indemne. Y hasta hacerte ganar.
Está el bohemio de días que duran una semana,
tacaño intectual
que larga los libros y las películas de a una,
como consejos que no se dan si no son pedidos.
Está ese que es pura bondad, con su afición a las orquídeas, a las guitarras y a los bonsai.
Deja miguitas de aficiones que adoptamos como propias,
y que terminan devorándonos.
Está la rubia cuyo afecto es inconmovible como el viento o la montaña.
Está el gerente con su afán de hacerse hippie mañana,
su gusto por los amigos y por los cuentos chinos.
Está el chico del barrio con su argot colorido y su fidelidad a prueba de balas.
Y un poco atrás está mi hermano mayor, que hace años que dice que trabaja en la Aduana y decidió ser joven para siempre.
A ese también le debo cierto tutelaje.
Atrás de un árbol está el gaucho que sólo pasa inviernos duros y en cuyo pecho me pierdo cuando lloro.
Están Juan, que se fue a España y volvió, y El Conde, que se fue pero no se quiso ir
y le sustrajo una estrella al cine.
Está El Brujo que es capaz de romper piernas, pero por suerte jamás las nuestras.
Está también el Dandy, que siempre te deja bien y tiene un cueva en Gurruchaga donde uno puede caer por un trago o un consejo sin saber a que hora sale.
Y estoy yo, que no sé bien cuanto sumo y cuanto resto.
Pero estoy.
Friday, July 22, 2016
Mis amigos
Publicado por Gilgalad en 7:23 AM
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