Friday, December 17, 2010

El rey del pescado

nada calle abajo por Corrientes
No sabe bailar rumba y en sus tablas se adorna con papeles de colores y pinceles.

Pensando en una reunión de peruanos en pleno Abasto
se contornea por la avenida
y deja que los niños se acerquen
a pedir caramelos y figuritas.
Hace que no les da pero se guarda todo un acuario en la manga.

El rey del pescado baila bien el rock.
Duerme sobre hielo, guarda un trompo en el bolso
y un sombrero de indio que le trae la infancia de regreso.
Se refugia detrás de sus trucos
esperando que el hueco pase desapercibido.
Ya no siente más las cicatrices
se cansó de estar triste
no le duelen ni las olas.

El rey del pescado tiene un fallido en Osaka.
Terminó con un seppuku y las tripas de ella sobre el lino.
El ritual de suicidio que le amargó las entrañas.
Ella era la flor de los sargazos
y el rey del pescado
enmudeció por siglos.

Se volvió hacia el alcoholismo como forma de pago
y terminó su duelo en el preciso día
en que lloró aceite de hígado
en la Boca del Riachuelo.

Ahora nada calle abajo por Corrientes
saludando a la prole de mojarras con aspiraciones
estaqueado en una feta de salame
picando grueso y fino el instrumento,
durmiendo en los andenes
soñando con pestañas y flores
abriendo las agallas y fumando concentrado
mientras el resto duerme
el sueño de la rosa.

Tuesday, December 14, 2010

El tipo de la voz de piano

no deja de sonar en la radio, en todas las estaciones
en todas las esquinas.
En mi cabeza.

Todo está ordenado, etiquetado, catalogado.
Se puede establecer un cuadro sinóptico, asintótico y psicótico
con todas las categorías establecidas, años de construcción, de instrucción,
años de levantar una pared,
ladrillo tras ladrillo,
para separar esa enfermiza apreciación por la realidad y la obsesión.
Meses de preparar los óleos para el fresco de la pared.
Un paisaje de campo en Occitan. Un caserón. Una ensalada como el campo.
La pared que me separa de la realidad es verde musgo en primavera y blanca en invierno.
Es exilio voluntario, es un itinerante en busqueda de esa ensalada como el campo.

A la vuelta de una esquina escucho con atención un recuerdo,
el tipo de la voz de piano, yo ya lo conocía,
lo oía reclamar atención en el bar del aceite rancio
con una corte de papanatas a su alrededor, a coro,
elogiando su voz de teclas blancas, negras y finas como dedos,
de izquierdas profundas como una fosa oceánica
y derechas agudas como las agujas de los pajares.

La pared, el exilio también encerraban afuera al tipo de la voz de piano.
Eso era parte del pasado.
Me perturbaba con sus rechazos, con su pasión con lo pueril.
Desorientaba su ambición por no ser amado cuando había tanto por qué quererlo.
Se coló su voz a la vuelta de una esquina
disfrazada de recuerdo, esa voz,
de teclas blancas y negras e izquierdas graves y profundas.

Su charla musical oscureció el musgo y ya no hay blanco en invierno, ni hay pared.
Nada me separa del salto que evité hace años.
Pero tampoco hay desnivel ni salto. No hay pared ni desnivel ni salto.
Sólo una voz de piano que no deja de sonar en la radio, en todas las estaciones
en todas las esquinas.

Que me recuerda a quien fui.

Thursday, December 09, 2010

Wednesday, December 01, 2010

Wednesday, November 24, 2010

El honor de los derrotados


Los ojos abiertos. Bien blancos, a puro contraste. En el suelo, el cuerpo recostado exigía que los cerrara. Pero no, el inapelable KO no pudo con la deportividad de Paul Williams, quien pese a haber recibido la piña boxística más espectacular del año conservaba el instinto de superación necesario para batirse en el deporte de los puños en ese nivel.
Como que los gestos de la derrota a veces dicen más de la victoria que esta de sí misma. Se me vienen entonces las imágenes de desconcierto de los arqueros italianos de los ochenta cuando recibían los goles del Diego. Como que la belleza de la piña limpia o del sutil zurdazo se agranda más si le conjugamos el honor de los derrotados.
No los cierres nunca, Paul.

Friday, November 12, 2010

Odisea

Para Homero, el pescador
Para Homero, el constructor de mitos

odisea.
(De Odisea, título de un poema homérico).
1. f. Viaje largo, en el que abundan las aventuras adversas y favorables al viajero.
2. f. Sucesión de peripecias, por lo general desagradables, que le ocurren a alguien.

Pickup

La pickup estaba estacionada en la puerta del supermercado y sus ocupantes adentro. Conductor y acompañante. La pickup era celeste con dibujos. Había visto algunos años y ahora pasaba como con esas cosas que son demasiado viejas para ser modernas y no tan viejas como para volverse clásicas. Las líneas del diseño tenían su tiempo, daba la impresión de ser demasiado cuadrada y sus partes, mecánicas y eléctricas, presentaban dificultades o directamente se rompían y dejaban de funcionar, como cuando la gente empieza a sentir que sus rodillas y tobillos ya soportan mal el peso del cuerpo, o que no es tan fácil conciliar el sueño, o que para el hígado ya no es lo mismo tomar cualquier alcohol.


Pasajeros

Bajaron ocho del bus y cuatro venían juntos. Tres muchachos y una chica. Habían atravesado el río (dos horas cuarenta y cinco minutos), la ruta hacia la capital (dos horas), la capital (una hora), y luego por la interbalnearia hasta el supermercado (otras dos horas). Sumando, hacía siete horas y cuarenta y cinco minutos que estaban viajando, sentados o acostados, incómodos, en diferentes tipos de latas: latas con quilla, latas con ruedas. Las rodillas les rechinaban por la falta de lubricante. Y también los dientes. Habían dormido poco, mal y la noche ya había quedado atrás en los recuerdos. El sol del verano hacía que las latas -ruedas, quillas- se calentaran a través de los vidrios y el aire del interior se volviera asfixiante; así que cuando los ocho bajaron del bus (los cuatro que venían juntos y los cuatro que no) todos respiraron el fresco de la mañana como un soplo en la cara.


La idea

La idea surgió como de repente, ya nadie recuerda. Ella se lo propuso a él o al revés. Habían hablado algo en el viaje. Un cuento sobre caminatas en pueblos europeos y subidas y bajadas y helados de vainilla y hermanas. Ninguno de los dos puede afirmar en forma categórica haber entendido el cuento ya que hablaban en inglés porque era el único idioma que tenían en común, pese a que no lo dominaban por completo. Fue el aire fresco de las diez de la mañana, fue el viento de la costa que estaba cerca, o el paisaje de verdes y colinas o el desafío o un conjunto de todas las cosas. De golpe los dos decidieron ir caminando antes la incredulidad de los otros, los de la pickup celeste y los que habían bajado del bus. Fue el desafío, o las colinas, o los árboles y los médanos, el sol suave de la mañana de verano. Algo de eso fue y de golpe se había decidido. Comunicaron a los demás lo que iban a hacer, cargaron los bolsos de viaje en la caja de la pickup y sólo conservaron una mochila pequeña y la valijita donde estaba la cámara de fotos. El llevaba la mochila y ella la valijita. La pickup arrancó sin ellos.


Supermercado

Antes de caminar decidieron aprovisionarse. Entonces fueron hasta el supermercado, que estaba sobre la interbalnearia y frente a la estación de servicio. Compraron todo lo necesario: una crema protectora contra el sol factor 25 y dos botellas de agua de 300 cc.. Como ya era plena temporada, los precios eran altísimos y el tipo de cambio no favorecía para nada, decidieron detener las compras allí mismo. Por un momento pensaron en llevar algo para comer pero después lo consideraron superfluo. Comer es superfluo, que duda cabe.


Hasta la curva

Ya se sentía el calor. Optaron los dos por empezar la caminata sin medias. Se acomodaron la ropa de tal manera de que fuera suelta, fresca y una vez que estuvieron listos, arrancaron. Ella se puso unos pantalones cortos medio surfistas y él, que tenía de esos a los que se le desprenden las piernas, hizo exactamente eso: le desprendió las piernas. Una recta se perdía hacia arriba, suave y terminaba en una curva, de espaldas al mar entre médanos y pinos que dejaban de ser ralos poco a poco. En los primeros quinientos metros, la vegetación le empezaba a ganar a la playa. El camino asfaltado subía hasta una curva que doblaba a la derecha, siempre de espaldas al mar. En la mitad del tramo divisaron una cruz enorme hecha de hormigón, como una advertencia para los conductores, algo que relacionaba el manejo imprudente con el cielo y el infierno. Automóviles iban y venían, iban hacia la costa y venían de quien sabe donde, pero a ellos dos nadie les prestaba atención, eran como invisibles. Cuando llegaron a la curva, él imaginó la laguna porque ya la había visto. Para ella era la primera vez así que no imaginó nada, o si la imaginó, nunca lo dijo.


Los primeros cuatro

Eran diecinueve (¿o eran diecisiete?) kilómetros hasta la ruta y luego casi ocho kilómetros más. En total exactamente veinticinco kilómetros y novecientos metros hasta la tranquera. Parecen pocos y durante los primeros cuatro parecieron realmente pocos, tanto para ella como para él. Caminaban juntos y era el paraíso de los enamorados. Él notó que ella estaba incómoda por el peso de la cámara de fotos y se ofreció a llevarla. Cruzó la cinta desde el hombro hasta la cintura atravesando el pecho como una franja diagonal y se acomodó lo mejor que pudo. Ya no se veía ni la costa ni la cruz, y los médanos se transformaban en colinas y los pinos escasos en bosques de abundantes pinos y eucaliptos. Los primeros cuatro, parecieron realmente pocos, tanto para ella como para él.


Pesos y medidas

Cuando terminaron esos primeros cuatro ya no se sentían tan cómodos. Durante el último de los primeros cuatro, el muchachito empezó a notar con preocupación las gotas caían por su espalda y los pantalones y los calzoncillos le rozaban la cara interna de los muslos. Si no lo solucionaba se iba a transformar en un problema. Además la correa que caía oblicua era incómoda. Si la encajaba muy arriba del hombro le raspaba el cuello y muy abajo se le caía la valijita de la cámara de fotos. El camino seguía en subidas y bajadas, las primeras eran cada vez más pronunciadas. Durante todo el camino, se iba a subir bastante más que bajar. Al terminar esos kilómetros la valijita había duplicado su peso y también la mochila. De las botellas de agua, una estaba vacía y la otra por la mitad. Pese a eso, también esos objetos habían ganado peso. Ella miraba preocupada el agua y él sus muslos. Quedaban veintiún kilómetros y novecientos metros y ya no parecían tan cercanos ni fáciles, aunque tanto ella como él estaban todavía con sus energías a tope. Ella le mencionó lo de las botellas y él le dijo que por allí había una bomba de la empresa de agua, que podrían recargar y sólo era cuestión de hallarla.
Pero cuando terminaron esos cuatro kilómetros, pese a las sonrisas y el buen trato ya no se sentían tan cómodos.


El agua… ¿qué agua?

Doce del mediodía y se sentían como en un spaghetti western: los dos protagonistas, abandonados sin agua en el desierto empezaban a alucinar. No había agua excepto la de la zanja a los costados del camino y no parecía muy salubre. Él la miraba con menos escrúpulos que ella. Nunca habían hallado la planta potabilizadora y en las botellas ya no quedaban ni gotas. Los muslos de él ya estaban en el proceso irreversible de la carne viva. Lo positivo era que habían avistado la laguna y las casas que la rodeaban. No estaban cerca de llegar ni de ningún lugar, pero el paisaje era impactante pese al calor, y un buen paisaje aliviaba los problemas. Había casas aquí y allá, bosques aquí y allá, caminos y puentecitos como de juguete. Otra vez, la vista era de sueño y costaba sacarle los ojos de encima. Pese a ello, el calor y el malhumor los habían invadido a ambos. Y los mosquitos. Ahora había mosquitos. Decidieron sentarse a la sombra, frente al camino y bajo unos arbustos que no podían calificar como árboles pese a la voluntad. Pero corría una brisa y de repente todo se puso mejor cuando él recordó que tenían dos porros que por casualidad no habían dejado en las mochilas que quedaron en la pickup celeste. Y tenían fuego también porque en esa época los dos fumaban. Eso, y un viento renovado fue suficiente para aliviar el malhumor. Encendieron el primero y hubiera estado bueno tener algo para escuchar música. Un radiograbador, una radio. Tenían una necesidad explotadora, él por Johnny Cash, ella por Gogol Bordello. Les brotó una sonrisa (a ambos) y se relajaron. Fue su oasis en el medio del desierto.


