Saturday, February 28, 2009

Está en tus narices,

en el dibujo indeleble de la cicatriz y la mordaza,
en lo que alguien llamó "la comisura de los labios"
y fue suficiente para que los demás lo repitan siempre
con solemne farsa.
Está en la comisura de los labios de una chica que no los presta
ni los labios, ni la comisura.
Cree que de esa manera edifica su gloria
su hambre pasajero saciado con tus manos vacías
y un tiritar de emoción por el triunfo.
Un triunfo tibio, que se vuelve derrota
cuando cuesta llenar la almohada de ronquidos
y la mañana de despertares.
Baila como una araña en el ring
suspendida entre la música de los árboles que la sostienen
cuando empieza a oler la caída.
La tiene ahí, en sus narices,
en el dibujo indeleble de la cicatriz y la mordaza
es el instante donde la derrota está abrazando esos pies
de mujer que dejó pasar altanera
la oportunidad de entregar
algo más
que una comisura y unos labios.

Friday, February 27, 2009

Escritores fracasados

¿Qué cojones nos hemos creído?
¿Quien se compadece de nosotros alabando las porquerías que escribimos?
En realidad es todo mierda.
Somo, unos escritores de intelecto limitado que nos endiosamos por una frase medio bien hecha, efectista y nada original.
No seamos vanidosos.
Si nos queda algo de sensibilidad sabremos que si nos comparamos con Pío Baroja, Borges o incluso Bukowsky lo mejor que podemos hacer es dejar de escribir.
Limpiemos nuestras respectivas casas, guarros, que con ello habremos hecho algo bien.
Nuestro epitafio será... de sus paginas impresas, limpiate el culo.

Tuesday, February 24, 2009

Finalmente nunca comerás de mi cocina.

No habrá cenas, ni velas, ni ventanas nevadas
ni árboles, ni hamacas,
ni tararear canciones medio borrachos y medio lúcidos,
ni pintaremos de rojo nuestros labios con vino tinto.
Nunca me harás masajes en la espalda mientras pico cebolla;
no me sonarás la nariz mientras lloro,
ni me vas a alcanzar el Pancután
cuando me queme las manos con el horno.
No creo que me pagues mi comida con un polvo
que es el mínimo gesto de retribución que exige un plato
ni que me sirvas un agradecido single malt.
Probablemente nunca pueda frotarte los pies con oliva
o atarte las muñecas con las servilletas
mientras juego con chantilly sobre tus pezones
o cubrirte los ojos
y que adivines el producto
salado, dulce, amargo, ácido
aspereza, suavidad y dureza,
una manzana, foie gras en las comisuras
brie y uvas, chutney de naranja,
trufas con chocolate, almendras,
y todo está perdido.
Nunca cocinaré para vos, querida.

Saturday, February 21, 2009

El corazón de Roma no late en el mármol del senado sino en la arena del coliseo


Crisis


Relato de crisis económica:


Vendo Seat Panda.


Thursday, February 19, 2009

Tres Grosos II

Tres Grosos

Tuesday, February 17, 2009

15 de Febrero, 2009

19,57 hs.
Estoy varado en una YPF en el kilómetro 250 de la Ruta Nacional N°2. Gral. Guido. Llegué acá a las siete menos cuarto. Y me enteré que se atrasó el micro. Hay un bar que lo atienden chicas. Vienen y se van autos... es pleno recambio turístico. Hay gentes de todas clases y obvio, una perra vagabunda. Estaba desesperado por volver pero me di cuenta que nadie me corre. Nada me espera. Hay un sujeto en una van con una pantera negra tatuada en el antebrazo. Se respira bien acá. Este lugar es tan bueno como cualquier otro. La pampa es lejosa a la vista. Se fue el del tatuaje rumbo a Mar del Plata.

20,20 hs.
La perra desapareció. El resto, todo sigue más o menos igual. Entra gente, sale gente. Me pregunto cómo será trabajar acá. Concoer gente por diez minutos, lo más. Algunos por un par de horas, como yo. Hay un camión rojo, de hacienda, a un costado. La pampa sigue extendiéndose. Hay un cartel que dice "Gracias por su visita". Me voy a fumar un porro y a tomar el poco de whisky que me quedó en la petaca.

