Thursday, July 29, 2010

Re-Flexiones (A pedido de Gilga, el precursor en este género novel)

De la ortedad:


*Por un lado, me gustan los animales domésticos. Por el orto, no tanto; me molesta un poco su suciedad.

*Nada más pior que los jóvenes pujantes y ortimistas; que se pujen y reempujen a ellos mismos

Wednesday, July 28, 2010

Mis prímeros recuerdos musicales


Les voy a contar un sentimiento.


Estaba de excursión por el interior de Bali, cuando en la Ipod se presentó uno de los discos que había digitalizado de aquellos antiguos de casa de mis padres y entonces un profundo y gran sentimiento se rememoró en perfectas imágenes de mi niñez.

Eran finales de los setenta. En aquellas calurosas noches de verano cuando toda mi familia se reunía y debatía en la parte mas fresca del jardín, allí estabán mis padres, mis abuelos y hermanos. No sentabamos alrededor de una mesa y disfrutabamos de la pequeña brisa de las horas nocturnas.

Entre nosotros, mi abuela Palmira fue una gran cantante. Años después escuché al viejo Párroco de Navalcarnero, un pueblo cabeza judicial al sur de Madrid y lugar de nacimiento de mis abuelos, como se escuchaba de bonito el coro en los días de Señor con la principal voz de ella como solista.

Pues eran aquellas noches de verano, cuando en ocasiones, es decir cuando ella quería, nos ibamos los dos al salón y en el modernos tocadiscos que mi padre había comprado recientemente, escuchábamos siempre el mismo disco. Aquel increíble “Sentimientos” de Camilo Sesto.

Un recuerdo único de el disco de fondo negro con Camilo Sesto en plano americano encuadrado, tenía las letras impresas en la cubierta de dentro de la tapa que todavía conservo en mi casa.

Y cantábamos las canciones, ella al mismo nivel que él, y yo bajito, muy bajito. Por aquel entonces, yo todavía tenía buen oído, no sé luego que diablos me pasó que cuando me cambió la voz perdí mi capacidad de canto. Mi abuela no podía leer las letras, ni falta que la hacía; se las sabía de memoria. Ella no podía leer porque, por desgracia, una miopía galopante acompañada de cataratas la permitía solo ver sombras. Para mi era muy triste porque cuando siendo mas niño, ella al menos podía jugar a las cartas conmigo. Y poco a poco notaba que su vista desaparecía. Siempre nos dijeron que es porque de niña la toco coser mucho bajo la luz de la vela. No tenía vista pero tenía el amor eterno de mi abuelo que nunca rechistó por llevarla y guiarla a todos los sitios.

Pero para escuchar a Camilo Sesto, daba igual, ella cantaba aquellas preciosas canciones porque se las sabía de memoria y porque cantaba como los ángeles.

Yo, además de susurrar, intentaba entender las letras, y me costaba; como podía sufrir el pobre Camilo tan famoso, tan guapo, con el pelo largo y chupa de cuero por alguna mujer. Admiraba como era capaz de cantar en inglés, con voz de pito o lo mas varonil posible en la misa canción; que tío mas grande pensaba para mi.

Me disgustaba mucho cuando el disco estaba por terminar, porque mi yaya me diría que ya había acabado y deberíamos volver al jardín con los demás. Estaba torpe, porque nunca me pude imaginar, vaya, que este genio tuviera mas discos; en ese caso hubiera convencido a mi padres que compraran mas discos para que Palmira y Nacho pudieran cantar mas canciones con Camilo Sesto.

Siempre he conservado la tradición de escuchar las canciones con la letra ante mi para cantarlas como hacía con ella. Lástima no haberlo hecho mucho más.

Por mi inolvidable yaya , por Camilo Sesto, un genio musical, una gran persona y por mis amigos Pescadores que por conexión cósmica le interpretaron en su última reunión; pido, incluir a Camilo en el Salón de la Fama de Pescadores.

Tuesday, July 27, 2010

Re-flexiones

En política no hay buenos.
Hay maliciosos
pero buenos no hay.

Los escritores son muy pajeros. Los músicos muy histéricos.

Buenas son las putas y los cocineros.

Y ni te digo una puta que cocina.

Wednesday, July 21, 2010

Al final resultó que de noche todos los gatos eran pardos

Yo en mis dieciocho repetí la lección sin aprenderla.
La cantera se fue secando
con tanta polvora mojada
y fui como un gil
dando vueltas eternas
en un caballo de madera.
Las veces que me tocó la sortija fue por error.
No me da el cuero para chorro
ni para político
ni para ganapán.
En el amor me fue mal
pero creo que en esa lid
lo mejor es perder:
Las puñaladas siempre vienen con las uñas pintadas
y aunque pasa el tiempo
no se cansan de darlas.
Para disculpar, si la vivo de trompo,
eso es de mi cosecha
de inocente seguro
les llevo algunos metros.
me olvido, vuelvo a lo mismo, me pongo tierno
y siempre al final resulta que de noche
todos los gatos son pardos.