La causa

La mitad exacta del problema del agua se había solucionado: él había decidido refrescarse la cabeza y tomar agua de la zanja. Ella no, y empezó a preguntar insistentemente donde podrían reaprovisionarse. Mientras tanto el sol les cacheteaba las nucas y picaba. Ya no sabían como acomodarse la ropa, a él se le pegaba todo, a ella le salían llagas en los pies. Fue entonces cuando el hombre confesó algo que venía ocultando durante los últimos seis kilómetros: sabía que había un bar de día-burdel de noche, el Jamaica, en algún lugar. Y sabía que ahí tendrían agua. Lo que no recordaba era si quedaba en el kilómetro catorce, en el diecisiete, en el diecinueve o en el veintiuno. Y mintió que creía, que estaba prácticamente seguro y casi no tenía dudas, que en el catorce. En su cabeza también creía, estaba prácticamente seguro y casi no tenía dudas. Quería creerlo, porque para el catorce faltaban únicamente dos kilómetros que atravesaban dos colinas bien empinadas, pero eran sólo dos kilómetros… dos mil metros, cuatro mil pasos. Y ella que moría de sed y calor y no se había refrescado en la zanja, también necesitaba creerlo.


Oferta

Pasó una pickup y los vio en un estado lamentable. El camino tenía bastante tránsito pero ellos dos eran fantasmas y nadie, en doce kilómetros, se había detenido ni los había mirado. Los de la pickup eran jardineros, se ocupaban de los bosques y prados de las casas que bordeaban la laguna y sí habían notado algo fuera de lo cotidiano en el medio de la naturaleza. Les preguntaron para donde iban y si querían que los acercaran a algún lado. Se miraron y rechazaron la oferta. No podían rendirse con el agua solamente a dos kilómetros. Los jardineros los miraron extrañados y siguieron.


El enojo

Dos mil metros, cuatro mil pasos, pueden ser muchísimos o bien pocos, todo es relativo, ya se sabe, todo es relativo. Y pueden ser bien pocos incluso cuando uno está cansado, con los pies reventados y tiene que marchar colina arriba. Porque todo es relativo. Y porque la proximidad de agua alimentaba la proximidad de esperanzas y eso le daba un empujón a los dos cuerpos que caminaban al costado del camino y que estaban polvorientos y cansados. Por eso el kilómetro trece no tardó en llegar y él que ya había estado muchas veces por ahí aunque jamás caminando, supo con certeza psicótica, que en el catorce no había nada y probablemente en el quince tampoco. Decidió ser valiente, tomar el toro por las astas y decírselo. Lo único que recuerda es la mirada de ella cargada de odio. Ella se moría de sed y él no hacía nada para ayudarla. El tipo parecía estar contento con todos sus engaños como si el único fin que tuviera en la vida fuera hacerla sufrir. Y era profesional en eso, ya que ella sufría como una loca mientras él se reía aunque no tuviera la menor idea de lo que ella pretendía. ¿Acaso él no le había dicho que el agua no era suficiente? ¿Por qué ella estaba tan furiosa? El había llevado la carga de la mochila con las cosas de los dos y la cámara de fotos, que a esa altura pesaba una tonelada, la puta cámara y la puta que los parió. Ella nunca estaba contenta. Él hacía su mejor esfuerzo y ella nunca estaba contenta. Pensó en dejar la cámara al lado del camino y caminar liviano y que ella se hiciera cargo de su peso pero decidió que eso iba a empeorar las cosas y le veía las espaldas y cada vez se retrasaba más y ella lo oyó pero no se dio vuelta, nunca se dio vuelta. Lo oía llamar pero estaba furiosa porque él no paraba de hacerla sufrir, quería que se volviera loca o regresara a casa y la castigaba con estas cosas así que decidió dejarlo atrás y seguir adelante y la distancia cada vez era mayor pero él la seguía todavía, se empeñaba en seguirla mientras veía su espalda y trataba de acordarse insultos mientras ella sin la menor consideración se alejaba más. Nunca entre dos almas hubo tanta distancia, y así pasaron el kilómetro catorce y los demás, y finalmente llegaron al diecisiete.



La paz

Fue un punto de inflexión. O fue, para los dos, ponerse a un lado. Dejar el centro de la escena. Pensar que ella estaba tan cansada como él y él como ella. Nunca contaron qué pasó, que los llevó a semejante odio y tampoco contaron como fue que se acabó el odio, como fue que empezó la paz. Hay veces que las cosas simplemente pasan de moda. Hay veces que tardan años en pasar de moda y otras pasan en minutos. Por qué pasan de moda es un misterio pero lo que sí se sabe es que cuando las cosas pasan es absurdo mantener las intensidades. Fue el camino, fue el kilómetro, fue el paisaje, fue su odio, fue el peso que llevaba, fue todo eso o nada. Pasó de moda el odio y volvieron a caminar juntos. Ella finalmente lo esperó y él recuperó la distancia. Ella le ofreció compartir el peso, llevar la cámara. Y él le dijo que no, que si la había llevado diecisiete, dieciocho kilómetros, podía seguir siete kilómetros y novecientos metros más.


No problem

El muchacho caminaba su kilómetro diecinueve y ya veía la ruta que se cruzaba con el camino. Estaba cansado, con los pies llenos de ampollas, los muslos rotos, cascados. Hacía rato que se había sacado los calzoncillos y se había quedado únicamente con el pantalón corto pero eso no sólo no le había aliviado el sufrimiento sino que se lo había empeorado. A ella el sol le iba dejando manchas rojas en la piel extremadamente blanca del cuello. También en los brazos y sus pies no estaban en mejor condición. Al ver la ruta, habían ganado nuevamente esperanzas porque él le había asegurado que allí se encontrarían con Jamaica, a pocos metros del cruce. Sin embargo, los quinientos metros que faltaban no fueron tan livianos, con tantas heridas y arrastrando llagas. Pero los hicieron y se apoyaron mutuamente. Cuando llegaron al cruce, él le mostró Jamaica. Ella pensó que se parecía a cualquier cosa menos a Jamaica. Sinceramente no parecía un lugar alentador. Una construcción de una planta donde de un lado estaban las habitaciones y del otro la whiskería. El calor era insoportable. Todas las ventanas estaban abiertas (en realidad no se distinguía si realmente había ventanas) y el bar parecía estar vacío. Una motocicleta de cross country estaba estacionada bajo una de las supuestas ventanas. Atravesaron la cortina de polvo que se formaba al lado de la ruta y entraron. Para el spaghetti faltaban solamente los pastos rodando. Se sentaron en dos sillas de plástico de las de jardín que nunca resultaron tan cómodas y se sacaron las zapatillas. Y pidieron dos botellas de de soda. ¡Bah! En realidad pidieron agua, pero sólo había whisky Dunbar o soda y para el whisky no estaban. Se tomaron una entera al instante, sobre todo ella, y abrieron la otra. Después de tranquilizar la garganta los dos empezaron a masajearse los pies, cada uno los suyos. Las cuatro plantas estaban repletas de ampollas y heridas. Finalmente abandonaron y se quedaron allí en el kilómetro veinte, descansando y esperando que el sol no estuviera tan alto. Incluso dormitaron un poco. La chica que atendía era su sombra pero resolvió dejar en paz a aquellos dos extraños. Evidentemente están exhaustos- pensó. Exhaustos sí, pero sonriéndose el uno al otro. Todavía faltaban cinco kilómetros y novecientos metros. Pero bueno, Jamaica realmente era no problem.


Recomienzar

Imposible ponerse las zapatillas. Al verse libres de las mismas los pies se habían inflamado y ahora se negaban a volver al encierro de tela, goma y cordón. Como era una tarea imposible, se las pusieron sin cordones. Cuando se pusieron de pie por poco se derrumban nuevamente sobre las sillas de plástico. Les dolían las uñas, las plantas, los dedos, las piernas. El tenía una quemadura en el cuello producida por la correa de la cámara, ella que era blanca caucásica de esos países con poco sol, tenía quemaduras en los brazos y en las piernas.
Cruzaron la ruta y empezaron a caminar siguiendo nuevamente el camino, doloridos pero con la tranquilidad de quien encara el último tramo. Una sospecha apareció simultáneamente en los dos pero fue ella la primera que lo expresó: No llegarían. Era como si en Jamaica las heridas hubieran descansado pero también se les hubiera garantizado la libertad de expresión. Cada paso era una pena y las penas se acumulan. Además cargaban con peso extra debido al agua (no cometerían el mismo error otra vez por más que estuvieran cerca) y las zapatillas sin cordones agregaban dificultades a la marcha. Probaron andar descalzos pero el asfalto rudimentario y las llagas les hicieron desistir rápidamente. Los dos lo sospecharon pero ella lo dijo. No iban a llegar. Cruzando la ruta por suerte el sol se ocultó. Ya no mordía como al mediodía y durante la parada en Jamaica el cielo había decidido darles un pequeño descanso. Pero no iban a llegar y los primeros doscientos metros fueron un suplicio, se arrastraron como mendigos, se apoyaron uno con el otro, paso a paso y todavía quedaban cinco kilómetros y setecientos metros más.


Arrastrándose

Los dos cuerpos caminaban en éxtasis. El hambre, la sed, el calor y las heridas habían provocado un doblez en el espacio tiempo. Se arrastraban, ya no por el camino ni por las colinas llenas de verde sino por un lugar dinámico que no podía encerrarse en una imagen. Tampoco el clima era definible. Cuando ella pensaba que el sol la castigaba, el veía una nube oscura que les daba un poco de frescor. Cuando el sentía que los pies se le descarnaban, ella alucinaba que nada le dolía y su voluntad les permitía a los dos seguir avanzando. Sus pensamientos habían dejado atrás las categorías. No importaba que relación tenían o como se habían conocido o si se querían mucho o poco. Lo que los juntaba era lo miserable de la situación, la fiebre sin fiebre, el dolor sin dolor, el hambre sin hambre. En algunas oportunidades se tiraban a descansar bajo la sombra de algún árbol y parecían dos niños acurrucados con las cabezas juntas y en esas oportunidades parecía que también sus pensamientos se acurrucaban y se mezclaban entre sí. Lo hicieron numerosas veces ya que en este tramo sólo podían hacer cien o doscientos metros de un tirón y después de esas distancias necesitaban descansar. Descubrieron el cadáver de una serpiente enroscada sobre el asfalto, y pensaron en silencio que esa era una prueba tangible de que el calor era algo real por más que sus cuerpos ya no lo sentían. Hicieron unos minutos de silencio respetando el cadáver y el cansancio. Cuando levantaron la vista, a lo lejos, por la cinta del camino que atravesaba las colinas, se venía venir la pickup celeste.


Una banana, una manzana

La pickup se detuvo frente a ellos y el conductor los miró con cierta sensación de alarma. Les dijo que iba a buscar a otros viajeros y les preguntó si querían subir pero ellos dos se negaron. Pese a todo querían llegar por sus propios medios. De la pickup salió una mano con una banana y una manzana, y él los tomó. La pickup siguió en rumbo opuesto al que ellos tenían, hacia la costa. Se perdió y recién entonces ellos miraron las frutas. Se volvieron a sentar y empezaron a mordisquear la manzana. No era muy jugosa. Más bien arenosa, pero igual fue un viaje a otra dimensión. Los refrescó como nada los había refrescado nunca, les permitió hablar nuevamente, las bocas se enjuagaron y el escaso líquido caía por sus mentones. Y todo se volvió maravilloso. Luego se miraron fraternalmente, con esa hermandad que provocan las experiencias, se levantaron y siguieron caminando. Bajaron un cañadón y llegaron a un puente que atravesaba un pequeño río. El se deslizó hasta la orilla y llenó las botellas con agua, no para tomar porque no tenían necesidad -habían calmado la sed- sino para refrescar su nuca y la de ella. Le hizo bajar el cuello y la miró. Su nuca le había gustado desde que se conocían. Suavemente le tiró agua y la masajeó. Seguidamente tomó la banana y la partió en dos. Cada uno se entretuvo con su parte pero al poco tiempo se miraron a los ojos. Sus pensamientos parecían seguir juntos, unidos, como dos voces en la misma cabeza dialogando entre sí y lo que sus ojos reflejaban era incredulidad ante lo que estaba pasando. Siempre habían escuchado acerca de las bananas y el potasio pero jamás habían sentido la experiencia de que los músculos se les regeneran de manera consciente. En segundos se les aliviaron los calambres y los dolores, se pusieron de pie y siguieron cuesta arriba, exhaustos sí, pero ganando fuerza de donde podían. Cuando subieron la loma después del río, pudieron ver su destino. Estaba todavía a dos mil metros, pero eran dos mil metros solamente. Cuatro mil pasos hasta la tranquera y luego atravesar el campo y luego un lago, una casa de piedra, una reposera, comida, bebida. El ya conocía donde iban. Ella no, pero él le contaba mientras caminaban.


