Tuesday, September 30, 2008

-El problema es cuando tenés hijos. Ahí cambia todo. -me dijo.

Claro, lo que cambia es la cabeza. Claro, en otros países y en otras épocas los largaban a la mierda y se críaban con la ayuda de Dios. Pero acá la culpa judeo-cristiana, o musulmana, o indostana o meronita, te dice que si abandonás a tus hijos sos un animal.

Es algo impensable. La impronta segura de ser un mal tipo. De ser un irresponsable.

Peor.

De un redomado hijo de puta sin perdón y sin redención.

No sé cual es la solución. A ver... si te vas a la mierda seguramente, para bien o para mal, influyas en su vida. Lo que en general la gente omite es que lo mismo ocurre si te quedás y lo educás. Y nadie puede garantizar cual de las dos influencias, si la de la ausencia o la de la presencia, dará mejores resultados. Porque nadie sabe cuales deberían ser los resultados. O a lo mejor eso de los resultados es algo tan íntimo y personal, que esa es la raíz de todos los problemas.

Digo ésto como hijo y viendo a mis padres, a los padres de mis amigos, y a mis amigos padres que todo lo que hacen influye sobre sus hijos para bien y para mal.

Digo que educan a sus hijos con una firme certeza de lo bueno y de lo malo. Y en el esfuerzo permanente de impresionarlos demostrándoles que saben lo que está bien y lo que está mal. Que son grandes jueces de los acontecimientos. Y que además ese es el orden del Mundo.

Un carajo. Como a todos se me partió el corazón cuando me di cuenta que mi papá era un ser común y corriente. Ningún dios ni nada. No tuve posibilidad. Te matan con eso de que los padres te educan, porque principalmente te educan en adormecerte diciéndote que cosas son malas y cuales buenas. Básicamente te anestesian decidiendo por uno cual es el orden correcto de las cosas de este mundo.

Por eso (sólo en parte) es que ser padre es una tarea condenada al fracaso. Nadie puede asegurar que seamos mejores que nuestros hijos o sepamos más. Nadie puede asegurar que toda esta franela es porque, en términos de psicoanálisis, nuestro Ello cómo máximo hijo de puta egoísta encuentra en nuestros hijos la realización de la acción de Dios, de crear a imagen y semejanza y moldear, manipular, controlar y volver maneable a "eso" que nos debe todo porque proviene de nuestra costilla, o de nuestro semen, que es lo mismo. No sé... por ahí educamos a nuestros hijos porque no toleramos la idea de que no sean nuestros en absoluto sino de nadie. Y para justificar nuestra necesidad de vampirizar la vida de un semejante cumplimos con los mandatos sociales de brindarle protección, alimento, vestimenta y educación (y bastante amor asfixiante).

El otro día me dijeron que si uno no sabe manejar, no puede opinar sobre manejo. Por ahí esto es igual. Por ahí si uno no tiene hijos, no puede opinar del tema. Por lo menos de algo puedo opinar: visto desde afuera (desde quien no tiene hijos) me parece que se debería cambiar el marketing o el packaging o lo que fuera porque la publicidad no es muy atractiva. Cuando tenés hijos pasa qué:

a) Generás un vínculo de por vida con dos seres humanos. Uno vaya y pase... se trata de éste ser humano todo el post y en el fondo es lo que estamos discutiendo. Pero ¿el otro? ¿la madre? ¿de dónde salió esta obligación de tener un contacto eterno?
b) Durante el embarazo te transformás en un sirviente mal pago y casi sin retribuciones de ningún tipo. Después del embarazo te transformás literalmente en un esclavo, cuyos deseos vienen muy por atrás de los del hijo (que los impone de una forma tiránica mediante el llanto eterno y las enfermedades) y de la madre (que los impone de una manera igual de tiránica que el retoño mediante la astucia y la malicia disfrazadas de depresión e invalidez).
c) Cedés tiempos y placeres para brindar la protección que la sociedad demanda. Tanto cedés que el trabajo, que siempre lo viste como el principal problema de emancipación personal, pasa a transformarse en el único lugar de alivio en el cual uno se encuentra medianamente a salvo. El trabajo se transforma en el lugar de recreo. La verdad que visto de lejos parece medio un espanto.
d) Comienza indefectiblemente un deterioro emocional que se transforma en deterioro físico. Subvaluado por la pareja y por el retoño, uno deja de cuidarse, deja de hacer deportes, ya no le importa si se ve lindo o feo al espejo, no tiene tiempo de escuchar música, ni de leer libros, ni de cocinar, ni de ver películas o fútbol o boxeo o reunirse con amigos, en suma, deja de pensar que esas actividades son la diferencia entre ser una persona y una cosa vencida por la vida.

