Tuesday, January 15, 2008

Roberto Marrones


La última vez que te ví
Un punk te sujetaba del cuello
y te ponía en peligro entre el pogo.
Parecías a punto de caerte, ahí en Cemento,
valga la redundancia, en el cemento
del boliche cuyo anfitrión fue a la cárcel y devino loco
en el cemento de Marcos Paz,
y hoy está oculto quién sabe dónde.
Como vos, Roberto. ¿dónde estás?
¿existís?
La última vez pedí un trago tuyo y me lo dieron.
Estabas más amargo que nunca.
Y tenías gusto a cemento, dicho sea de paso.
Pero también gusto a…
como si alguien se hubiese empeñado
en moler cabezas de fósforos
y agregar el polvillo resultante a tu contenido
a través de ese pico imposible.
¿De qué la ibas con esos aires de británico en tan apócrifo apelativo?
Si te hiciste acá nomás, en Ramos Mejía.
Y mirá vos; pese a todo
Se te extraña, Roberto.
Un vez, Palo, de los Visitantes, te estaba tomando en escena,
y en poético gesto
te levantó, con su derecha, como haciendo un saludo;
un saludo a todos, a todos los que tomamos cualquier cosa
con tal de perder el sentido.
Pero vos no eras cualquier cosa.
Eras cualquier cosa argentina,
con olor, color y gusto a meo,
y a cemento, y a fósforo molido.
Sos un grande, Roberto.
Sos uno de los Robertos grandes.
Y encima, de los marrones.
¿Por dónde andás?
¿Existís?

2 comments:

La Fiera said...

No se olviden de Roberto!

Que aparezca, vivo o muerto!

Gilgalad said...

Es el auténtico caso de "Adios Roberto"