Monday, August 28, 2006

Sacerdocio

La poesía es un sacerdocio
un poco de sa
un poco de cer do
y un poco de ocio

Mr. Peel and Mrs. Steel

-Excuse me, would you come with us Sir?

La frase detuvo movimiento. La gente dejó de caminar. La estatua de Cupido congeló los chorros de agua. Dos tipos de traje, impecables. Uno a la derecha y el otro a la izquierda. Sin chances. Igual no hubiera corrido porque no soy suficientemente valiente para eso.

Contesté un extranjerizado off course y me fui con ellos. Me fui. Un decir. Hicieron dos pasos y se metieron en una puerta minúscula que había en una columna, en la calle. Una de las columnas del negocio de deportes. La puerta era un agujero oscuro. Una boca de lobo a plena luz solar y en el centro de una ciudad que es uno de los centros del mundo. Parecía eso justamente. Como si el mundo fuera un gran remolino de agua y el centro negro, minúsculo, fuera esa puerta.

En el agujero bajaban unos dientes como si fueran escaleras, y al final de los dientes había luz. Pasó uno de los men in black primero y después yo y después el otro y bajé, bajé pensando vertiginosamente y todo era negro salvo la luz del final y ese tunel era mi cabeza pensando argumentos y excusas, disculpas y teatralizaciones y todas eran ridículas y sonaban mal.

La luz finalmente era una pequeña oficinita, evidentemente en el sótano de la casa de deportes. Sobrio. Minimalista. Escritorio, puerta (además de la de la escalera) dos sillas y nada más. Me pedirán que abra la bolsa, pensé yo.

-Sir, I'm sorry for saying this but we think you forgot to pay for one of the goods you're carrying. Could you please give us your bill and your bag?

Los lentes habían sido lo primero que me había robado.

No lo primero en el sentido de un numero mayor de objetos sino lo único pero lo primero, el resto de los objetos los había pagado. Había sido cuidadoso y me había paseado por el negocio unas dos horas. Además era enorme y había de todo. Había paseado un poco por plan y bastante por gusto. Había salido del local y vuelto a entrar para ver si alguien me paraba. Nada. Era pan comido. Fue pan comido. En fin... nunca la fiesta es completa.

-Yes sir, you see, this pair of glasses are not in the bill.

Salí a la cancha con orgullo. Sentí un calor en el pecho y el argentino busca tomo la posición como un sargento veterano que se hace cargo de una situación dificil. Una parte de mi respiró tranquila.

Pedí disculpas. Me deshice en disculpas. Les dije que no había chequeado lo que la cajera estaba tickeando y había salido completamente confiado en que no había existido ningún error. Les gané. Les gané. Era una historia impresionante. Estaba la duda y la duda es inocencia.

-But of course sir, of course. Would you like to buy this good or you would rather leave it.

Les dije que lo iba a comprar. Eso sí fue por cobarde. Ahí el sargento desapareció, confiado en que lo peor había pasado, y salió al que lo cagaron con el corralito.

El que había hablando se fue y me quedé con el otro, que hasta ahora era como Bernardo, el sirviente del zorro. Yo me quedé igual porque el sargento, desde algún remoto refugio me gritaba que cualquier diálogo era para para arriesgar lo valientemente conseguido.

Al rato volvió Mr. Smith con una bolsita del negocio.

-Sir, this is your purchase aaaaaaaaand this is your bill. We're going to scort you to the door.

Los dientes, el agujero, el ruido de la llave y luz, mucha luz. No se veía nada. El sol a pleno y yo venía de las entrañas, de la oscuridad. Respiré. Fue lo primero que me vino a la cabeza, el primer deseo. Respiré hondo.

Me di vuelta y miré a los agentes. Le agradecí a Mr. Smith y mientras le estaba dando la mano a Bernardo, la misma voz de siempre, detrás de una sonrisa gigante me dice:

-Sir we have to say you that if the same situation repets, I regret it but we are going to call the Police...

...but anyway, we really would rather not to see you anymore.

Frase suelta

La moral es la ética de las Cavernas.