Obvio que como cualquier generalización, ésta también es probablemente injusta y seguramente hay una cataratas de razones a favor de la reproducción de la especie. O mejor dicho... de lo que viene después de la reproducción de la especie. Con el tiempo se crea un vínculo de amor y eso hace que uno sea complaciente con todo lo que deja de lado y lo explica diciendo que "en la vida hay etapas". El problema es que yo a esa etapa le veo demasiadas desventajas con respecto a la etapa actual. Y los diálogos íntimos que tengo con amigos... no hacen más que afirmar esta cuestión.

5 comments:

Homero Beltrán said...

Justo me lo sacaste de la boca: difícil hablar de este tema si no tuvo hijos, pero por suerte tenemos la otra mitad: somos hijos. Y espero que no de P.
Ahora bien, con tanto culto a la madre, que se lo merecen, vamos, no es hora de reclutar Paperos!

Sancho said...

Pero Gilga, esa culpa "judeo-cristiana, o musulmana, o indostana o meronita" (o capitalista, o psiconalìtica, o new age)que vos mencionás, no es la razón por la cual alguien intenta hacer algo determinado (bien o mal, educar o deseducar, etc.) a su hijo. La única causa real (y no siempre existe) para hacerlo es que uno lo quiere, y sencillamente le muestra que cosas le pueden dar más placer: comer, tocar la guitarra, dibujar. Y le da un extra (bastante grande) que al resto del mundo, sencillamente porque el hijo es quien está en la más primaria desventaja física e intelectual desde que uno lo conoce. Claro que esto presenta renuncias en lo personal, pero no son heroicas ni honrosas, sino una mera transacción voluntaria y vocacional asumida con el destino. Pero no hay obligación de querer al hijo y serìa una locura creer que esto te hace mejor. Es tan ridículo como suponer que hay obligación moral de cantar, de cocinar, de ver películas. Hay a quien le gusta y a quien no.
Otra cosa: muchos "excelentes padres" son flor de hijos de puta con el resto del mundo. Para mí, la paternidad, no es un valor, es un deseo.
Es muy posible que la paternidad esté condenada al fracaso. Pero, salvo la Argentina ¿qué no lo está?

Gilgalad said...

Es que para mi es puramente cultural. Los animales rajan a la mierda a sus hijos a bastante temprana edad.

Sin ir más lejos hubo siglos en donde los hijos tenían una relación mucho más distante con su padre. Había culturas que se desarrollaron bajo otra premisa cultural y no pasó nada de nada.

Actualmente sin ir más lejos, en países occidentales con culturas diferentes las relaciones son diferentes. En Inglaterra si tienen guita lo manejan con una institutriz hasta que cumple 6 años y después lo meten pupilo en un colegio hasta los 18. Si sos clase media o pobre te crías a la buena de Dios y lo normal es que a los 17 te rajen.

Lo que yo planteo es que es esa educación / protección está sobrevalorada y que siempre accionás, estés mucho, poco o nada, porque así es la psiquis humana.

Lo que me parece horrible es que el tema esté moralizado, separado en lo que es correcto y cierto y lo que es incorrecto y está mal, cuando no hay nada que lo pruebe.

Nachete said...

joder que gran ensayo y cuantas dudas tengo de lo que planteais.

Anonymous said...

Evidentemente no tenés hijos Gilgalad y no sabés de lo que hablás.