El último kilómetro

Imposible. Imposible. Casi seis horas más tarde volvieron a pasar los jardineros. Iban en un auto viejo y latoso, lleno de herramientas. Ellos querían llegar antes que volviera la pickup celeste porque querían ser los que dieran la sorpresa en la casa de piedra y no la pickup que no había hecho ningún esfuerzo durante todo el día. Entonces aceptaron la oferta. Fueron los últimos quinientos metros de camino y después faltaban otros quinientos de campo traviesa. Y durante esos primeros quinientos metros los jardineros los acribillaron a preguntas. Ella se sintió bien, parecía que hubiera realizado una proeza y la pasión de los jardineros lo confirmaba. El muchacho, como de costumbre, no se relajó, era más desconfiado que ella y no dejó su actitud vigilante. Qué los jardineros no se desviaran, que la pickup celeste no apareciera, que no hubiera nadie en la tranquera. Cuando llegaron al punto correcto, él le pidió al conductor que parara. Bajaron ellos, la mochila y la cámara. Agradecieron a los jardineros, que siguieron su camino mientras ellos se aligeraban del peso extra que no era mucho, sólo las botellas de agua. Hicieron un pequeño esfuerzo más y saltaron la tranquera. Caminaron una recta hasta que apareció una cañada y empezaron a descender. El dolor era distinto, estaba presente en las heridas y las llagas pero el cansancio se ausentó. Pasaron la cañada y comenzaron a subir por la ladera de una colina, la última de todas. Cuando llegaron al tope encontraron otra tranquera. Él la conocía. Ella no. Él le señaló la casa, el lago, las otras casas. Se tomó un tiempo para mostrarle todo lo que era suyo, cada vértice, cada tono de verde, cada nido de pájaros y cada empujón del viento. Ella, que amaba las cosas de la tierra mucho más que él, enseguida las tomó para sí. Tenía su derecho. Lo duro de la jornada era el precio de la posesión. A partir de ese instante, lugar sería siempre les pertenecería. Desde la tranquera enfilaron para la casa de piedra. Llegaron y él se tiró al lago. Ella a una reposera. Durante algunos minutos no hablaron. Un rato más tarde apareció la pickup celeste. Conductor y acompañante. Celeste con dibujos.


Enero 2005

Monday, November 08, 2010

The Scotsman's Return From Abroad

In mony a foreign pairt I've been,
An' mony an unco ferlie seen,
Since, Mr. Johnstone, you and I
Last walkit upon Cocklerye.
Wi' gleg, observant een, I pass't
By sea an' land, through East an' Wast,
And still in ilka age an' station
Saw naething but abomination.
In thir uncovenantit lands
The gangrel Scot uplifts his hands

At lack of a' sectarian fush'n,
An' cauld religious destitution.
He rins, puir man, frae place to place,
Tries a' their graceless means o' grace,
Preacher on preacher, kirk on kirk -
This yin a stot an' thon a stirk -
A bletherin' clan, no warth a preen,
As bad as Smith of Aiberdeen!

At last, across the weary faem,
Frae far, outlandish pairts I came.
On ilka side o' me I fand
Fresh tokens o' my native land.
Wi' whatna joy I hailed them a' -
The hilltaps standin' raw by raw,
The public house, the Hielan' birks,
And a' the bonny U.P. kirks!
But maistly thee, the bluid o' Scots,
Frae Maidenkirk to John o' Grots,
The king o' drinks, as I conceive it,
Talisker, Isla, or Glenlivet!

For after years wi' a pockmantie
Frae Zanzibar to Alicante,
In mony a fash and sair affliction
I gie't as my sincere conviction -
Of a' their foreign tricks an' pliskies,
I maist abominate their whiskies.
Nae doot, themsel's, they ken it weel,
An' wi' a hash o' leemon peel,
And ice an' siccan filth, they ettle
The stawsome kind o' goo to settle;
Sic wersh apothecary's broos wi'
As Scotsmen scorn to fyle their moo's wi'.

An', man, I was a blithe hame-comer
Whan first I syndit out my rummer.
Ye should hae seen me then, wi' care
The less important pairts prepare;
Syne, weel contentit wi' it a',
Pour in the sperrits wi' a jaw!
I didnae drink, I didnae speak, -
I only snowkit up the reek.
I was sae pleased therein to paidle,
I sat an' plowtered wi' my ladle.

An' blithe was I, the morrow's morn,
To daunder through the stookit corn,
And after a' my strange mishanters,
Sit doun amang my ain dissenters.
An', man, it was a joy to me
The pu'pit an' the pews to see,
The pennies dirlin' in the plate,
The elders lookin' on in state;
An' 'mang the first, as it befell,
Wha should I see, sir, but yoursel'

I was, and I will no deny it,
At the first gliff a hantle tryit

To see yoursel' in sic a station -
It seemed a doubtfu' dispensation.
The feelin' was a mere digression;
For shune I understood the session,
An' mindin' Aiken an' M'Neil,
I wondered they had dune sae weel.
I saw I had mysel' to blame;
For had I but remained at hame,
Aiblins - though no ava' deservin' 't -
They micht hae named your humble servant.

The kirk was filled, the door was steeked;
Up to the pu'pit ance I keeked;
I was mair pleased than I can tell -
It was the minister himsel'!
Proud, proud was I to see his face,
After sae lang awa' frae grace.
Pleased as I was, I'm no denyin'
Some maitters were not edifyin';

For first I fand - an' here was news! -
Mere hymn-books cockin' in the pews -
A humanised abomination,
Unfit for ony congregation.
Syne, while I still was on the tenter,
I scunnered at the new prezentor;
I thocht him gesterin' an' cauld -
A sair declension frae the auld.
Syne, as though a' the faith was wreckit,
The prayer was not what I'd exspeckit.
Himsel', as it appeared to me,
Was no the man he used to be.
But just as I was growin' vext
He waled a maist judeecious text,
An', launchin' into his prelections,
Swoopt, wi' a skirl, on a' defections.

O what a gale was on my speerit
To hear the p'ints o' doctrine clearit,
And a' the horrors o' damnation
Set furth wi' faithfu' ministration!
Nae shauchlin' testimony here -
We were a' damned, an' that was clear,
I owned, wi' gratitude an' wonder,
He was a pleisure to sit under.

Robert Louis Stevenson

Tuesday, November 02, 2010

Wednesday, October 20, 2010

Sugar Ray

"Rhythm is everything in boxing.
Every move you make starts with your heart
and that's in rhythm or you're in trouble"
me dijo Robinson en el preciso instante en que su bota izquierda pisaba un chicle.
Que lujo el negro.
Yo nunca lo vi pero todos dicen que era un lujo.
Tenía un restaurant
y un Cadillac rosado.
Nadie que no haya venido a salvar al mundo
puede darse el lujo de enfrentar el oprobio
de conducir un Cadillac rosado.
Que lujo el negro.

Tuesday, October 19, 2010

She

Se bajó del auto luego de darnos un beso en la boca, que se prolongó hasta donde pude. Apoyando las manos al volante la contemplé. Ya no tenía el pelo mojado de cuando la había pasado a buscar tres horas antes por ese mismo lugar; tampoco las ondulaciones rubias con las que la evocaba mientras miraba su espalda, de la cual caía ahora un pelo bien rizado. Esperé que antes de abrir la puerta del edificio me dedicara una mirada de despedida. En vano.

Friday, October 15, 2010

Puto! Una Revista sin Eufemismos

Ni medios hegemónicos ni neocorporación gubernamental. La tercera posición parece ser el camino más logrado entre las nuevas propuestas gráficas que engalanan el escenario de los quioscos de revistas, junto a las poderosas portadas del pornosoft hetero vernáculo. Allí, estoica y con orgullo, desde marzo de este año se muestra mes a mes una publicación amiga de Pescares. Sí, hablamos de Puto, una revista sin eufemismos, que llegó para quedarse a partir de un tono sugerente, nunca explícito, que exige la lectura entre líneas del lector siempre atento a las vanguardias periodísticas.



Puto! Una Revista sin Eufemismos

Ni medios hegemónicos ni neocorporación gubernamental. La tercera posición parece ser el camino más logrado entre las nuevas propuestas gráficas que engalanan el escenario de los quioscos de revistas, junto a las poderosas portadas del pornosoft hetero vernáculo. Allí, estoica y con orgullo, desde marzo de este año se muestra mes a mes una publicación amiga de Pescadores. Sí, hablamos de Puto, una revista sin eufemismos, que llegó para quedarse a partir de un tono sugerente, nunca explícito, que exige la lectura entre líneas del lector siempre atento a las vanguardias periodísticas.





Thursday, October 14, 2010

Tom Waits lanzará un 78 rpm

El pianista y también actor Tom Waits, lanzará el anacrónico formato para colaborar con la institución de Nueva Orleans Preservation Hall Jazz Band. La idea estuvo inspirada por un viejo 78 rpm grabado por Danny Barker en 1947.

El 78 rpm fue el primer formato de grabación musical en discos, anterior al disco de vinilo y en esta oportunidad, será una edición limitada que estará lista para salir el 19 de noviembre.

Thursday, October 07, 2010

En la mesa de al lado




cuatro doñas doradas
supuran su perfume,
tan incisivo y dulce,
de tan dulce maldad,
de tan hienas.
Hablan del cáncer de alguien
que tiene cuatro hijos:
en horror, tintinean, lamentan.
Angustiosas, agitan
sus cobrizos anillos impresos en la piel
hondamente marrón, color lámpara china;
color cama solar de sesión intensiva.
Son el infierno mismo y no lo saben:
son más edulcorante en más café,
más condolencia letal,
más infortunio
y mayor excitación en la conversa,
con la mayor desgracia que encontraron
hurgando el universo ajeno, eterno.
Más detalle escabroso del conocido enfermo:
revuelven el café,
muerden la palmerita,
saben que habrá la muerte real, y en lo profundo
se soban entusiastas,
se relamen, complacen de estar vivas,
calentitas,
bajo techo,
bajo marido proveedor, harto y con panza,
bajo bandera,
bajo la infortunada montaña de palabras
de carteras, zapatos, juanetes, alta peluquería,
que las talla normales,
morales,
sanitas
madres
inimputables.

Tuesday, September 28, 2010

Yo quería llegar


pero la rompiente se iba a alejando,
me pesaban los brazos.
De golpe, tuve músculos viejos.
De golpe no era joven.
Ni la esperanza blanca,
ni la desesperanza negra;
la rompiente se me corría,
me cambiaba de altura y de frontera .
Aparecí rodado en el sincanto,
en una multitud de obligaciones,
confusas, incumplibles, canaletas de engaño
que te llevan ahí,
a aguas heladas,
donde unos caminan
y otros se hunden
y nadan
hacia la rompiente,
porque ya no creen en ver tierra
y pasando la rompiente,
ya sabemos.
La rompiente se ríe,
se mueve,
su ley de gravedad me ignora.
No hay que pedirle a la rompiente
ella es peor que una mujer:
es un caimán carioca.

Saturday, September 25, 2010

Reflexión de manda huevos

¡Panda de capullos nacidos de mil perras!

Me quitaron a Camilo Sesto del Salón de la Fama y mantuvieron al paquete de Lou Reed.

¡Torpes golpistas de república bananera, repongan el daño que me han causado!

¡Manda huevos!