21,15 hs.
Estaba pensando que siempre que vengo para acá pasa alguito. Cuando era chico, llovía y el camino quedaba intransitable por días. Las últimas dos veces hubo problemas con el micro. Es raro. Santo Domingo no está lejos pero siempre parece como si estuviera en La Puna. Por acá, en la YPF, sigue todo igual. Anochece.

21,30 hs.
Paró un micro en la parrilla-restaurant que está al lado de la estación. El chofer me ofreció ir a Mar del Plata y un pasajero, el único que tiene el micro, me vino a hablar. Dice que en la parrilla-restaurant le cobran veinticinco pesos. Muy caro. Igual atiende una rubia linda.

21,55 hs.
Noche estrellada. Hay una invasión de cascarudos. No se por qué le tengo fobia a las cucarachas y a los cascarudos no. Pensé siempre que era por el ruido a nuez rota pero esto demuestra que no. Rotan las chicas de la estación. Alguna me mira, a esta altura, aunque sin demasiado interés. Supe que hoy a la noche hay baile de carnaval en Guido. Me pregunto como harán con el tema de los cascarudos. ¡Hay realmente muchísimos!El tránsito en la ruta está un poco más suave. La noche es increible, desde donde estoy acostado puedo ver las Tres Marías y la Cruz del Sur. Nunca supe qué lado de la Cruz apunta realmente hacia el sur. Me parece que el lado más largo apunta hacia otro lado. No veo planetas.

22,15 hs.
Tengo ganas de ir al baño pero hay un viejito con un plato lleno de monedas en la puerta. Se supone que hay que colaborar y yo tengo solamente veinte centavos. Me da verguenza ofrecerle ese dinero.

22,20 hs.
Le ofrezco los veinte centavos porque tengo que mear urgente. Soy tan amable como puedo serlo. Me contesta que pase y que no me averguence, que la mayoría de la gente no colabora con nada. Me lavo las manos después de mear pero no hay toalla para secarse así que las sacudo. Salgo del baño y voy directamente al cartel de "Gracias por su visita" y me fumo otro poco del faso. Cuando vuelvo, me doy cuenta que exactamente del otro lado del bar hay una chata de la policía cargando nafta. Los milicos me miran cruzado. O al menos me lo imagino. Finalmente la chata arranca y se va camino a Mar del Plata.

22,45 hs.
Me llaman del micro y me dicen que recién están en el Km. 356. No se por qué me viene el nombre de Viboratá. Siempre me gustó ese nombre. Les digo que se relajen, que no hay problemas. Ya me duelen las piernas así que trato de estar sentado, pero tengo que ir cambiando de lugar porque los cascarudos me atacan. Ya vienen.

23,30 hs.
Ojalá el micro viniera ya. Me estoy cayendo de sueño. Casi me dormiría acostado entre los cascarudos. Sería ideal que viniera ya, dormiría todo el viaje, pero no viene y seguro que me desvelo para cuando venga. Encima, de aburrido nomás, no puedo dejar de fumar tabaco. Me fumé como diez Camel las últimas horas. Ya tengo carraspera. Ojalá viniera el micro ya mismo porque tengo un sueño bárbaro.

Monday, February 16, 2009

Ya que la compañía está completa, ¿por qué no se la presenta al conde?


de Cyrano de Bergerac, Edmond Rostand, 1890.

¡Son los cadetes de la Gascuña
que a Carbón tienen por capitán!
Espadachines muy valerosos,
insolentes y mentirosos,
arman escándalo por donde van.
¡Son los cadetes de la Gascuña
que a Carbón tienen por capitán!

Ojos de lince, dientes de lobo
y dura garra de gavilán;
cuando se lanzan a la pelea
no van luciendo ricas preseas
sino chambergos de ganapán.
Ojos de lince, dientes de lobo
y dura garra de gavilán.

"Pinchabarrigas" y "Rompehocicos"
son suaves motes que ellos se dan.
Buscan la gloria, ganan laureles
y se dan cita con las mujeres.
Donde haya riñas, allí estarán.
"Pinchabarrigas" y "Rompehocicos"
son suaves motes que ellos se dan.

