no pude protegerla de esa ronda
diabólica en que ella se vengaba de los hombres.
Y, aunque me acuerdo de algún
acto de amor, o gesto de coraje
que sí pude,
nunca entendí su furia
tan distinta al lamento ritual
del mundo hembra.
Ya casi nadie salva a nadie
ni está a salvo,
ni nos calma
la náusea del que ha visto
el reparto impiadoso de un dios malo
castigador como sed arenosa
que nunca sacia el cuerpo,
porque no alcanza el agua;
apenas si bracear algún deseo
pasando la rompiente,
buscando el horizonte
que persiste en moverse.
Saturday, May 18, 2013
No la salvé del mar ni la caída,
Publicado por Sancho en 7:09 AM 0 comentarios
Friday, May 17, 2013
Música que
y escucha
y bien celebra.
La línea visceral,
capaz de convertirte en ella.
Música del amoral acorde y
espada melodía,
en lance vertical
del ojo al ojo
porque todos sabemos:
se escucha con la tripa.
Música o masa o sombra o tiburón
cebado en paladar ¿cómo seguía?
Ah, sí: música intangible
que solamente a sí
se pertenece,
de ebriedad musculosa.
Y al obrero de cuerda, tecla, gola,
labio parco partido en mil bemol
o pulsación a cien, tambor,
la misma pura suerte, buena y dura,
del musicante ronco en ciudades.
Única vez
de pertenencia real en la cornisa
de habitar la rompiente del mar crudo.
Música que hasta pudo
escucharse en los campos de tortura
y no dejó de ser
música sacra.
Música que hasta quiso
rondar, rumiar entre los muertos
y no dejó de ser
música viva.
Canción;
nos puso de rodillas,
fue la desatanudos,
llegamos a creerle,
a algo tan inútil
sin ejércitos
y sin reservas financieras.
Cadencia que transforma
un lapso en lo inmedible:
un sinsentido intrínseco,
vasto,
ocioso.
Apenas
un fenómeno físico en la Tierra.
Música de parirse a uno mismo sin memoria.
Eso, quizás,
sea lo imprescriptible;
la respuesta que implora la pregunta.
Publicado por Sancho en 5:54 AM 0 comentarios
Sunday, May 12, 2013
Los campeones morales decidieron
perseguir con tenacidad
a La máquina del amor.
Pero La máquina
olvidada de sí misma
siguió escandalizando al pueblito
donde cinco millones
de habitantes
solían ver televisión a las veintiuna y treinta,
fascinados con el millonario bocón que muestra las
fealdades,
las miserias del alma. Las calificaciones. Los valores.
Los números. Los autos.
Los zapatos brillantes en punta.
La seda con que viste el mono.
Los campeones morales pusieron
toda la carne
todo el metal
todo el jugo de miedo;
todo en juego,
porque querían ganar.
Los campeones morales siempre
necesitan ganar. Y casi siempre ganan.
Pero La máquina
les fue indiferente;
persistió en intercambiar
pacíficos fluidos.
Los campeones morales son incorregibles
pero La máquina del amor
no deja de asombrar;
a todas horas
a diestra y a siniestra
a tontas y a locas,
para públicos numerosos o escasos
mientras Los campeones morales la persiguen.
Esa es la historia.
Se titula:
“Los campeones morales
versus
La máquina del amor”.
Publicado por Sancho en 10:43 AM 2 comentarios
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