Estribillo Pescador

Con un trago estoy bien
Con dos me pongo sabroso
Con tres me pongo mas pegajoso
Con cuatro no se que hacer

(estribillo de un son cubano, cuya autoria desconozco)

Friday, September 17, 2010

Yo me pregunto

cómo fue que incomprendimos tanto amor
De tantos seres:
funcionarios
legisladores
soldados
curas
sindicalistas
delegados estudiantiles
revolucionarios.
En fin…
Todos ellos luchando, ofrendando su vida,
su tiempo, su atención.
Robándole horas a la noche
renunciando a la privacidad, a la tibieza de la familia
¿Para qué?
para beneficiar a la comunidad
es decir, para que esa muchedumbre anónima
desconocida y olvidadiza
goce de un mundo mejor.
Yo me pregunto
cómo puede ser que estos seres distintos,
que todo lo hacen por el bien común,
por la fascinación que les despierta
mejorar vidas ajenas y lejanas,
tengan que soportar la persecución periodística
la indiferencia del electorado,
escraches, insultos, denuncias. En fin…
todo lo acostumbrado.
Mientras que los artistas, los intelectuales,
desde el lujo de la duda
desde su altar de egoísmo y su feroz autoreferencia
pasivamente contemplativa,
tienen el tupé de criticar,
de escupir su hiel malsana
su individualismo:
“No sé” disparan los poetas indolentes
“ni sé cuál es la solución” agregan,
como si la perplejidad
fuese virtud; como si ellos no vivieran en este mundo,
como si no hubiese semejantes que sufren.
En cambio, los militantes, los luchadores,
los que van a marchas, a elecciones internas,
los que se postulan para sacrificarse
desde una banca legislativa, desde un humilde cargo,
desde el puesto de cobate que sea; esos están para servir,
no andan en el chiquitaje de lo propio
(mi hijo, mi amigo, mi casa, mi canción)
Los que se la juegan, los que son pura entrega,
esos viven, sienten en su piel
la piel ajena. Saben que hay algo llamado
prójimo anónimo. Y lo aman.
Desde la Presidenta hasta el ferreo opositor,
son de una raza especial:
La raza de los que no logran dormir
cuando saben que hay un niño pobre
por eso no duermen nunca.
Son de la raza de los que ven una injusticia
y dan siempre una mano para revertirla;
una mano, un brazo o un riñon,
no importa: están para dar,
para brindarse, para luchar
contra el hambre, el dolor, la intolerancia,
el prejuicio, la avaricia, la mentira.
Para renunciar a lo propio
a favor de desconocidos que los necesitan.
¿No los ven en televisión, en los debates, en la vida pública
haciendo exáctamente eso?
¿No los ven entregando la vida
discreta (casi secretamente) por la sociedad?
¿no son verdaderos santos?
¿no deberíamos hacerles un profundo reconocimiento?
¿no deberíamos arrepentirnos de todo lo malo que hemos dicho,
empezando por aquel “que se vayan todos”?
No entiendo que el mundo no entienda:
Quien busca el poder, lo busca con amor;
con amor transformador,
porque ama mejorar la vida de sus semejantes
y está dispuesto a todo sacrificio para lograrlo.
No entiendo que no entiendan
que la única causa de la política,
del poder, de la lucha armada
o desarmada, es el amor;
el amor puro, profundo; la entrega
Deberíamos arrepentirnos, comprender:
la iracundia que vemos en pantalla
no es más que amor;
pelean entre sí por el amor que los motiva
porque a su manera, cada uno de ellos
busca construir una sociedad más justa
y en ese derrotero, la pasión los desborda,
¿o acaso nos molesta que sean humanos?
No seamos ciegos,
no seamos hipócritas
preservados en la abstención nihilista
¡Juguémonos de una buena vez!
¡Estamos en presencia de verdaderos santos!
¡No seamos ciegos!
¡Dan todo y darían aun más!
¡Son santos!
¡Por dios, no seamos ciegos!
¡Quien empuña un fusil, una banca, un cargo,
lo hace por amor, por el bien de la comunidad,
por la justicia, por su pueblo,
porque nos siente A TODOS sus hermanos!
Yo me pregunto:
¿por qué no lo entendemos si nos lo dicen siempre?
¿por qué no podemos salir de nuestras cuevitas?
¿Por qué no podemos aflojar
con tanta indiferencia, tanto egoísmo, tanta ruindad
y ser un poco más como ellos?
¿Será que unos nacimos malos
y ellos buenos?
¡Son santos!
¡Que vuelvan todos!
¡Y que vuelvan más!

Wednesday, September 08, 2010

Fallos

Mi proveedor actual es ético como una cuchara pero el anterior era un irresponsable.
Su negocio era cuando él quería, compraba un toco y aparecía diciendo "Aquí estoy".
Yo le dije "así no va".
Pero la sartén y los tiempos los manejaba él.
Siempre dijo: "Es bueno para comer. Es bueno para cocinar".
Pero conmigo no fue bueno.
Bueno es un hueso.
Buena es una pierna de cordero.
Pero no él.
Eso sí: venía a las tres de la mañana con todo metido en bolsas de plastico. Y era un maniático de la limpieza.
Pedía café y no paraba de hablar.
Manejaba la sartén
y usaba las cacerolas como batería y un palo de escoba de guitarra
se trepaba a todos los hornos
era tan suave como la ricota y no se quemaba
a pesar de que siempre andaba a toda velocidad y con la temperatura alta.
Mi proveedor anterior tenía estilo
entraba por la puerta vaivén caminando a lo John Wayne y gritaba:
"¡Chef de Cuisine, Sous chef, Chef de partie, Cuisinier, Commis, Plongeur, Saucier, Rôtisseur, Poissonnier, Entremetier, Garde manger, Pâtissier y Garçon de cuisine! Nada eso es para mi, muchachos, no me fue bien en el ejército. Pero sí les puedo garantizar un buen producto, uno que los hará babear de felicidad."
Robaba un par de cuchillos, no por necesidad sino para mantener el estilo, y se iba.
Mi chica se iba con él noche por medio
(lo cual la hace tanto mía como de él)
pero jamás le convidó de su taza ni la dejó quedarse a dormir.
Le revoleaba los ojos y eso era todo lo necesario.
Ella decía que no pasaba por el sexo, que era algo más y que no podría dejarlo.
Su negocio era cuando él quería, compraba un toco y aparecía diciendo "Aquí estoy".
Mi proveedor actual es ético como una cuchara, sí,
pero no tiene swing.
En cambio el anterior
ese sí era puro rock'n'roll.

Monday, September 06, 2010

Re-Flexion

Ya se sabe, generalizar no es bueno, es más, yo elevaría la apuesta.
No conformarse de desgeneralizar, debemos también descoronelizar, desmayorizar, destenientizar, desargentar, e incluso, descabizar.

Monday, August 30, 2010

Esta Mente


Exactamente
esta mente
me entretiene engayolado
con perpetua pero sin sentencia firme.
Es decir una botella de vino
que hay que abrir con los dientes
cuando el asado ya está listo.

Esta mente me persigue
entre tormentas y atascos
que bloquean ciudades enteras.
Te conversa con fiebre
en lenguas y dialectos primitivos,
te puede hamacar
con condenas que no salen en los diarios,
te duerme con canciones de protesta.

Precisamente
esta mente
te retiene con ideas comunes
con pequeñas victorias de la nube cotidiana.
Viaja en coches veloces
y puede asfaltar con botellas de cerveza
todo el camino hasta Marte.

Pero no puede hacer
que todos esos recuerdos
se pierdan para siempre
en un tacho de basura.

La muy zorra no puede hacerlo!

Sunday, August 29, 2010

Fight Night
















Friday, August 27, 2010

Re-Flexion Sobre-Viviente

Levantarse y caminar.
Todo es cuestión de ver hasta donde se puede llegar en el tiempo disponible, cuanto duras y que conseguís mientras tanto.
Todo lo que ayude a sobrevivir se tornara imprescindible, lo demás y los demas, prescindibles.

Re-Flexion

La naturaleza les ha dado como única posibilidad, la simulación, para defenderse y protegerse de algún modo. Esto, hace que la injusticia sea uno de sus principales pilares.
Divinos vasos de impiedad.

Tuesday, August 24, 2010

Si es rojo, es negro

Vestido siempre de muselina
sombrero, esos hombros y entonces entendimos que hay veces
que si es rojo, entonces es negro.
Una mexicana de ojos achinados, maneable, no me creyó nada.
No creyó que volví para salvarla de la catástrofe.
No creyó que mi vino es el mejor,
que mis uvas son las más perfectas, redondas,
que tengo dulces y saladas y todas te llevan al mismo lugar.
No creyó que la quería
me trató de argentino
y eso que ella vivía en San Telmo con Cuba.
Dejé mi teléfono después de pedirle el suyo
dos veces, por las dudas, con una recomendación personalísima de Houllebecq y de las partículas elementales
pero pasa que si es rojo, es negro, y es seguro que no me llama.

Hoy
me lo echaron en cara.
Fue faltar o no, no se sabe,
no se sabe nada.
Sos de acá nomás pero parecés de cualquier sitio
y a veces parecés de cerca y a veces de muy lejos.
Hoy
el no viniste sonó a reproche
pero como puedo saberlo si después nunca encuentro nada.
La maternidad te habrá puesto críptica, algo habrás perdido además de peso específico, además de confianza
se comprende,
pero esto me deja perplejo.
Yo que siempre evito los momentos incómodos, como iba saber,
de encontrarme ahí con el tipo que, según tu testimonio, no deja de venir ni en los sueños
y cuando no viene sos vos la que vas o la que te quedás en tu casa comiendo chocolate y viendo películas, me lo dijiste. Aquella vez me lo dijiste.
No me doy cuenta, no te sigo, no te veo
quiero hundirte la nariz en la nuca sin pensarlo, oler detrás de tu cabeza,
por más que sea colorido ser segundo (o tercero, o cuarto o décimo).
Una vez fuiste clara y fue suficiente.
Por eso entendés que una mexicana con ojos achinados me resulte tan querible
con sus labios finos que no auguran buenas cosas y que parecen crueles.
Es suficientemente perversa como para que algo resulte bien.
Pero al menos es una línea en el horizonte,
un rechazo experto, una imposibilidad cierta, un hecho tangible, tan sólido como un cepillo de dientes o la rueda de un automóvil.
Y además está la cuestión del azar:
cuando el azar está en contra el consuelo es mayor.

En cambio, hoy
me lo echaron en la cara
con una sonrisa de balas de plata
tu mundo cotidiano, los cuentos.
Parece que te sigo pero no te sigo, vos hacés parecerlo
aunque no se si lo crees o si es para mi, para que lo crea yo
o para ambos, para sentirnos menos solos.
¿tenés algo para mi, algo que quieras darme?
Una tarde me invitaste el almuerzo y me sentí así.
Estaba lleno de alemanes que iban y venían pero de golpe empezó a llover
la calle se quedó vacía.
Corrimos hasta tu auto que estaba en un sótano y te miré un poco las piernas, siempre tuve debilidad por tus piernas, y te diste cuenta y entonces te vi los dientes.
Me alcanzaste y mirá que ingenuo
que pensé que empezaba, que no me había enterado.
Bajé en la esquina de Beruti con tanto aire que me mareé
llovía, la calle quedó vacía y seguiste camino
y no te seguí ni te sigo
ni puedo seguirte
ni quiero seguirte
ni a vos ni a la mexicana de ojos achinados
ni a mi gato.
Lo que si quiero es tocarte, espero hacerlo.
Pero si es rojo, es negro
y me voy a ir pronto porque en verdad necesito tocarte, no es solamente que quiera.
Dejo un libro de Whitman, un cepillo y un par de camisas
No te sigo, no puedo seguirte, no entiendo que querés y vos tampoco.
Pero voy a cocinar.
Eso sí que está bien.

Tuesday, August 17, 2010

Sopa! Sopa!

Sopa, Sopa
tu sabor me copa
me sacás el frío,
no manchás la ropa
tu calor me deja
con chinchu y molleja
pa seguir!

Sopa, Sopa
si tu olor me dopa
como si mezclara
un roinol con coca
yo cambio una cena
más un flan con crema
¡por un bis!

Sopa, Sopa
pida la que quiera
de pescado o pollo
minestrone, crema
¡que si hay que pedir
yo quiero repetir!

Friday, August 13, 2010

Re-flexión Musical

-P: qué opinás de que vengan los Rolling Stones?
-R: que se yo... me parece bien.
-P: no pensás que son muy comerciales?
-R: y sí... pero peor sería que vinieran Los Fantasmas del Caribe.

Wednesday, August 11, 2010

Se nos evaporó el Talisker

en mesa apañada
delante de los ojos
y no lo vimos,
para nada lo vimos.
Se nos llenó el cenicero
entre tanta cadencia sublingual.
Con la última gota de cobre
el nombre se me olvidó
y balbuceaba evitando ese hueco.
Nuevamente se llenó el cenicero también sin darnos cuenta.
La cabeza fluctuó
en el zoológico de vapores
me perdí entre jaulas, denominaciones,
estrellas, la cara,
las ganas, el olor a alcohol, a bestialidad
a zoológico, a su vagina
a naranjas, el gusto de los pájaros
el orín, las sábanas, los dientes.
Quise volver al alcohol
en la mesa apañada
pero su expresión confirmó
lo decepcionante de la botella vacía.
Se evaporó el Talisker
se vino abajo
perdió el sentido.

