Friday, February 11, 2011

En julio del noventa y pico



vino con una tomatera a cuestas, motocicleta sin patente
y Ray-ban de piloto.
Que valor extraño -comentó al bajarse.
Me entregó en mano una fruta que estaba más roja que la tarde,
y un beso en la mejilla.
Se sacó las botas, entró en la cocina
y yo la seguía con la mirada sin poder creer su cintura.

Pasando el pasillo me habló de donde y de quien
de una mina que le gustaba y de como se olvidó las papas.
Me contó de los mares del Sur y de la carne de foca.
Yo no había estado allí pero no pareció importarle.
De las mil yeguas
y de las noches a caballo de la ginebra.

Que mina ruda, Rudy
que toma sopa con tenedor y come pan con oliva y vinagre.
Te arruina todas las citas
porque a su lado todas parecen gatitos,
se ríe como una cascada
y siempre actúa como si todos fueran suyos.

Está tan linda que es como si el amor se le notara en las pestañas
no precisa especial, marcha con cualquier combustible
y su campera de cuero me agita la antropofagia.
Una vez me di el gusto
y paseé mi mano por sus muslos.
Se dejó tranquila Rudy
necesitaba cariño alguna tarde y mi anillo le vino al dedo.

Pero nada con ella dura
se montó rápido y se alejó a toda marcha
Yo quedé saludándola con una zanahoria en la mano
tan naranja que parecía verguenza.
Que mina ruda, Rudy
Arrasa con las botellas
pero siempre me deja un cuarto de whisky
para que espere su vuelta.

No comments: