Tuesday, May 02, 2006

Gloria, Dios

a los creyentes,
los evangelistas bravíos
con la camisa limpia
en el centro de la plaza polvorienta
a voz en cuello
proclamando salvación
entre palomas obesas
y pancherías.
Creyentes como espejos
que nos bautizan huérfanos de ritmo.
Creyentes como brasas
quemando el césped seco.
Credo barco campeón,
brioso, atado al muelle.
Creencia desde el nido, con un rigor de abeja.
Creyentes que se mueven
en lengua mansa en voz definitiva.
Creer grito cerrado, girar llave
de hielo en el vacío,
de hielo envejecido esperando la tierra,
alguna forma en la combinación del viento.
Hay creyentes de duda entretejida
a las tres menos cuarto de la tarde,
eructando su rayo que entra al ínfimo,
al fiel departamento
y casto baño
donde Faustina cuelga ropa,
donde recuerda al compañero de bailanta
que amanece apedreado por la suerte
en la misma plaza, el domingo
donde invoca el creyente con la Biblia en la mano,
donde pide el creyente (de buena fe, porque el creyente cree)
más arrepentimiento.
La fe es, en efecto,
menos amigable que un cocodrilo.

2 comments:

Sancho said...

Esto es para ver cómo es un comentario

Sancho said...

Se me ocurrió que podríamos comentar (apenas dos líneas) sobre los textos que vayamos publicando.Sobre los textos propios no, obviamente, sinó sobre los ajenos. Pueden ser sugerencias relativas a algo que quizás después nos sirva para la etapa de "hilvanado" o acaso detalles menores pero puntuales sobre palabras, etc.
¿qué opinan?