Monday, August 09, 2010

Re-flexión

Me parece un buen plan invitar a salir a una trola. Es el único caso en el que me animaría a llevar a alguien a tomar un helado. Cualquiera objetaría con un sinnúmero de razones: es un programa adolescente, no se toman helados en invierno, suena como que uno es una rata apestosa o un tirado. Sin embargo a mi me parece un buen plan. No creo que exista mina alguna que se resista a sonreir. Y enternecerse es la mitad del camino. Total:

Somos pescados
lindos y plateados
muertos, vivos, sepultados
descompuestos, relajados
locos de atar, desatados
limpios, sobrios y mamados
dormidos o anestesiados
despiertos y renegados,
miserables y abnegados.

Un helado dice mucho . Dice si una persona está o no segura, si le gusta la sofisticación sin contenido (crema del cielo / lemon pie / vainilla Romanoff), si lleva su niñez a flor de piel (vainilla / chocolate / frutilla) o si es livina (limón) o pesada (chocolate con almendras o bombón rocher) todos temas esenciales a la hora de salir con un pescado plateado. Porque claro, hay que darse ciertos gustos, no todos pero algunos. Los suficientes como para que te quieran.

Sunday, August 08, 2010

Solo el Rey podia convoncarlos

Los Pescadores nos debemos este tema



(Recomiendo la escucha de la version de joe Jackson, la cual poseo)

Saturday, August 07, 2010

KAMIKAZE

Calma camaradas, eran pilotos, y como todos los pilotos de la epoca usaban gorritas de cuero con antiparras, y a la hora de cargarse un acorazado, destructor o cualquier cosa que flotara de los aliados, se ponian un"hachimaki", una tela blanca con el sol y a dar por culo.
Los casquitos los usaban los giles que dejaban de a pie.

re-flexiones suicidas

retomando el raimond comment, analizo
en realidad todo pre-suicida establece una puesta en escena inherente al hecho que lo pasara de la categoria de suicida
algunos se desnudan
otros se descalzan
los hay que se visten de gala
incluso con galas militares a lo Mishima
que ademas era del tipo de los que montan una escenita mediatica
otros dejan cartas que inculpan o exculpan
tal vez los kamikazes usaran casco al emprender su ultimo vuelo
pero esto seria por una cuestion de dignidad
acaso no me pongo yo traje y corbata cada dia para ir a trabajar?

Ave, Caesar, morituri te salutant

Friday, August 06, 2010

Re-Flexion

Criaturas de la noche, tatuadas de signos de degradación urbana.
Conjuntos tribales de dudosa estirpe, por lo menos desconocida.
Hogar
Patria
Hijos
Malestar
Escozor
Fastidio
Pánico

Thursday, August 05, 2010

Re-Flexion arroz re-hogado

Esa sensación de que el arroz se nos está pasando, y que hacer, le agregamos caldo, lo apagamos ya, están todos los comensales?
Esa duda brutal y despiadada, se nos pasa realmente o no llegaron a tiempo?
Mierda, que importa.
Lo que importa es la atroz sensación.
El miedo al pegote, a la polenta no deseada, a la sazón imperfecta.
Y la tentación a recurrir a las trampas aprendidas para salvar al risotto, colmándolo de manteca y otras menesundas para tapar el fiasco.

Wednesday, August 04, 2010

Enrique Urquijo

Re-Flexion No-Genuflexa

Es increíble como antes uno le ponía el pecho al frio, estoicamente, apenas una remera y una “tricota” arriba.
Ahora duele más, pero aquí estamos, dignos, tratando de saciar la sed infinita.
Pero guarda, soy un pescador, y el arroz no se me pasa.

Re-flexión Culi-naria


Spotted Dick se traduce Pija Manchada
o Poronga Manchada, Garompa Manchada, Nabo con Manchas
Verga con Lunares o cualquier pene que cuadre.
Pero dick era perro antes de ser pija
Buen postre para tal nombre.

Tuesday, August 03, 2010

re-flexiones profundas

por el ojo del choto
lo veo todo roto

palabras alguna vez pronunciadas por un entonces joven filosofo contemporaneo
paraguayo, presentado por mi, alguna vez, a este prestigioso foro, el Señor Julius DT
entonces, cuando las escuche, me sucedio algo similar a la sensacion que tuve al escuchar mi primer disco de Zappa, alla por mis tiernos 14 años, no entendi un carajo, pero me di cuenta de que estaba mirando desde arriba el mar justo por sobre una fosa abisal, y solo veia desde la superficie adivinando una profundidad que no conseguia comprender
ahora que han pasado los años el significado aun se me oculta pero mientras buceo, vislumbro y aprendo de los cardumenes de especies innombrables (para cualquiera que no domine el griego) que deambulan por ahi
y disfruto con el paisaje desconocido de lo inexplorado
mientras pienso:

por el ojo del choto
lo veo todo roto

Re-flexiones

Puede ser que vaya al grano
o que no haya que engranar.
Los granos son ambiguos
y antiguos.
Hay que separar el grano de la paja
y no dejar que caigan a lo largo del camino.
Que vengan las aves y se coman todo.
Y a la mierda.

Monday, August 02, 2010

RE-FLEXIÓN BAJ-ON

Yo
no me convengo:
Me traigo mala suerte.

Thursday, July 29, 2010

Re-Flexiones (A pedido de Gilga, el precursor en este género novel)

De la ortedad:


*Por un lado, me gustan los animales domésticos. Por el orto, no tanto; me molesta un poco su suciedad.

*Nada más pior que los jóvenes pujantes y ortimistas; que se pujen y reempujen a ellos mismos

Wednesday, July 28, 2010

Mis prímeros recuerdos musicales


Les voy a contar un sentimiento.


Estaba de excursión por el interior de Bali, cuando en la Ipod se presentó uno de los discos que había digitalizado de aquellos antiguos de casa de mis padres y entonces un profundo y gran sentimiento se rememoró en perfectas imágenes de mi niñez.

Eran finales de los setenta. En aquellas calurosas noches de verano cuando toda mi familia se reunía y debatía en la parte mas fresca del jardín, allí estabán mis padres, mis abuelos y hermanos. No sentabamos alrededor de una mesa y disfrutabamos de la pequeña brisa de las horas nocturnas.

Entre nosotros, mi abuela Palmira fue una gran cantante. Años después escuché al viejo Párroco de Navalcarnero, un pueblo cabeza judicial al sur de Madrid y lugar de nacimiento de mis abuelos, como se escuchaba de bonito el coro en los días de Señor con la principal voz de ella como solista.

Pues eran aquellas noches de verano, cuando en ocasiones, es decir cuando ella quería, nos ibamos los dos al salón y en el modernos tocadiscos que mi padre había comprado recientemente, escuchábamos siempre el mismo disco. Aquel increíble “Sentimientos” de Camilo Sesto.

Un recuerdo único de el disco de fondo negro con Camilo Sesto en plano americano encuadrado, tenía las letras impresas en la cubierta de dentro de la tapa que todavía conservo en mi casa.

Y cantábamos las canciones, ella al mismo nivel que él, y yo bajito, muy bajito. Por aquel entonces, yo todavía tenía buen oído, no sé luego que diablos me pasó que cuando me cambió la voz perdí mi capacidad de canto. Mi abuela no podía leer las letras, ni falta que la hacía; se las sabía de memoria. Ella no podía leer porque, por desgracia, una miopía galopante acompañada de cataratas la permitía solo ver sombras. Para mi era muy triste porque cuando siendo mas niño, ella al menos podía jugar a las cartas conmigo. Y poco a poco notaba que su vista desaparecía. Siempre nos dijeron que es porque de niña la toco coser mucho bajo la luz de la vela. No tenía vista pero tenía el amor eterno de mi abuelo que nunca rechistó por llevarla y guiarla a todos los sitios.

Pero para escuchar a Camilo Sesto, daba igual, ella cantaba aquellas preciosas canciones porque se las sabía de memoria y porque cantaba como los ángeles.

Yo, además de susurrar, intentaba entender las letras, y me costaba; como podía sufrir el pobre Camilo tan famoso, tan guapo, con el pelo largo y chupa de cuero por alguna mujer. Admiraba como era capaz de cantar en inglés, con voz de pito o lo mas varonil posible en la misa canción; que tío mas grande pensaba para mi.

Me disgustaba mucho cuando el disco estaba por terminar, porque mi yaya me diría que ya había acabado y deberíamos volver al jardín con los demás. Estaba torpe, porque nunca me pude imaginar, vaya, que este genio tuviera mas discos; en ese caso hubiera convencido a mi padres que compraran mas discos para que Palmira y Nacho pudieran cantar mas canciones con Camilo Sesto.

Siempre he conservado la tradición de escuchar las canciones con la letra ante mi para cantarlas como hacía con ella. Lástima no haberlo hecho mucho más.

Por mi inolvidable yaya , por Camilo Sesto, un genio musical, una gran persona y por mis amigos Pescadores que por conexión cósmica le interpretaron en su última reunión; pido, incluir a Camilo en el Salón de la Fama de Pescadores.

Tuesday, July 27, 2010

Re-flexiones

En política no hay buenos.
Hay maliciosos
pero buenos no hay.

Los escritores son muy pajeros. Los músicos muy histéricos.

Buenas son las putas y los cocineros.

Y ni te digo una puta que cocina.

Wednesday, July 21, 2010

Al final resultó que de noche todos los gatos eran pardos

Yo en mis dieciocho repetí la lección sin aprenderla.
La cantera se fue secando
con tanta polvora mojada
y fui como un gil
dando vueltas eternas
en un caballo de madera.
Las veces que me tocó la sortija fue por error.
No me da el cuero para chorro
ni para político
ni para ganapán.
En el amor me fue mal
pero creo que en esa lid
lo mejor es perder:
Las puñaladas siempre vienen con las uñas pintadas
y aunque pasa el tiempo
no se cansan de darlas.
Para disculpar, si la vivo de trompo,
eso es de mi cosecha
de inocente seguro
les llevo algunos metros.
me olvido, vuelvo a lo mismo, me pongo tierno
y siempre al final resulta que de noche
todos los gatos son pardos.

Saturday, July 17, 2010

Aquello terribles años, España y los mundiales.


Año 1978 no recuerdo nada, tenía sólo 5 años.

Año 1982, ese año tenemos un golpe de estado, viene el Papa y se celebra un mundial de fútbol en nuestro país. España quiere salir de las tinieblas y nos quitamos algunos, no todos, de nuestros complejos como país.

Pero hacemos un mundial mediocre, y desde el primer partido se ve que no tenemos ninguna posibilidad. Ni nos la creemos ni tenemos equipo para ganar.

Año 1984, la furia española consigue con sorpresa ser finalista de una Eurocopa. Recuerdo esas noches de verano en el jardín de casa de mis padres sacando la tele y disfrutando de los goles en el último momento de Maceda. La final, Platini y un fallo catastrófico de Arconada nos hace perder una vez más.

Con un equipo joven, lleno de elementos de la quinta del buitre llegamos a México 86; una muy buena selección, bien equilibrada y con mucho talento. Empezó complicado con un empate ante Brasil y con un gol fantasma anulado a Michel. Pero pasamos la primera fase con dos victorias y los cuartos con un espectacular 5-1 con cuatro goles marcados por “El Buitre”. Estábamos jugando muy bien y soñábamos con llegar a semifinales; en esa época aunque se pudiera pensar lo contrario por la prensa sensacionalista, no teníamos conciencia de que España pudiera ganar un mundial, pero semifinales era una meta posible. Nuestro rival en cuartos era, un aparente más débil que Dinamarca, Bélgica; pero la sombra de Jean Marie Paff fue más alargada que nuestros disparos y nuestro único consuelo es que este grandísimo portero se reencarnó después en un chico de Mostotes llamado Iker.

Al menos los éxitos del 84 y el buen juego del 86 nos hace ser por primera vez una selección a respetar y un rival difícil; pero poco más.

El mundial 90 fue insulso para Espña, al menos dentro de mis recuerdos; y perdimos in extremis en octavos, esta vez contra Yugoslavia. Nos fuimos demasiado pronto a casa.

