Thursday, June 19, 2008

Discurso evangélico de la sardina

El sol se derretía en el calor
La multitud se refrescaba con las gotas de sudor que el sol dejaba caer sobre la tierra.
La sardina se sentó. Los discípulos se acostaron a su alrededor y el monte estiró los huesos y se transformó en llanura.

La sardina les habló así:

-Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su tierra, ¿dónde crecerá? Ya no servirá para nada más que para ser pisoteada por los hombres-

El monte lloró, porque se había transformado en llanura y era pisoteado por la sardina, por la multitud y por los discípulos.


-Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de un monte-

El monte volvió a llorar, porque nunca tuvo una ciudad para ocultar y se dio cuenta de su desnudez.


-No piensen que vine a abolir lo que otros dijeron. Vine a dar cumplimiento. Sí. Les aseguro que la piedra se ablandará antes que pase una tilde o una i de lo dicho-

El monte lloró, porque se dio cuenta que era duro de corazón.


-Porque les digo, que si la justicia que ustedes practican no es justa, no entrarán al Reino de la Sardina-

-Ustedes escucharon: No matarás. Y aquel que mate será escupido por el mar. Pero yo les digo: No intenten tomar la vida del pescador de ninguna manera. No se enojen con él, no se decepcionen de él. Porque aquel que intente poseer de cualquier manera la vida del pescador está enlatando a la sardina. Y será escupido por el mar.-
-Entonces, si antes de darle el alimento a los peces, recuerdan que se han enojado con el pescador dejen el alimento de lado y devuelvan la sardina al mar. Luego vuelvan y alimenten a los peces-

-También escucharon: Cumplirán los juramentos a la sardina. Pero yo les digo que no juren de ninguna manera. Porque basta con que digan sí y no para que devuelvan la sardina al mar-

-Ustedes escucharon: Ajo por ajo, diente por diente. Pero yo les digo. Tomen del ajo sólo los dientes que necesitan y den el resto al que lo pida. A quien les pida den, y no le vuelvan la aleta dorsal, porque una vez más estarán enlatando a la sardina-

-Cuándo busquen a la sardina, no la busquen sobre las olas sino en lo profundo del mar. Porque la sardina sabe que ustedes la buscan. No hagan como los hipócritas que pierden el tiempo mirando las olas romper. Si me buscan yo los encontraré-

Y el monte lloró, porque desde su cima sólo podía ver las olas, pero la profundidad del mar se le escapaba.

La sardina sonrió, y nadó en el llanto del monte.



26 de Julio de 1999

2 comments:

Sancho said...

"El sol se derretía en el calor"
y
"La sardina sonrió, y nadó en el llanto del monte"
Principio y fin de belleza poética con dos elementos que yo abrazo y celebro: la tautología: sol derritiéndose en calor. El panteismo humanizado: sardina risa/ nadar el llanto/ nadar el monte.
Un concentrado de pulpa metafórica.

Maro said...

Cuanta mística hermano!
La serie de la sardina me sigue sorprendiendo.
Las referencias al monte van tejiendo un hilván impecable que estructura el texto de manera impecable; y así, sin comerla ni beberla, el monte se hace imprescindible; para el texto, para la sardina, y para los congregados.
Me gusta Gilga!