Monday, December 31, 2012

La Sardina predica sobre la Guerra

Cuando no quedaba nada en qué creer
la Sardina habló.
Cuando la Tierra
era un gran carbón humeante,
la Sardina habló.
Cuando los árboles se volvieron negros
las montañas se volvieron negras
los topos
negros
las nubes
negras
cuando la Tierra era un gran carbón humeante
la Sardina habló:

Ustedes escucharon decir a sus padres
y ellos a los padres de sus padres
que todos los peces somos iguales a los ojos del Mar.
Para el Mar no hay lubinas
ni congrios, ni lenguados,
ni rapés, ni jureles, ni caballas.
Porque la vida de cada pez es sagrada para el Mar
Sin embargo, con vuestras malquerencias
habéis pintado la Tierra, negra
habéis tomado vidas, habéis quemado bosques
en el nombre del Mar
hasta dejar todas las cosas negras
como grandes carbones humeantes.
Mirad alrededor
contemplad vuestra obra.

La sardina calló.
La multitud calló.
Y los topos negros dejaron de cavar
y los árboles, negros, de trinar
las nubes, negras, se disolvieron en un viento negro
las montañas
negras
se derrumbaron
como carbones humeantes.

Todo negro.
Todo humeó
hasta que una gigantesca ola se tragó la Tierra entera.

La Sardina saltó sobre la ola
el sol refulgió en sus escamas
se zambulló
y se perdió en lo profundo.

3 comments:

Maro said...

retomo el hilo de un comentario de Sancho, porque me parece que lo que lo seduce a él es lo mismo que me seduce a mi.
la sardina desanda la épica de los relatos bíblicos sin teologizar.
a mi la sardina me cautiva.
y encima, la sardina es kosher

Sancho said...

Es tal cual dice el Maro. La sardina tiene esa cosa bíblica y profana, épica y mundana, sublime y pedorra, sagrada y blasfema, heroica y oportunista, pero ante todo, elegante en el decir, en la aparición y la desaparición, en la gesta que nadie sabe bien adónde lleva y, en efecto, cautiva, porque lleva, lleva de las narices y las branquias, de las patas y las bolas, de los bigotes y de la lengua. Yo, desde aquí, soy ya un devoto de la sardina y espero su próxima publicación en papel.Tanto brillo y escama lo merece. Porque así lo dice, además, los textos sagrados, tomo XXII versículo vigésimo sexto "Y la sardina será papel y saliva mojarán la pulpa y la yema de mil dedos ansiosos dando vueltas de página como los días suceden a las noches y los taxis pasan cual postes a potenciales clientes; y el papel reverdecerá, y los últimos serán los recontraúltimos y los primeros los recontraprimeros para nuestro bien y el de toda la santa enmienda quinta de los países del norte donde aún desconocen del poder de la sardina (...) "

Maro said...

como me gusta prenderme a las arengas del buen Sancho.
el mundo merece, anhela, ansía la recopilación y publicación papélica de la palabra de La Sardina.