Entre medias tenemos nuestra máxima realización deportiva hasta el momento, organizamos unos juegos olímpicos, nos llevamos más preseas que todas las olimpiadas anteriores sumadas y el oro en fútbol con in Nou Camp lleno de banderas españolas; demasiado para nuestro body en una generación de futbolistas excelente que ya veremos como Tassoti destruyó de un codazo.

EEUU 94, contra sorpresa la España de Clemente jugó muy bien al fútbol, sin embargo una terrible Italia nos eliminó con un arbitro que no supe ver un penalty en el último minuto a Luis Enrique, codazo que hizo sangrar la nariz y llorar al grandísimo jugador español y que en el reciente mundial ha sido merecidamente recordado por algunos de nuestros jugadores.

España entraba en depresión de nuevo y con la idea de que nunca pasaríamos a semifinales. Los aficionados nos concentrábamos de nuevo en los clubes y en lo éxitos deportivos de otras selecciones. Estar entre los grandes de waterpolo, baloncesto, balonmano o hockey no satisfacía nuestra hambre de futbol de selecciones.

Del mundial 98 no voy a hablar más que de la cara de decepción de Hierro antes de irse a casa en la primera fase… ¡y eso que éramos un equipazo ¡

El mundial 2002 fue algo parecido al de México, con peor equipo pero jugando para merecerse, y no más, el pase a semifinales; claro que si un arbitro no concede un gol claro, nuestro en el último minuto contra la anfitriona Corea poco se puede hacer. Siempre dije y sigo pensando que si se juega a Corea como se debe jugar no debemos depender del árbitro. Pero estábamos otra vez animados creyéndonos que éramos un equipo de los grandes sin mundial. De los del no club de ganadores, probablemente los mejores junto con Holanda.

Llega el Mundial 2006 y hacemos el tonto de una manera pasmosa; perdemos de una forma que todavía no entiendo con la que finalmente fue la finalista Francia y 31 equipos permitimos que la horrible Italia ganara la final. Un mundial para olvidar.

Y entonces amigos llega el Mundial 2010, la mejor generación de jugadores españoles de la historia; un compendio de dos generaciones los medalla de plata de Sydney ( Xavi, Pujol, Caldevilla) junto con campeones y los subcampeones del mundiales de categorías inferiores (Casillas, Iniesta, Piqué, Cesc, Sergio Ramos, Villa, Torres). Recién ganadores de le Eurocopa y justos ganadores de un Mundial que al igual que los brasileños en el 70 o los argentinos en el 86, nunca olvidaremos. Ya somos parte del club y este buen equipo de una nación que no se sabía si jugaba como europeos o latinoamericanos ha encontrado su estilo propio.

¡Viva España¡ ¡Vivan los jugadores! ¡Viva el pulpo Paul!

Monday, July 12, 2010

Sotana

Por estos días el país se encuentra discutiendo el tema del matrimonio y la adopción gay (del mismo sexo, le dicen también). En las tribunas de los diarios y en los programas de radio y TV se confrontan argumentaciones, se razonan espíritus de época, pero también hay espacio para la coyuntura política: se ha dicho que el tema busca distraer otros como el de la minería, o que el impulso del gobierno a favor de la ley tiene que ver con cooptar a las renuentes “castas” progre urbanas porteñas.
Lo cierto es que una vez más la cosa se pone bipolar. Allí están, por un lado, las mentes anquilosadas en imperecederas tradiciones. Al lado de ellas, los eternos congresistas provinciales que en sus opiniones aúnan escarnio reaccionario burlesco con pretendida normalidad. Y representando a todos, desde las cumbres celestiales, los monseñores montados a la drag queen (en general, los más cruzados entre estos visten de manera majestuosa, con ropajes de colores bien ampulosos, como Ricardo Fort; o bien optan por esos tan elegantes trajes mao negros, dignos de los apóstoles de la oscuridad, ya poniéndome cinematográfico).
En el otro bando suelen decir presente los progresistas oficialistas o no, y los zurdos oficiosos (ej.: los silenciosos curitas tercermundistas). Se incluye en este grupo a la inmensa mayoría de la población (no me pidan estadísticas), aquella que con timidez y duda aprueba la cuestión “bienpensante”.
Me pongo también maniqueo, y elijo. Las circunstancias me llevan a avalar la opinión del primer grupo. O sea, según mi humilde entender la ley no debe ser aprobada. Esta postura tiene que ver con la lógica institucional del país, con la presencia ostensible y expresa del credo católico en la Constitución Nacional (Art. 2.: “El Gobierno federal sostiene el culto católico apostólico romano.”) y en el corpus legal sobre temas como el matrimonio y el establecimiento del inicio de la vida. En cuento a estos últimos temas podría poner ejemplos del código civil, pero aburriría. Tenedme fe, no os miento: sobran los ejemplos.
Bajo este parámetro, todas las argumentaciones a favor de la ley me suenan a querer convencer a los católicos practicantes de lo retrógrado de su postura. ¿Se les está pidiendo que cambien sus creencias? Por favor: ya se mimetizaron lo suficiente (Caritas, Farinelo, Tedeum, San Cayetano), por lo que me parecería más edificante invitarlos a que muestren aún con mayor hondura sus pareceres, sus dogmas y creencias, que sigan siendo (ahí viene una bajada de línea) cómplices y hacedores del poder, de la injusticia y de la limosna y la caridad continuista.
A no confundir, una cosa es que los católicos practicantes se aggiornen a los tiempos que corren, otra muy distinta es que traicionen sus fundamentaciones dogmáticas. Ni debería pedírsele esto último a ninguna religión. Como tampoco ninguna religión debería imponer su credo fuera del ámbito de su grey. Se puede entender el proyecto de nación de los constitucionalistas del 53, pero se pasó de largo una consideración más moderna y democrática en el 94. Seguro, las presiones por la prolongación del estatus quo católico no debe ser lábil.
Mientras tanto, seguimos conviviendo inmersos en una curiosa realidad social y espiritual: una mayoría que se dice católica, pero en que en realidad profesa una religión que no existe, esa del: “creo en Dios, pero no voy ni creo en la iglesia”, que a esta altura suena a lo de tener un “amigo judío”.
Lo que se dice católicos apostólicos romanos practicantes, hay muy pocos (tampoco tengo estadísticas sobre esto al alcance de la mano, pero vuelvo a pedir que me tengan fe). Una pregunta se impone, ¿por qué todos debemos seguirlos? A esto me opongo.
Insisto, mejor que tratar de convencer a los católicos, sería poner las cosas sobre la mesa: una cosa es el estado y la sociedad, y otra son los feligreses de una iglesia (sea católica, protestante, judía, musulmana o más híbrida y con onda, como la de Claudio María Domínguez, el que ganó en Odol) incluidos en esa sociedad.
Por suerte, hay muchos mecanismos para cambiar las cosas. Un ejemplo: la presión que convirtió en mixtos a los colegios privados católicos. ¿Cómo se los convenció? Por dónde más suele doler: si seguían impartiendo educación discriminando sexos (colegios de varones, colegios de mujeres), perdían la subvención estatal (¿por qué la tienen?, ¿no sería mejor concentrar todo este dinero en la educación pública?). Tal vez otro mecanismo de adecuación a los tiempos que corren sea la ley que se está tratando ahora. Pero insertar una (otra, y van) ley en el contexto de una sólida base institucional que va en otro sentido me suena a necia contradicción.
El día en que los parámetros religiosos no intervengan en la vida de todos los argentinos, habremos dado un paso honesto y respetuoso hacia la libertad. No es tan utópico, muchos países lo han hecho.

Thursday, July 08, 2010

Cementerio Ambulante





Una sucia pesadilla me acompaña, implacable,
cierta sensación de decepción abismal,
una tristeza intima,
que corroe cualquier intento de entusiasmo,
hacia cualquier cosa o alguien.
Vislumbro un espeso fondo sombrío.

Wednesday, June 30, 2010

sesion de la asamblea mensual de pescadores del 29 de junio de 2010

Le pedimos que cante una que no hubiese cantado nunca...

y arranco con una de Camilo Sesto

Tuesday, June 29, 2010


Ni curas
Ni flores
Ni lapidas
Ni nichos
Ni discursos
Brindis
Musica
Llamas.

Sunday, May 16, 2010

Amanecer Rojo en Tailandia



Tailandia está dividida y se desangra. La democracia trajo en este siglo un gobernador populista llamado Taskin. Ganó porque era la gran esperanza de progreso de los olvidados del Este de Tailandia. Aquellos hombres del campo que trabajan por un euro en el arroz.

Pero a la vez los hombres del Este (Isam) supone la mitad de los habitantes de Siam. Son los grandes responsables de la cultura Tailandesa: La música, el cine, la tradición y la gastronomía del país de la sonrisa viene en su mayor parte de ellos.

Taskin era un Jesús Gil y Gil organizado. Pero demasiado ego, no está bien visto en un país donde tienen un admirado Monarca Rama IX. El Rey ha transmitido y ha sido el gobernador social y espiritual de este país por meritos propios; ni siquiera Thaksin puede hacerle sombra a un ya anciano Monarca. Ese fue el gran error de Taskin, la democracia te da votos y capacidad ejecutiva, no el liderazgo moral de una población.

La aristocracia Tailandesa se quería cargar a Taskin y lo tuvo fácil, porque los populistas dominadores de los medios (Taskin parecía Ciudadano Kane) suelen tener casos de corrupción a sus espaldas. El, como era de esperar los tenía.

Pero para los hombres de Isam, Taskin era su única esperanza. Taskin es revocado en un golpe de estado en el 2006. Se convocan elecciones y vuelve a ganar claramente el partido de Taskin con otro líder, Como decía para los hombres de Isam, era su única esperanza.

Los amarillos no quieren a los rojos (los hombres de Isam) y empiezan a protestar, a bloquear los aeropuertos, a sumir a Tailandia en la catástrofe. Echan al partido de Taskin de nuevo con al increíble excusa de que salía el presidente en un programa de cocina (sic). Pone de presidente a un amarillo. Un autocrata joven educado en Oxford.

Los hombres de rojo se revelan y protestan hace mas de dos mesesen la llamada marcha roja de Bangkok (200.000 personas). Pero todo degenera, no consiguen nada pero se matienen mas de los esperado. Después ya no saben ni lo que quieren, los 10.000 que quedan se sienten mártires y no se van a ir. Por eso hoy la situación es que están atrincherados en 3 kilómetros cuadrados de la ciudad (que como está cerca de las embajadas tiene mas notoriedad) y el ejercito los está rodeando.


Quiero hacer un parentesis por lo alarmista de algunos corresponsales. Los periódicos extranjeros dan información parcial, que es altamente peligrosa. La ciudad hace vida normal menos en aquella importantisima arteria; pero fuera de esa zona nadie corre peligro.

Algunos quieren dialogar, otros no; el gobierno dice que demasiado tarde, no deja que venga la ONU. La cruz roja quiere sacar a los niños y mujeres de la zona roja. Mañana puede terminar la historia o dejar un brote de imposible solución.


No entiendo al gobierno porque no quiere mediadores, no entiendo a los manifestantes porque no aceptaron el adelanto de elecciones; ambos parecen no querer dialogar, y quizá deseos ocultos de parcela de poder subyace en todo esto.

Este país y sus gentes no se merecen una democracia tan inmadura.

Tuesday, May 11, 2010

Éramos cinco solos,

en bar de compañía.
Dos en la barra, tiñiendo la corriente.
En las mesas, el viejo, el turista perdido,
yo y mi vaso.
Nos unía evitar
la alegría furiosa, obligatoria,
que desfilaba fuera.
“La realidad –decía el viejo a nadie–
es como una mina,
hay que ignorarla; mirar para otro lado,
prenderse un pucho
y no darle pelota,
vas a ver: ella solita, después te viene al pie”
Aunque la hueste de guirnaldas
llegaba a nuestras sillas con esa rabia cierta,
puntual, amplificada.
Dos tomábamos whisky hasta el milenio.
Y no hubo nada peor a que una noche de esas
dijeran que ya cierran;
ahí te piden que pagues,
que te rajes y arregles
tus cuentas milenarias con el sólido mundo,
bautismal realidad, que ahí te escupen:
ya realidad sos vos, todo encarnado en ella,
y no hay viejo que valga.
Por los que escriben cartas a los diarios,
acumulan sus fotos y aparatitos nuevos,
se acuerdan de los nombres de todos los lugares,
que corresponde visitar en el turismo,
administran plomizo el escenario,
tienen causas, certezas, convicciones,
celebran reencontrarse en fiestas de egresados,
burocratizan pulsos,
soban sus aburridas cuestiones culturales
porque jamás salieron transformados
de un libro, una canción, un vaso;
por todos esos chatos
purgamos la rompiente,
hasta que pasa,
y un día luminoso
cagamos realidad
tiramos la cadena
y allá va
acá viene
la movida del juego.