¡Son los cadetes de la Gascuña
que a Carbón tienen por capitán!
Tras las preciosas corren ansiosos,
hacen cornudos a los celosos,
su gloria al viento, clarines dan.
¡Son los cadetes de la Gascuña
que a Carbón tienen por capitán!

Thursday, February 12, 2009

Mi primer poema


En el fondo del bolsillo
tengo amiguita de cuero;
es ella, billeterita
qué linda, cómo la quiero.
Me alegra cuando la mimo,
me alegra cuando la lleno,
me pone triste vaciarla;
siento hacerle un hueco negro.
A veces, billeterita
rechoncha como un buen perro
me hace comprar pupa pupa
hasta dejarme hecho pepo.
Pero igual, yo la acaricio
la sobo, le miro adentro,
sus escondrijos, rincones
partecitas, secretuelos.
Que la visa gold de papi,
que un saldo lleno de ceros,
que la tarjeta banelco
para irme con ella al cielo.
Picarona, en un repliegue
guarda dos alplax enteros,
por si pinta una mañana
bajonazo de papelo.
También tengo verdecitos
billetitos de buen pelo
para zafar si de golpe
ando manija de nuevo
Así, la billeterita,
siempre me da buen momento
Es un refugio, un remanso
donde abrigar mis destemplos.
Por eso tanto cariño,
tanto mimo y tanto ensueño
por eso te doy, amiga,
bien cerquita de los huevos
un lugar en el bolsillo,
billeterita de cuero.

Tristezas del Gentlemen Raiders

Los limitados vasos del Gentlemen Raiders
son como una reunión llena de sandwiches y gaseosas
pero con una sola botella de scotch para compartir entre veinte.

Resultan tan tristes como los últimos minutos antes del amanecer.

Sentir que se acaba la noche y se acaba el amor,
el tocar con disimuloso dedo la piel, los oídos, las mejillas
el entornar los ojos en la mugre del Bar del Oeste
donde los vasos son generosos y profundos
y azules y tristes y amables.

Rozar los vestidos sueltos, las entreabiertas camisas de raso,
pasar la mano por varias caderas y reir a borbotones
dentro del fondo del vaso de whisky.
Conjurar por infinitivos
amar y beber y morir.

Hay otro bar en Medrano y Humahuaca
donde los vasos también son profundos y el scotch es malo
donde los borrachos se juntan y no me conocen
y no se conocen;
donde el alcohol es grueso
y los vasos son generosos como piñatas,
y en el televisor está fijo el box o el automovilismo.
Donde hasta los tubos fluorecentes son amigables
y las bandejas son de aluminio
los tragos vienen con cuello y yapa
y el perfume barato de las putas
llena hasta la nariz más ajustada.

No como los limitados vasos del Gentlemen Raiders
cinta negra en el cuello
escaso oxígeno, zapatos ajustados
colonia 4711 y tristeza
como compartiendo una botella de scotch entre veinte.
Como la noche muriendo.

Friday, February 06, 2009

¿Deben ser críticos los gastro-eno periodistas?

http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1094558&high=sibaritas

El tema. Esta pregunta me la planteé luego de leer un fantástico artículo en el New York Times, firmado por Elaine Sciolino, que relata las andanzas de François Simon, el temible crítico del prestigioso periódico parisino Le Figaro, al que describe como un personaje que calza como anillo al dedo con la caracterización que hacen en el film "Ratatouille" del personaje Anton Ego, que concurre para hacer la crítica al restaurante donde cocina la simpática rata de la historia.

El crítico. Al parecer, Don Simon tiene una pluma terrible, que refleja cierto mal humor que pone de manifiesto desde cuando concurre a un restaurante para hacer la crítica que publicará en su diario. Por ejemplo, si un mozo osa servir su copa con vino sin consultarlo previamente, pone su mano en la boca para impedirlo y le indica: "Me gusta controlar la temperatura de mi vino. En un restaurante me horroriza el tener que obedecer. Deseo ser consultado".

Descripción de Elaine. Elaine nos cuenta que por más de dos décadas, François Simon "ha despellejado, cortado en rebanadas, grillado y asado a los sujetos, indiferente al impacto que causen en ellos sus palabras".

