Thursday, August 05, 2010

Re-Flexion arroz re-hogado

Esa sensación de que el arroz se nos está pasando, y que hacer, le agregamos caldo, lo apagamos ya, están todos los comensales?
Esa duda brutal y despiadada, se nos pasa realmente o no llegaron a tiempo?
Mierda, que importa.
Lo que importa es la atroz sensación.
El miedo al pegote, a la polenta no deseada, a la sazón imperfecta.
Y la tentación a recurrir a las trampas aprendidas para salvar al risotto, colmándolo de manteca y otras menesundas para tapar el fiasco.

3 comments:

Gilgalad said...

Amigo Guardián: el problema es cuando el arroz espera a los comensales. Ahí se pasa. Son los comensales los que deben esperar al arroz. Y si los comensales no llegaron, hay que comer solo. En suma:

Jamás esperes a nadie. Es un consejo que te lo van a tildar de "egoísta" pero que conste que sirve para la vida.

El guardian de la maldita ota said...

Sabias palabras mi amigo Gilga, se tomo nota de ellas.
Y al que no le guste, a dar por culo!

Sancho said...

Qué bello manifiesto
qué horror el tiempo atroz;
el arroz que nos mide,
su substancia dolor,
su ausencia de reparo,
su indistinguible voz,
ni la nuez de manteca,
ni el testigo peor:
la soledad es alma
frente al plato de arroz.

(este poema me lo pasó Belén Francese en agradecimiento por una buena cepillada)