Friday, April 30, 2010

Un poco inspirado por el poema de la Fiera, que tiró la gran bomba, yo me pregunto si no estaremos entrando en un nuevo mundo hipersexuado, donde los mandatarios se hacen eco de la subyacente insatsfacción ciudadana. Cristina dice que el cerdo ayuda con la chanchada. Evo, que si comés pollo acabás ingiriendo nabo o "feminizado" (según sus propios términos) Putín, que el vodka fortalece la calidad del semen y la tez femenina. ¿Qué está pasando? ¿La carne y el espíritu vuelven a la agenda de los grandes temas mundiales? Finalmente, las charlas de pescadores, profusamente oropeladas por estos tópicos, serán las grandes cuestiones a tratar por eximios estadistas? Ya ven, somos la vanguardia...

Thursday, April 29, 2010

NS/NC

No hay cadencia certera.
Apenas urgencias que martillan la sangre, escupen, deforman, nos convencen.
Converge la humanidad en dos sujetos que dicen amarse,
y no saben bien de que se trata.
A veces lo intuyen en las lenguas, a veces lo inventan para dejar tranquilas a esas familias que duermen contentas,
porque creen que sus hijos se aman.
Casi siempre, se refugia en la trinchera del estómago, aunque muchas veces se deja confundir con un buen polvo.
Entonces la pregunta:
¿El amor es un par de ojos campeones con quien correr en un coche veloz hacia ninguna parte?
¿Es un rival del mismo peso, para hacer una pelea pareja por el título?
¿Un par de brazos donde descansar después del sexo?
¿Es alguien que te sirve una picada y enfría tu cerveza?
¿El amor es sentirse liviano en el silencio?
¿O dos docenas de puñaladas que perforan al ser amado y lo entierran en el jardín de la casa?
¿El amor es una billetera bien dispuesta a fin de mes?
¿Encontrar al sujeto indicado con quien vomitar vástagos?
¿El amor es una novela venezolana que tiene la cara de tu amante?
¿Una bolsa de mierda seca sobre los hombros?
¿Es un tigre de dos cabezas que devora cuerpos envenenados?
¿El amor es un invento de los dioses? ¿O un imperfecto consuelo de los mortales?

No lo se, no tengo idea.
Algunas veces creo adivinarlo, pero se me termina escapando.

Saturday, April 24, 2010

Miguel Hernández

Cuando pienso en un poeta, pienso en Miguel Hernández. Es instintivo pero hay una poderosa razón para ello. Miguel fue un grandisimo poeta que vivió y murió como un poeta. Delicado, clarividente, luminoso el poeta Andaluz tuvo un estilo único que no se puede enmarcar en su generación (la del 36) y aunque se sintiera más identificado tampoco en la maravillosa e irrepetible generación del 29.
Su obra y él se enmarca en la generación de Miguel Hernández. En su 2010 homenaje (nació hace 100 años) podemos recordar como tributo algunas de sus poésias.

LAS ABARCAS DESIERTAS

Por el cinco de enero,
cada enero ponía
mi calzado cabrero
a la ventana fría.

Y encontraban los días,
que derriban las puertas,
mis abarcas vacías,
mis abarcas desiertas.

Nunca tuve zapatos,
ni trajes, ni palabras:
siempre tuve regatos,
siempre penas y cabras.

Me vistió la pobreza,
me lamió el cuerpo el río,
y del pie a la cabeza
pasto fui del rocío.

Por el cinco de enero,
para el seis, yo quería
que fuera el mundo entero
una juguetería.

Y al andar la alborada
removiendo las huertas,
mis abarcas sin nada,
mis abarcas desiertas.

Ningún rey coronado
tuvo pie, tuvo gana
para ver el calzado
de mi pobre ventana.

Toda la gente de trono,
toda gente de botas
se rió con encono
de mis abarcas rotas.

Rabié de llanto, hasta
cubrir de sal mi piel,
por un mundo de pasta
y un mundo de miel.

Por el cinco de enero,
de la majada mía
mi calzado cabrero
a la escarcha salía.

Y hacia el seis, mis miradas
hallaban en sus puertas
mis abarcas heladas,
mis abarcas desiertas.




VIENTOS DEL PUEBLO ME LLEVAN


Vientos del pueblo me llevan,
vientos del pueblo me arrastran,
me esparcen el corazón
y me aventan la garganta.

Los bueyes doblan la frente,
impotentemente mansa,
delante de los castigos:
los leones la levantan
y al mismo tiempo castigan
con su clamorosa zarpa.

No soy de un pueblo de bueyes,
que soy de un pueblo que embargan
yacimientos de leones,
desfiladeros de águilas
y cordilleras de toros
con el orgullo en el asta.
Nunca medraron los bueyes
en los páramos de España.
¿Quién habló de echar un yugo
sobre el cuello de esta raza?
¿Quién ha puesto al huracán
jamás ni yugos ni trabas,
ni quién al rayo detuvo
prisionero en una jaula?

Asturianos de braveza,
vascos de piedra blindada,
valencianos de alegría
y castellanos de alma,
labrados como la tierra
y airosos como las alas;
andaluces de relámpagos,
nacidos entre guitarras
y forjados en los yunques
torrenciales de las lágrimas;
extremeños de centeno,
gallegos de lluvia y calma,
catalanes de firmeza,
aragoneses de casta,
murcianos de dinamita
frutalmente propagada,
leoneses, navarros, dueños
del hambre, el sudor y el hacha,
reyes de la minería,
señores de la labranza,
hombres que entre las raíces,
como raíces gallardas,
vais de la vida a la muerte,
vais de la nada a la nada:
yugos os quieren poner
gentes de la hierba mala,
yugos que habéis de dejar
rotos sobre sus espaldas.
Crepúsculo de los bueyes
está despuntando el alba.

Los bueyes mueren vestidos
de humildad y olor de cuadra:
las águilas, los leones
y los toros de arrogancia,
y detrás de ellos, el cielo
ni se enturbia ni se acaba.
La agonía de los bueyes
tiene pequeña la cara,
la del animal varón
toda la creación agranda.

Si me muero, que me muera
con la cabeza muy alta.
Muerto y veinte veces muerto,
la boca contra la grama,
tendré apretados los dientes
y decidida la barba.

Cantando espero a la muerte,
que hay ruiseñores que cantan
encima de los fusiles
y en medio de las batallas.



EL NIÑO YUNTERO

Carne de yugo, ha nacido
más humillado que bello,
con el cuello perseguido
por el yugo para el cuello.

Nace, como la herramienta,
a los golpes destinado,
de una tierra descontenta
y un insatisfecho arado.

Entre estiércol puro y vivo
de vacas, trae a la vida
un alma color de olivo
vieja ya y encallecida.

Empieza a vivir, y empieza
a morir de punta a punta
levantando la corteza
de su madre con la yunta.

Empieza a sentir, y siente
la vida como una guerra,
y a dar fatigosamente
en los huesos de la tierra.

Contar sus años no sabe,
y ya sabe que el sudor
es una corona grave
de sal para el labrador.

Trabaja, y mientras trabaja
masculinamente serio,
se unge de lluvia y se alhaja
de carne de cementerio.

A fuerza de golpes, fuerte,
y a fuerza de sol, bruñido,
con una ambición de muerte
despedaza un pan reñido.

Cada nuevo día es
más raíz, menos criatura,
que escucha bajo sus pies
la voz de la sepultura.

Y como raíz se hunde
en la tierra lentamente
para que la tierra inunde
de paz y panes su frente.

Me duele este niño hambriento
como una grandiosa espina,
y su vivir ceniciento
revuelve mi alma de encina.

Lo veo arar los rastrojos,
y devorar un mendrugo,
y declarar con los ojos
que por qué es carne de yugo.

Me da su arado en el pecho,
y su vida en la garganta,
y sufro viendo el barbecho
tan grande bajo su planta.

¿Quién salvará este chiquillo
menor que un grano de avena?
¿De dónde saldrá el martillo
verdugo de esta cadena?

Que salga del corazón
de los hombre jornaleros,
que antes de ser hombres son
y han sido niños yunteros.



EL ÚLTIMO RINCÓN

El último y el primero:
rincón para el sol más grande,
sepultura de esta vida
donde tus ojos no caben.

Allí quisiera tenderme
para desenamorarme.

Por el olivo lo quiero,
lo persigo por la calle,
se sume por los rincones
donde se sumen los árboles.

Se ahonda y hace más honda
la intensidad de mi sangre.

Los olivos moribundos
florecen en todo el aire
y los muchachos se quedan
cercanos y agonizantes.

Carne de mi movimiento,
huesos de ritmos mortales:
me muero por respirar
sobre vuestros ademanes.

Corazón que entre dos piedras
ansiosas de machacarte,
de tanto querer te ahogas
como un mar entre dos mares.
De tanto querer me ahogo,
y no me es posible ahogarme.

Beso que viene rodando
desde el principio del mundo
a mi boca por tus labios.
Beso que va a un porvenir,
boca como un doble astro
que entre los astros palpita
por tantos besos parados,
por tantas bocas cerradas
sin un beso solitario.

¿Qué hice para que pusieran
a mi vida tanta cárcel?

Tu pelo donde lo negro
ha sufrido las edades
de la negrura más firme,
y la más emocionante:
tu secular pelo negro
recorro hasta remontarme
a la negrura primera
de tus ojos y tus padres,
al rincón de pelo denso
donde relampagueaste.

Como un rincón solitario
allí el hombre brota y arde.

Ay, el rincón de tu vientre;
el callejón de tu carne:
el callejón sin salida
donde agonicé una tarde.

La pólvora y el amor
marchan sobre las ciudades
deslumbrando, removiendo
la población de la sangre.

El naranjo sabe a vida
y el olivo a tiempo sabe.
Y entre el clamor de los dos
mis pasiones se debaten.

El último y el primero:
rincón donde algún cadáver
siente el arrullo del mundo
de los amorosos cauces.

Siesta que ha entenebrecido
el sol de las humedades.

Allí quisiera tenderme
para desenamorarme.

Después del amor, la tierra.
Después de la tierra, nadie.




A MI HIJO

Te has negado a cerrar los ojos, muerto mío,
abiertos ante el cielo como dos golondrinas:
su color coronado de junios, ya es rocío
alejándose a ciertas regiones matutinas.

Hoy, que es un día como bajo la tierra, oscuro,
como bajo la tierra, lluvioso, despoblado,
con la humedad sin sol de mi cuerpo futuro,
como bajo la tierra quiero haberte enterrado.

Desde que tú eres muerto no alientan las mañanas,
al fuego arrebatadas de tus ojos solares:
precipitado octubre contra nuestras ventanas,
diste paso al otoño y anocheció los mares.

Te ha devorado el sol, rival único y hondo
y la remota sombra que te lanzó encendido;
te empuja luz abajo llevándote hasta el fondo,
tragándote; y es como si no hubieras nacido.

Diez meses en la luz, redondeando el cielo,
sol muerto, anochecido, sepultado, eclipsado.
Sin pasar por el día se marchitó tu pelo;
atardeció tu carne con el alba en un lado.

El pájaro pregunta por ti, cuerpo al oriente,
carne naciente al alba y al júbilo precisa;
niño que sólo supo reir, tan largamente,
que sólo ciertas flores mueren con tu sonrisa.

Ausente, ausente, ausente como la golondrina,
ave estival que esquiva vivir al pie del hielo:
golondrina que a poco de abrir la pluma fina,
naufraga en las tijeras enemigas del vuelo.

Flor que no fue capaz de endurecer los dientes,
de llegar al más leve signo de la fiereza.
Vida como una hoja de labios incipientes,
hoja que se desliza cuando a sonar empieza.

Los consejos del mar de nada te han valido...
Vengo de dar a un tierno sol una puñalada,
de enterrar un pedazo de pan en el olvido,
de echar sobre unos ojos un puñado de nada.

Verde, rojo, moreno: verde, azul y dorado;
los latentes colores de la vida, los huertos,
el centro de las flores a tus pies destinado,
de oscuros negros tristes, de graves blancos yertos.