Cachetazos a unos favoritos. Resulta que Guy Savoy es un favorito de la, también temible, Guía Michelin, al punto que lo tiene calificado con las apreciadas "tres estrellas", pero Simon lo califica como "una crucifixión tres estrellas", porque este chef se ha atrevido a servir sopa de alcauciles y trufas fuera de estación. No contento con esto, se las tomó con Marc Veyrat, un profesional que consiguió un insólito 20/20 en la puntuación de la guía Gault-Millau, a quien llamó "payaso" y "falso campesino", con tendencias megalomaníacas. (¿Alguien se imagina que algo parecido suceda en nuestro país?).

¿Un paso en falso?. Este don François, además de todo, me refiero a escribir en un periódico de fama mundial -como puede ser La Nación-, se le ocurrió tener su propio blog, tener su programa de cable, y haber escrito una docena de libros sobre su especialidad, y se reconoce como un gran cocinero, al punto de pagarse de poder preparar un pollo de 200 formas diferentes. Y para demostrarlo no tuvo mejor idea que hacer la "Gran Destéfano.Biz" y dijo en su blog "los primeros 20 en responder los invito a Le Cochon à l´Oreille donde habré de cocinar yo mismo".

Crítico criticado. Se sucedieron las comidas ejecutadas por el crítico, y los invitados por él empezaron a opinar: "...la sopa de zapallos fuertemente especiada con jenjibre, vainilla y aceite de sésamo negro, poco cocida y extremadamente espesa..." fue una de las primeras. Otro dijo que le parecía la sopa de avena que comía de pequeño. Luego castigaron el pollo acompañado de piñones y pasas de uvas blancas, lo había acompañado con una ensalada verde sin aliñar. Otro dijo que el zabaglione con sake que formó parte del plato, estaba chirle y espumoso, en lugar de cremoso. Y que los macarrones estaban más gomosos que al dente.
De los macarrones, uno de los invitados dijo que podían producir un ahogo un cristiano, como expresión para señalar que eran de difícil digestión.

Colega defensor. A esta altura de los acontecimientos, saltó un colega de Simon y pidió que se le reconociera una cosa sobre todas las críticas: su gran tupé.
Palos al inglés. Un día Simon descubre que el conocido chef inglés, Gordon Ramsay, habia abierto un restaurante en Versailles, y de entrada nomás le aplicó un sinapismo: "?su crema de Jerusalén?se puede encontrar preparada de igual o mejor modo en 70 restaurantes de París. Además, él es británico, y a los parisinos no les gusta ir hasta Versailles: es demasiado lejos".

Palos a Alain Ducasse. Sí, también lo garroteó al mismísimo Ducasse, con quien hasta escribió un libro en conjunto, diciendo: "?que construyó un imperio del marketing, con precios estratosféricos, en base a una cocina fotocopiada, y lo peor de todo, ausente de las cocinas de sus muchos restaurantes". El famoso Ducasse regentea hasta el restaurante que hay en la misma torre Eiffel, el Jules Verne, del que Simon dijo que la comida "era peor que la de un avión, ni siquiera de primera clase, sino de clase ejecutiva".

Restaurantes castigados. No dejó títere con cabeza, cuando de restaurantes parisinos se trata, sino vea esta lista: La Tour d´Argent, Hélène Darroze, Le Procope, Allar, Maxim´s y Brasserie Balzar. Una selección que seguramente es la que le haría Iván Robredo si usted lo consultara dónde ir a comer en su viaje a Francia.
Verdades sobre los chefs. Este párrafo tendría que tener de esas aclaraciones que aparecen en los programas de TV o en alguna película: cualquier parecido con nuestra realidad es mera coincidencia. François Simon dice: "Ellos se han vuelto divas insufribles. No aceptan la más mínima crítica. Pero cuando usted habla de ellos como si fueran Beethovens o Morzarts, está mintiendo". Y por ahí agrega que Francia, sin duda, ha perdido su supremacía culinaria.

El escándalo. Cuando se suicidó el chef Bernard Loiseau en el 2003, no pocos le dirigieron sus miradas para hacerlo responsable de lo sucedido. Le atribuyen haber hecho comentarios derogatorios justo antes de que la Guía Michelin le quitara una de las tres estrellas con que lo había distinguido. Esta acusación fue avalada hasta por la Cámara Sindical de la Alta Cocina Francesa. Pero la esposa de Loiseau, Dominique, puso las cosas en su lugar, y explicó que él venía sufriendo de depresión desde hacía bastante tiempo, y que atribuirle a Simon el suicidio era "darle a él demasiado importancia".

