Sunday, September 16, 2007

La presidenta: parte tercera (o “la tercera posición”)



Puesta en cuatro, en una habitación penumbrosa y de olor neutro, la Presidenta desbocaba; la dueña del poder máximo se había hartado de serlo. Prefería ser cabalgada por un muchacho que, inesperadamente, la quería. Sentía cierta piedad por la anciana desgarrada de placer que se le deshacía entre las manos, martes tras martes, Y atropellaba por detrás a su excelencia con vitalidad taurina pero caballerosidad de varón. Aquella hembra en su crepúsculo podía mensurar el valor del mimo cálido, la mano rugosa subrayando su piel en retirada. Había descubierto un manjar superior, dionisíaco: caer al llano de la humillación; cual ángel maldito que se refriega en la profana humanidad breve, mortal. Y seguía suplicando procacidades.
Así, mientras contra todo pronóstico la economía nacional devenía floreciente, mientras los conflictos se suavizaban por propia gravitación y la Presidenta comenzaba a encarnar un caso histórico que superaba toda expectativa política y social, ella perdía el interés en la gestión. Aburrida, insaciable y calentona, desdibujaba la dimensión de su figura épica en los anales y se reconcentraba en anales dimensiones descubiertas hacia el otoñal capítulo de su existencia.
Quería mandanga y no desayunos de gabinete. Fist fucking y no giras por las potencias asiáticas. Interpenetraciones recónditas y no demostraciones multitudinarias. Por eso duplicó primero y triplicó después, las citas furtivas. Empezó a gratificarse los días martes, jueves y domingos. Tendía a delegar las responsabilidades en su marido, que para entonces se había convertido en una suerte de autista boludón y jugaba encantado a ser el “primer damo”: algo innecesario. Bastaba con no estorbar. En el país, todo iba viento en popa, como nunca antes.
Lo que no sabía la señora, era que el hermetismo de aquellos encuentros había sido roto. Violado. Cerca estaban los tiempos en que sus voluptuosidades de Ícaro la desplomarían, la tumbarían, tullida de alas, en lo más hondo y álgido de la vergüenza plural. El bendito poder transversal que tanto había blasonado, la atravesaría de manera menos grata. Se venían tiempos marrones.

2 comments:

Gilgalad said...

No puedo esperar la cuarta posición! Giró a muy divertido Sancho!

La Fiera said...

Va al frente como loca la presidenta! Nos van a dar de baja el blog con tanta pimienta.

"Quería mandanga y no desayunos de gabinete" ya es una frase para la historia universal. Hay muy buen material poético en todo el relato.

Vamos hasta el final sancho, te banacamos a morir. Que sea lo que dios quiera.