Thursday, March 21, 2013

La Sardina rompe el juego


Se vio en un segundo instante
cuando los hijos de Sadok fecundaban la mañana.
La Sardina desaparecía y aparecía
entre hábitos colgados y chorreantes
que se secaban al lado del río.
Blanco, otro blanco
se vislumbraban las aletas
húmedas de plata y agua
un ojo abierto y helado
otro instante
opaco
o menos aún.

Se vio en un tercer instante la bandada de cuervos
exterminando espantapájaros
arrancándoles los ojos
robándoles la paja
saqueando los maizales
ensordeciendo pensamientos
hablando con la Voz del Pescador.
Desmenuzando arias
en gritos de sexo,
elevando todo lo dulce y santo de la guerra
lustrando cañones hechos de picos negros
de garras y plumas
en formaciones imposibles
alistados en centenas de impares
atacando pensamientos y certezas.

Los hijos de Sadok no fecundaban la mañana
ya estaba preñada con aquella totalidad absoluta,
la masa negra y voladora
con aquel ejército del aire
detectando al Pez
acomodando los espejos
afilando las garras de a cientos de uñas a la vez
lanzándose en oleadas como Stukas.

La Sardina escabulléndose entre la ropa colgada
brilló
desapareció
brilló otra vez.

Cantó.

Y el sol se escondió aterrado tras la niebla
el viento sopló a voluntad un aire helado
los árboles escondieron todo su follaje
y desnudos vieron
como el cielo empalidecía
tajeado por los rayos
y los cientos de garras
ojos
plumas
alas negras
todos se volvieron
en el canto
copos
de nieve.

Cientos de copos
miles
cayendo suavemente
al compás de ese canto
que era risa.

Calló la Sardina
y rotos
abrieron los ojos
los espantapájaros.