Monday, July 29, 2013

Huesos

La Muerte

se apareció una noche, flaca,

hecha perro

hecha perro y huesos

y piel

y bolsa.

Tan flaca que daba impresión mirarla

no ternura, rechazo,

impresión.

La Muerte así encarnada en unos pocos huesos de perro

raleada

hambrienta

amarilla

Tan hambrienta que se iba a morir en horas

tan hambrienta, la Muerte, que conmovía.

Alimentamos a la Muerte

con leche, con pan,

con lo que había

no tan fuerte como para terminar de matarla

no tan suave como para permitir que se ofendiera.

Y algo funcionó porque no se murió

ni se ofendió

ni discutió

ni asustó, ni voló.

Sólo se fue con una premonición de su futura venida

-como quien predice algo tan certero como el pasado-

con un aviso de defunción futura.

Se fue y dejó a nuestro amigo

que lleva sus huesos y su piel amarilla

y su sonrisa de Venganza

aunque sea el opuesto absoluto a la Venganza.

Se fue y nos dejó a un amigo

de edad indefinida

de hambre perpetua.

Ahora que te veo viejo

que te cansás fácil

que ya no guardás, Huesos, como quien atesora la vida,

ahora que estás esperando el pase

se me aparece la Muerte y temo

que quiera de vuelta

su perro.

3 comments:

Sancho said...

Me encanta.

Maro said...

Galad; me desarmaste por completo

Gilgalad said...

Gracias Maro y Sancho.