Pimienta y chocolate
son los signos
del álgebra que inició el fuego
donde se puso naranja
el primer langostino.
***
Cuatro manos giran
la rueda del asador.
Apuran la brasa
y ruegan al viento
los ojos del cordero.
***
Al final de una botella de bourbon
Herman Melville me confesó
que Ahab jamás se hubiera obsesionado con Moby Dick
si antes de abordar el Pequod
le hubieran hecho probar las trufas.
***
Los ladrones de huertas
que respondieron el enigma
de la tortilla de puerros
fueron más felices
que el rey de Portugal.
***
El conjuro para curar la otitis
indica un diente de ajo
dejado al azar
en la oreja de mi hijo
durante toda la noche.
***
Nadie nunca explicó
porque se remoja en agua
para desalar el bacalao
cuando desde que era pez
nadaba por el océano.
Monday, November 17, 2008
Quintetas Culinarias
Publicado por Gilgalad en 10:50 AM
Etiquetas: Poemas de las hornallas
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5 comments:
Con mucha carga, pero sutil sin embargo. Siempre queda algo de sabor...
Si tenés tiempo y es algo corto (para no molestarte), me gustaría que comentaras como está construida técnicamente una Quinteta. Abz.
No tengo la menor idea que es una quinteta, pero como cada párrafo tiene cinco versos, le puse ese nombre.
Qué lo tiró! Como estaba tan preciso y equilibrado, sin dejar de tener por ello potencia, pensé que había algo de métrica en los versos. Grazie.
Que bien esta el de Melville. La vida de la gente sería muy distinta si pudiera acceder a las trufas, la langosta, el foie gras, el beluga y a los single malts.
El primero y el último son mis preferidos.
Lo del langostino que se pone naranja es genial: cuando era chico me costaba creer que el bicho era transparente y gelatinoso hasta que lo vi vivo.
El último es un poema de los que me gustan. Sin voluntad poética. Con vacío hemingweyano. Sugiere y conmueve sin que sepa uno por qué.
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