Saturday, July 17, 2010

Aquello terribles años, España y los mundiales.


Año 1978 no recuerdo nada, tenía sólo 5 años.

Año 1982, ese año tenemos un golpe de estado, viene el Papa y se celebra un mundial de fútbol en nuestro país. España quiere salir de las tinieblas y nos quitamos algunos, no todos, de nuestros complejos como país.

Pero hacemos un mundial mediocre, y desde el primer partido se ve que no tenemos ninguna posibilidad. Ni nos la creemos ni tenemos equipo para ganar.

Año 1984, la furia española consigue con sorpresa ser finalista de una Eurocopa. Recuerdo esas noches de verano en el jardín de casa de mis padres sacando la tele y disfrutando de los goles en el último momento de Maceda. La final, Platini y un fallo catastrófico de Arconada nos hace perder una vez más.

Con un equipo joven, lleno de elementos de la quinta del buitre llegamos a México 86; una muy buena selección, bien equilibrada y con mucho talento. Empezó complicado con un empate ante Brasil y con un gol fantasma anulado a Michel. Pero pasamos la primera fase con dos victorias y los cuartos con un espectacular 5-1 con cuatro goles marcados por “El Buitre”. Estábamos jugando muy bien y soñábamos con llegar a semifinales; en esa época aunque se pudiera pensar lo contrario por la prensa sensacionalista, no teníamos conciencia de que España pudiera ganar un mundial, pero semifinales era una meta posible. Nuestro rival en cuartos era, un aparente más débil que Dinamarca, Bélgica; pero la sombra de Jean Marie Paff fue más alargada que nuestros disparos y nuestro único consuelo es que este grandísimo portero se reencarnó después en un chico de Mostotes llamado Iker.

Al menos los éxitos del 84 y el buen juego del 86 nos hace ser por primera vez una selección a respetar y un rival difícil; pero poco más.

El mundial 90 fue insulso para Espña, al menos dentro de mis recuerdos; y perdimos in extremis en octavos, esta vez contra Yugoslavia. Nos fuimos demasiado pronto a casa.

Entre medias tenemos nuestra máxima realización deportiva hasta el momento, organizamos unos juegos olímpicos, nos llevamos más preseas que todas las olimpiadas anteriores sumadas y el oro en fútbol con in Nou Camp lleno de banderas españolas; demasiado para nuestro body en una generación de futbolistas excelente que ya veremos como Tassoti destruyó de un codazo.

EEUU 94, contra sorpresa la España de Clemente jugó muy bien al fútbol, sin embargo una terrible Italia nos eliminó con un arbitro que no supe ver un penalty en el último minuto a Luis Enrique, codazo que hizo sangrar la nariz y llorar al grandísimo jugador español y que en el reciente mundial ha sido merecidamente recordado por algunos de nuestros jugadores.

España entraba en depresión de nuevo y con la idea de que nunca pasaríamos a semifinales. Los aficionados nos concentrábamos de nuevo en los clubes y en lo éxitos deportivos de otras selecciones. Estar entre los grandes de waterpolo, baloncesto, balonmano o hockey no satisfacía nuestra hambre de futbol de selecciones.

Del mundial 98 no voy a hablar más que de la cara de decepción de Hierro antes de irse a casa en la primera fase… ¡y eso que éramos un equipazo ¡

El mundial 2002 fue algo parecido al de México, con peor equipo pero jugando para merecerse, y no más, el pase a semifinales; claro que si un arbitro no concede un gol claro, nuestro en el último minuto contra la anfitriona Corea poco se puede hacer. Siempre dije y sigo pensando que si se juega a Corea como se debe jugar no debemos depender del árbitro. Pero estábamos otra vez animados creyéndonos que éramos un equipo de los grandes sin mundial. De los del no club de ganadores, probablemente los mejores junto con Holanda.

Llega el Mundial 2006 y hacemos el tonto de una manera pasmosa; perdemos de una forma que todavía no entiendo con la que finalmente fue la finalista Francia y 31 equipos permitimos que la horrible Italia ganara la final. Un mundial para olvidar.

Y entonces amigos llega el Mundial 2010, la mejor generación de jugadores españoles de la historia; un compendio de dos generaciones los medalla de plata de Sydney ( Xavi, Pujol, Caldevilla) junto con campeones y los subcampeones del mundiales de categorías inferiores (Casillas, Iniesta, Piqué, Cesc, Sergio Ramos, Villa, Torres). Recién ganadores de le Eurocopa y justos ganadores de un Mundial que al igual que los brasileños en el 70 o los argentinos en el 86, nunca olvidaremos. Ya somos parte del club y este buen equipo de una nación que no se sabía si jugaba como europeos o latinoamericanos ha encontrado su estilo propio.

¡Viva España¡ ¡Vivan los jugadores! ¡Viva el pulpo Paul!

