Thursday, November 08, 2007

En el bosque (5) Primera Parte


Confesión de Tajömaru
--Sí, señor comisario; yo maté a ese hombre, pero no a la mujer.
¿Qué, adónde fue? No sé nada. ¡Eh! Déjeme en paz; no me apremien porque no podrán obligarme a decir lo que no sé. Además, no tengo esperanzas de salvarme, así que no veo por qué he de ocultar detalles.
Bueno, fue así:
Ayer, poco después del mediodía, me encontré con esa pareja. Justamente una leve brisa levantó el velo de seda que cubría el rostro de la mujer, y la vi apenas. Digo apenas, porque inmediatamente volvió a ocultarlo. Quizás por eso me pareció tan hermosa como la sagrada Bodhisattva. Y desde ese instante decidí conquistarla, aunque tuviera que matar al hombre que la acompañaba.
¿Qué dice? Vea, para mí, matar a un hombre no significa gran cosa, como usted creería.
De todos modos, para poseer a la mujer había que eliminar al hombre. Pero le aclaro, señor, que yo mato con katana, y no como ustedes, que matan con el poder, con el dinero, hasta con el pretexto de hacer un favor. Es cierto que no derraman sangre y sus víctimas siguen viviendo, pero así y todo son muertos, sombras de vivos. Si medimos los alcances del delito, es muy difícil fijar quién es más criminal, yo o ustedes. [Sonríe con ironía.]
Sin embargo, era mejor proceder evitando la muerte del hombre. Y opté por ello. Pero era imposible ejecutar mi propósito en la carretera (que conduce a Yamashina). Entonces inventé una historia para internar a la pareja en la montaña.
Resultó fácil. Empecé a caminar con ellos, y les conté que había descubierto una vieja tumba en la montaña, hallando una considerable cantidad de sables y espejos antiguos, que luego había trasladado clandestinamente al bosque de bambúes, y que de encontrar a algún interesado, estaba dispuesto a venderlos a bajo precio. Al oír esto, el hombre comenzó a interesarse, y ...
¿No les parece terrible la codicia que es capaz de abrigar el hombre? En menos de media hora, los tres íbamos camino de la montaña.
Al llegar al bosque de bambúes me detuve, les dije que más adentro estaba oculto el tesoro, y les pregunté si querían verlo. El hombre, por codicia, no puso objeción; pero la mujer, que ni siquiera se molestó en desmontar, dijo que esperaría allí. Era comprensible su deseo, ante el aspecto de un bosque tan espeso. Y eso era justamente lo que yo quería. Me apresuré a conducir al hombre, sin insistir en que ella nos acompañara.
A la entrada del bosque hay bambúes solamente, pero a cierta distancia existe un lugar más despejado con algunos cedros. No podía haber sitio más apropiado para el logro de mi propósito. Abriéndome camino a través de los bambúes, engañé al hombre diciéndole que las piezas estaban ocultas al pie de un cedro. Él apresuró los pasos hacia unos cedros que se divisaban entre los bambúes. Caminamos aún algo más, y llegamos al lugar señalado.
En un segundo, lo ataqué y lo derribé. Aunque el hombre llevaba katana y era bastante vigoroso, al ser tomado por sorpresa y atacado por la espalda nada pudo hacer por evitarlo. Lo até sin demora al tronco de un cedro. ¿Dónde conseguí las cuerdas? Gracias a que soy ladrón siempre las llevo, por si me veo obligado a escalar algún muro. Naturalmente, es fácil impedir que el otro grite si se le llena la boca con hojas de bambú.Terminada mi tarea con el hombre, volví en busca de la mujer y le dije que fuera a reunirse con su marido, que se había indispuesto repentinamente. Demás está decir que el plan tuvo éxito. La mujer, que se había quitado el ichimegasa, se dejó conducir hasta el lugar; pero al llegar, ni bien advirtió la situación del hombre, sacó un puñal -no supe cuándo-, y me desafió. Nunca conocí una mujer tan impetuosa. De no ponerme en guardia, nada me hubiera extrañado que en su arremetida, terminara atravesándome el vientre, o peor aún, matándome. Pero como sabrá, yo soy Tajömaru. Pude arrebatarle el arma sin hacer uso de la mía; y aunque valiente, una vez desarmada, nada pudo hacer. Así, por fin, pude satisfacer mis deseos de poseerla

Continuará....

2 comments:

Gilgalad said...

Esto se pone cada vez mejor Maese Serranus.

Anonymous said...

Ta buenísima la historia! Espero nuevas entregas y detalles sobre la Uma Thurman Nipona y su feroz pretendiente