Monday, July 25, 2011

No tiene nada que ver con nada

Pero esta pelotudez del club de los veintisiete
me suena otra vez
al afán obtuso de las estadísticas:
todo en su lugarcito,
todo pedorramente clasificado:
no vaya a ser que no entendamos nada.
Y ahora: lo peor;
esxplicarnos
por qué
la gente decide
sencillamente
hacer lo que se le canta.
Si se le canta morirse
¿Cuál es el problema?
Casi todos los cantos son buenos
menos, claro,
el de Palito.

Dents de Loup




Si pudiera ser más lacónico
beber, sin beber demasiado
dormir pocas horas pero profundas
treparme indefinidamente a los alerces
hacer un tambor en un tronco hueco, como una ardilla, y desperdiciar el tiempo tocandole a la montaña.
Si me importara la gente a voluntad, sin ser la raíz de la contienda,
el paladín de los corazones congelados.
Si guiara mis sueños por conquistas oníricas.
Ésta es una historia que no tiene comienzo
ni final.
Apareció
vestida de negro, como para cortar definitivamente con toda la nocturnidad del cielo
y el frío de Julio.
Y está allí, de colores pantera, de ojos oscuros,
justo cerca mío, que soy experto en látigo y en cadenas de plata
yo que pensaba que me había sacado todas las espinas de los dedos.
Cuando mi espíritu murió no tenía dinero para enterrarlo,
unos marineros amigos me sugirieron un funeral sin fin.
Cerré la puerta de casa
con tranca y garrote
y arranqué sin que me importe la suerte de ninguna.
Despidiéndome de mi mismo
recorrí todos los bares de Calcuta y decidí echar la llave.
Busqué los lugares más incómodos para coger
y allá fuimos (o fueron)
a la nieve, al bosque -las agujas de los pinos clavándose en las rodillas-
a un cine repleto, a los baños más concurridos, a los museos, un martes de mañana.
Desmenucé con neurosis cada pedacito de alma
y guardé algunos para mis amigos
blancos
limpios
y bastante inútiles, un reflejo de lo que fui muchas veces
antes que la rosarina me rompiera en mil partes
Paso un tiempo y el funeral eterno siguió de caravana,
paró por el dos mil seis pero solamente para reafirmar que el amor es una mierda.
A veces. Las más veces. O no es suficiente, que es como si fuera una mierda.
Si pudiera ser más lacónico quizás bebería sin beber demasiado.
Pero necesito una ventana que mire a la luna
y cuatro minutos para mi
además, hay veces que es bueno dejarse amansar.
Soy el lobo feroz. Era caperucita antes, pero ahora soy el lobo feroz: puro dientes, ojos y pelos.
Si pudiera ser más lacónico me la bebería toda en una noche,
no le dejaría ni una gota de sangre.
Pero como es bueno dejarse amansar de vez en cuando, hago estupideces,
tiro toda la carga y no veo nada más.
Me siento el lobo más imbecil del mundo
con ganas de aullar que no soy ese tonto de remate que parece.
Aullarle al alerce, aullarle a la montaña
a los pies
qué no crea, qué desee, qué quiera
qué piense, qué recuerde, qué toque
qué sueñe, qué se alimente, qué confíe.
Aullar que no soy ese tonto de remate que parece
aunque sí
lo soy;
tonto
de remate.

Thursday, July 14, 2011

Elegante sport

Somos nosotros
los camaradas del trombón y de la luna
los delegados del vaso
que meses atrás resolvimos este vínculo
lo inventamos, lo impusimos
lo ejercimos
y lo dibujamos en la arena.
Somos nosotros
los que le arqueamos las cejas a la tormenta
los que soñamos en colores -bebop de fondo-
con una minifalda y unas piernas
los que amamos el verde
de los paños y botellas.
Nosotros, los llaneros de las notas y las sílabas
dedos de nicotina
caninos peligrosos
barrigas insatisfechas
los que juramos en francés si es necesario
Nosotros, los bebedores de noches
y de licor de cáscara de papa,
los aplasta hocicos
serios como bueyes, oscuros como catafalcos
somos nosotros
los que hartos de semejante mala entraña
declaramos la guerra
tenaz y solemne
a los modales.

Monday, July 11, 2011

Pero hoy es un día triste

ha ganado el horror, ah, el horror
pero no el de nuestro Conrad y su corazón en tinieblas
sino el del hotel homónimo que opaca la orilla oriental.
Ganaron Mirta, Susana, Tinelli,
Cris Morena, Gran hermano, la siniestra
familia de la estupidez, el egoísmo,
el control.
Ganó el idiota y su cara de ofidio
y su alegría ordenadita de hotel.
Otra vez los fofitos con globos amarillos,
con remeritas puestas sobre la camisa
otra vez los lacayos hepatíticos
otra vez su nariz y su sonrisa
otra vez sus saltitos miserables
su desafinación
su espíritu miserable,
su agua mineral,
su "va a estar bueno".