Monday, July 12, 2010

Sotana

Por estos días el país se encuentra discutiendo el tema del matrimonio y la adopción gay (del mismo sexo, le dicen también). En las tribunas de los diarios y en los programas de radio y TV se confrontan argumentaciones, se razonan espíritus de época, pero también hay espacio para la coyuntura política: se ha dicho que el tema busca distraer otros como el de la minería, o que el impulso del gobierno a favor de la ley tiene que ver con cooptar a las renuentes “castas” progre urbanas porteñas.
Lo cierto es que una vez más la cosa se pone bipolar. Allí están, por un lado, las mentes anquilosadas en imperecederas tradiciones. Al lado de ellas, los eternos congresistas provinciales que en sus opiniones aúnan escarnio reaccionario burlesco con pretendida normalidad. Y representando a todos, desde las cumbres celestiales, los monseñores montados a la drag queen (en general, los más cruzados entre estos visten de manera majestuosa, con ropajes de colores bien ampulosos, como Ricardo Fort; o bien optan por esos tan elegantes trajes mao negros, dignos de los apóstoles de la oscuridad, ya poniéndome cinematográfico).
En el otro bando suelen decir presente los progresistas oficialistas o no, y los zurdos oficiosos (ej.: los silenciosos curitas tercermundistas). Se incluye en este grupo a la inmensa mayoría de la población (no me pidan estadísticas), aquella que con timidez y duda aprueba la cuestión “bienpensante”.
Me pongo también maniqueo, y elijo. Las circunstancias me llevan a avalar la opinión del primer grupo. O sea, según mi humilde entender la ley no debe ser aprobada. Esta postura tiene que ver con la lógica institucional del país, con la presencia ostensible y expresa del credo católico en la Constitución Nacional (Art. 2.: “El Gobierno federal sostiene el culto católico apostólico romano.”) y en el corpus legal sobre temas como el matrimonio y el establecimiento del inicio de la vida. En cuento a estos últimos temas podría poner ejemplos del código civil, pero aburriría. Tenedme fe, no os miento: sobran los ejemplos.
Bajo este parámetro, todas las argumentaciones a favor de la ley me suenan a querer convencer a los católicos practicantes de lo retrógrado de su postura. ¿Se les está pidiendo que cambien sus creencias? Por favor: ya se mimetizaron lo suficiente (Caritas, Farinelo, Tedeum, San Cayetano), por lo que me parecería más edificante invitarlos a que muestren aún con mayor hondura sus pareceres, sus dogmas y creencias, que sigan siendo (ahí viene una bajada de línea) cómplices y hacedores del poder, de la injusticia y de la limosna y la caridad continuista.
A no confundir, una cosa es que los católicos practicantes se aggiornen a los tiempos que corren, otra muy distinta es que traicionen sus fundamentaciones dogmáticas. Ni debería pedírsele esto último a ninguna religión. Como tampoco ninguna religión debería imponer su credo fuera del ámbito de su grey. Se puede entender el proyecto de nación de los constitucionalistas del 53, pero se pasó de largo una consideración más moderna y democrática en el 94. Seguro, las presiones por la prolongación del estatus quo católico no debe ser lábil.
Mientras tanto, seguimos conviviendo inmersos en una curiosa realidad social y espiritual: una mayoría que se dice católica, pero en que en realidad profesa una religión que no existe, esa del: “creo en Dios, pero no voy ni creo en la iglesia”, que a esta altura suena a lo de tener un “amigo judío”.
Lo que se dice católicos apostólicos romanos practicantes, hay muy pocos (tampoco tengo estadísticas sobre esto al alcance de la mano, pero vuelvo a pedir que me tengan fe). Una pregunta se impone, ¿por qué todos debemos seguirlos? A esto me opongo.
Insisto, mejor que tratar de convencer a los católicos, sería poner las cosas sobre la mesa: una cosa es el estado y la sociedad, y otra son los feligreses de una iglesia (sea católica, protestante, judía, musulmana o más híbrida y con onda, como la de Claudio María Domínguez, el que ganó en Odol) incluidos en esa sociedad.
Por suerte, hay muchos mecanismos para cambiar las cosas. Un ejemplo: la presión que convirtió en mixtos a los colegios privados católicos. ¿Cómo se los convenció? Por dónde más suele doler: si seguían impartiendo educación discriminando sexos (colegios de varones, colegios de mujeres), perdían la subvención estatal (¿por qué la tienen?, ¿no sería mejor concentrar todo este dinero en la educación pública?). Tal vez otro mecanismo de adecuación a los tiempos que corren sea la ley que se está tratando ahora. Pero insertar una (otra, y van) ley en el contexto de una sólida base institucional que va en otro sentido me suena a necia contradicción.
El día en que los parámetros religiosos no intervengan en la vida de todos los argentinos, habremos dado un paso honesto y respetuoso hacia la libertad. No es tan utópico, muchos países lo han hecho.

Thursday, July 08, 2010

Cementerio Ambulante





Una sucia pesadilla me acompaña, implacable,
cierta sensación de decepción abismal,
una tristeza intima,
que corroe cualquier intento de entusiasmo,
hacia cualquier cosa o alguien.
Vislumbro un espeso fondo sombrío.