Mujer arrinconada: mira que ya es de día.
(¡Ay, ojos sin poniente por siempre en la alborada!)
Pero en tu vientre, pero en tus ojos, mujer mía,
la noche continúa cayendo desolada.




TODO ERA AZUL

Todo era azul delante de aquellos ojos y era
verde hasta lo entrañable, dorado hasta muy lejos.
Porque el color hallaba su encarnación primera
dentro de aquellos ojos de frágiles reflejos.

Ojos nacientes: luces en una doble esfera.
Todo radiaba en torno como un solar de espejos.
Vivificar las cosas para la primavera
poder fue de unos ojos que nunca han sido viejos.

Se los devoran. ¿Sabes? No soy feliz. No hay goce
como sentir aquella mirada inundadora.
Cuando se me alejaba, me despedí del día.

La claridad brotaba de su directo roce,
pero los devoraron. Y están brotando ahora
penumbras como el pardo rubor de la agonía.




YO NO QUIERO MÁS LUZ QUE TU CUERPO ANTE EL MÍO

Yo no quiero más luz que tu cuerpo ante el mío:
claridad absoluta, transparencia redonda.
Limpidez cuya extraña, como el fondo del río,
con el tiempo se afirma, con la sangre se ahonda..

¿Qué lucientes materias duraderas te han hecho,
corazón de alborada, carnación matutina?
Yo no quiero más día que el que exhala tu pecho.
Tu sangre es la mañana que jamás se termina.

No hay más luz que tu cuerpo, no hay más sol: todo ocaso.
Yo no veo las cosas a otra luz que tu frente.
La otra luz es fantasma, nada más, de tu paso.
Tu insondable mirada nunca gira al poniente.

Claridad sin posible declinar. Suma esencia
del fulgor que ni cede ni abandona la cumbre.
Juventud. Limpidez. Claridad. Transparencia
acercando los astros más lejanos de lumbre.

Claro cuerpo moreno de calor fecundante.
Hierba negra el origen; hierba negra las sienes.
Trago negro los ojos, la mirada distante.
Día azul. Noche clara. Sombra clara que vienes.

Yo no quiero más luz que tu sombra dorada
donde brotan anillos de una hierba sombría.
En mi sangre, fielmente por tu cuerpo abrasada,
para siempre es de noche: para siempre es de día.



ELEGÍA A RAMÓN SIJÉ

(En Orihuela, su pueblo y el mío, se
me ha muerto como del rayo Ramón Sijé,
a quien tanto quería)

Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.

Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento,
a las desalentadas amapolas

daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado
que por doler me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.

Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.

Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.

Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.

Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera

de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.

Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irá a cada lado
disputando tu novia y las abejas.

Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.

A las ladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.



MUERTE NUPCIAL

El lecho, aquella hierba de ayer y de mañana:
este lienzo de ahora sobre madera aún verde,
flota como la tierra, se sume en la besana
donde el deseo encuentra los ojos y los pierde.

Pasar por unos ojos como por un desierto:
como por dos ciudades que ni un amor contienen.
Mirada que va y vuelve sin haber descubierto
el corazón a nadie, que todos la enarenen.

Mis ojos encontraron en un rincón los tuyos.
Se descubrieron mudos entre las dos miradas.
Sentimos recorrernos un palomar de arrullos,
y un grupo de arrebatos de alas arrebatadas.

Cuanto más se miraban más se hallaban: más hondos
se veían, más lejos, y más en uno fundidos.
El corazón se puso, y el mundo, más redondos.
Atravesaba el lecho la patria de los nidos.

Entonces, el anhelo creciente, la distancia
que va de hueso a hueso recorrida y unida,
al aspirar del todo la imperiosa fragancia,
proyectamos los cuerpos más allá de la vida.

Espiramos del todo. ¡Qué absoluto portento!
¡Qué total fue la dicha de mirarse abrazados,
desplegados los ojos hacia arriba un momento,
y al momento hacia abajo con los ojos plegados!

Peron no moriremos. Fue tan cálidamente
consumada la vida como el sol, su mirada.
No es posible perdernos. Somos plena simiente.
Y la muerte ha quedado, con los dos, fecundada.




VUELO

Sólo quien ama vuela. Pero, ¿quién ama tanto
que sea como el pájaro más leve y fugitivo?
Hundiendo va este odio reinante todo cuanto
quisiera remontarse directamente vivo.

Amar ... Pero, ¿quién ama? Volar ... Pero, ¿quién vuela?
Conquistaré el azul ávido de plumaje,
pero el amor, abajo siempre, se desconsuela
de no encontrar las alas que da cierto coraje.

Un ser ardiente, claro de deseos, alado,
quiso ascender, tener la libertad por nido.
Quiso olvidar que el hombre se aleja encadenado.
Donde faltaban plumas puso valor y olvido.

Iba tan alto a veces, que le resplandecía
sobre la piel el cielo, bajo la piel el ave.
Ser que te confundiste con una alondra un día,
te desplomaste otro como el granizo grave.

Ya sabes que las vidas de los demás son losas
con que tapiarte: cárceles con que tragar la tuya.
Pasa, vida, entre cuerpos, entre rejas hermosas.
A través de las rejas, libre la sangre afluya.

Triste instrumento alegre de vestir; apremiante
tubo de apetecer y respirar el fuego.
Espada devorada por el uso constante.
Cuerpo en cuyo horizonte cerrado me despliego.

No volarás. No puedes volar, cuerpo que vagas
por estas galerías donde el aire es mi nudo.
Por más que te debatas en ascender, naufragas.
No clamarás. El campo sigue desierto y mudo.

Los brazos no aletean. Son acaso una cola
que el corazón quisiera lanzar al firmamento.
La sangre se entristece de debatirse sola.
Los ojos vuelven tristes de mal conocimiento.

Cada ciudad, dormida, despierta loca, exhala
un silencio de cárcel, de sueño que arde y llueve
como un élitro ronco de no poder ser ala.
El hombre yace. EL cielo se eleva. El aire mueve.




SENTADO SOBRE LOS MUERTOS

Sentado sobre los muertos
que se han callado en dos meses,
beso zapatos vacíos
y empuño rabiosamente
la mano del corazón
y el alma que lo mantiene.

Que mi voz suba a los montes
y baje a la tierra y truene,
eso pide mi garganta
desde ahora y desde siempre.

Acércate a mi clamor,
pueblo de mi misma leche,
árbol que con tus raíces
encarcelado me tienes,
que aquí estoy yo para amarte
y estoy para defenderte
con la sangre y con la boca
como dos fusiles fieles.

Si yo salí de la tierra,
si yo he nacido de un vientre
desdichado y con pobreza,
no fue sino para hacerme
ruiseñor de las desdichas,
eco de la mala suerte,
y cantar y repetir
a quien escucharme debe
cuanto a penas, cuanto a pobres,
cuanto a tierra se refiere.

Ayer amaneció el pueblo
desnudo y sin qué ponerse,
hambriento y sin qué comer,
el día de hoy amanece
justamente aborrascado
y sangriento justamente.
En su mano los fusiles
leones quieren volverse
para acabar con las fieras
que lo han sido tantas veces.

Aunque le falten las armas,
pueblo de cien mil poderes,
no desfallezcan tus huesos,
castiga a quien te malhiere
mientras que te queden puños,
uñas, saliva, y te queden
corazón, entrañas, tripas,
cosas de varón y dientes.
Bravo como el viento bravo,
leve como el aire leve,
asesina al que asesina,
aborrece al que aborrece
la paz de tu corazón
y el vientre de tus mujeres.
No te hieran por la espalda,
vive cara a cara y muere
con el pecho ante las balas,
ancho como las paredes.

Canto con la voz de luto,
pueblo de mí, por tus héroes:
tus ansias como las mías,
tus desventuras que tienen
del mismo metal el llanto,
las penas del mismo temple,
y de la misma madera
tu pensamiento y mi frente,
tu corazón y mi sangre,
tu dolor y mis laureles.
Antemuro de la nada
esta vida me parece.

Aquí estoy para vivir
mientras el alma me suene,
y aquí estoy para morir,
cuando la hora me llegue,
en los veneros del pueblo
desde ahora y desde siempre.
Varios tragos es la vida
y un solo trago es la muerte.





NANAS DE LA CEBOLLA

La cebolla es escarcha
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.

En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar
cebolla y hambre.

Una mujer morena
resuelta en lunas
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete niño
que te traigo la luna
cuando es preciso.

Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.

Es tu risa la espada
más victoriosa,
vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.

Desperté de ser niño:
nunca despiertes.
Triste llevo la boca:
ríete siempre.
Siempre en la cuna
defendiendo la risa
pluma por pluma.

Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.

Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.

Vuela niño en la doble
luna del pecho:
él, triste de cebolla,
tú satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.




CANCIÓN DEL ESPOSO SOLDADO

He poblado tu vientre de amor y sementera,
he prolongado el eco de sangre a que respondo
y espero sobre el surco como el arado espera:
he llegado hasta el fondo.

Morena de altas torres, alta luz y ojos altos,
esposa de mi piel, gran trago de mi vida,
tus pechos locos crecen hacia mí dando saltos
de cierva concebida.

Ya me parece que eres un cristal delicado,
temo que te me rompas al más leve tropiezo,
y a reforzar tus venas con mi piel de soldado
fuera como el cerezo.

Espejo de mi carne, sustento de mis alas,
te doy vida en la muerte que me dan y no tomo.
Mujer, mujer, te quiero cercado por las balas,
ansiado por el plomo.

Sobre los ataúdes feroces en acecho,
sobre los mismos muertos sin remedio y sin fosa
te quiero, y te quisiera besar con todo el pecho
hasta en el polvo, esposa.

Cuando junto a los campos de combate te piensa
mi frente que no enfría ni aplaca tu figura,
te acercas hacia mí como una boca inmensa
de hambrienta dentadura.

Escríbeme a la lucha, siénteme en la trinchera:
aquí con el fusil tu nombre evoco y fijo,
y defiendo tu vientre de pobre que me espera,
y defiendo tu hijo.

Nacerá nuestro hijo con el puño cerrado
envuelto en un clamor de victoria y guitarras,
y dejaré a tu puerta mi vida de soldado
sin colmillos ni garras.

Es preciso matar para seguir viviendo.
Un día iré a la sombra de tu pelo lejano,
y dormiré en la sábana de almidón y de estruendo
cosida por tu mano.

Tus piernas implacables al parto van derechas,
y tu implacable boca de labios indomables,
y ante mi soledad de explosiones y brechas
recorres un camino de besos implacables.

Para el hijo será la paz que estoy forjando.
Y al fin en un océano de irremediables huesos
tu corazón y el mío naufragarán, quedando
una mujer y un hombre gastados por los besos.



TERUEL

Líster, la vida, la cantera, el frío:
tú, la vida, tus fuerzas como llamas,
Teruel como un cadáver sobre un río.

La efusión de las piedras y las ramas,
la vida derramando un vino rudo
cerca de aquel cadáver con escamas.

Aquel cadáver defendió su escudo,
su muladar, su herrumbre, su leyenda:
pero la vida prevalece y pudo.

Por mucho que un cadáver se defienda,
la muerte está sitiada, acorralada,
cercada por la vida más tremenda.

Ni con la condición de la nevada
el círculo de hogueras se deshace,
se rompe el cerco de la llamarada.

No hay quien lo enfríe, quien lo despedace.
Retrocede la helada en las orejas
de este fuego vital que sopla y hace.

Contra la muerte, contra sus ovejas,
quemando de bravura el armamento,
disparas las pasiones y las cejas.

Líster, la vida, piedra del portento,
necesita una forma victoriosa,
y habrás de trabajarla con tu aliento.

Cantero de la piedra en cada cosa,
exiges la materia de tu hispano
granito, que es la piedra más hermosa.

En el granito se probó tu mano,
como en la harina, el yeso y la madera
se prueba tanto puño de artesano.

Eso es hacer la mano duradera,
y eso es vivir a prueba de peñones,
y eso es ahondar la sangre y la cantera.

Sobre el cadáver de Teruel te impones,
y el alma en los disparos se te escapa
frente a la nieve y a sus municiones.

Impulsos con el aire de tu capa
das a tu potro, puesto en cada instante
a recobrar las pérdidas del mapa.

Yo me encontré con este comandante,
bajo la luz de los dinamiteros,
en el camino de Teruel, delante.

Han cogido a la muerte los canteros
la primera ciudad, y en esta historia
se han derramado varios compañeros.

En su sangre se envuelva la victoria.