Palos a colegas. Esta parte también me resultó conocida, porque castiga a los colegas que se hacen conocer al momento de llegar a evaluar un restaurante y lograr así ser invitados y de paso por ahí irse con algún regalo. Y sentencia: "es más fácil volverse un cortesano y estar dentro que fuera de la casa de los chefs". Una vez más recurrí a Fernando Vidal Buzzi para conocer su opinión sobre el punto, que coincidió con el crítico de Le Monde, Jean-Claude Ribaut: "Yo quiero conocer al chef, como siente, su marco de referencia, sus raíces; quiero conocer si creció en una granja, y su padre tenía una huerta. Si usted va anónimamente, no puede tener este tipo de diálogo". Aclaro que Ribaut es de los que paga su comida cuando va a evaluar un restaurante. Este es un punto en el que siempre tengo alguna diferencia con los colegas, porque considero que no es de buena educación criticar un lugar adonde he sido invitado. Quizás la ética pase por pagarse la comida. Al menos así lo hice cuando visité el restaurante de Paul Bocuse cerca de Lyon: primero pagué, y después pedí hablar con él, quien me terminó invitando a tomar un cognac en su casa que queda en la parte de atrás de su establecimiento.

Y por casa como andamos. Mire, lo consulté a Vidal Buzzi con toda intención, porque en su guía de restaurantes "premia y castiga" como dice en su promoción. Después, es dificilísimo, sino imposible, encontrar críticos que hablen mal de un restaurante que visitaron. Otra excepción destacable es la revista JOY, donde Juan Aznares de tanto en tanto hace tronar el escarmiento. Ahora, como norma general, la verdad, es que andamos flojos de críticas tanto a los vinos como a los restaurantes. Casi nadie se quiere pelear con nadie, o, lo que es peor, nadie quiere perder una publicidad o una invitación a comer de arriba, o uno de esos viajes de placer por Mendoza o Salta con todo incluido. Y respecto del mal humor de los criticados, estamos en el Primer Mundo, pocos aceptan una crítica de buena fe. Es decir, estamos bien ubicados. Ahora, ¿será para estar orgullosos?

Post data. Se habla poco de las bodegas medianas o pequeñas, pero como a mí me gusta hacerlo aunque no me inviten ni a almorzar, le cuento que Federico Benegas Lynch, ha conseguido que el inefable Robert Parker le haya otorgado entre 90 y 92 puntos a cinco vinos de su bodega Benegas: Benegas Lynch Meritage 2005, Benegas Lynch Cabernet Franc 2006, Benegas Finca Libertad 2005, Benegas Syrah Estate 2006, Benegas Sangiovese 2006. Se ve que las charlas de Federico con Michel Rolland han rendido sus frutos, al par de su tiempo de reflexión en San Martín de los Andes junto con Carmen, su musa inspiradora... ¡Felicitaciones!

Tuesday, February 03, 2009

Flores y Bombones

Los hermanos Gusemberg
tuvieron a bien morirse un catorce de febrero
después de la gira por el Hawthorne Hotel
en la que regalaron balas como souvenir.

Bugs Moran mandó a su gente
a sacar las botellas
del garage de Lincoln Park.

Los siete, vestidos de domingo,
no muy cómodos como para descargar el camión,
desayunaron con punto cuarenta y cinco
pero Moran llegó tarde a la reunión
y Weinshank se había llevado su parte:
setenta balas de Thompson y dos escopetazos
para dejar siete fiambres bien vestidos
desde un Cadillac Sedán.

Frank Gusemberg, apenas vivo,
dió la nota de color declarando
"I'm not gonna talk. Nobody shot me"
mientras Al, por las dudas,
vacacionaba en la Florida.

De cualquier manera
la North Side Irish band se despidió a toda orquesta
liberando a los bebedores de whisky
de la obligación de comprar flores y bombones.




Nota: limitadísimo homenaje a González Tuñón y un agradecimiento a que San Valentín no signifique únicamente cursilería.